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La tragedia del paro se ceba con Lanzarote, con el porcentaje más alto de desempleados

Los parados muestran su desazón ante una situación a la que no le ven solución. El mayor número de desempleados está formado por varones de entre 25 y 45 años. Los “sin estudios primarios”, los más castigados

 El paro en Lanzarote es una tragedia. Las últimas cifras que registra la Consejería de Empleo del Gobierno de Canarias revelan la precaria situación de la isla con respecto al resto: Lanzarote tiene la tasa más alta de paro de toda Canarias, según datos de la EPA. Con un 34,04%, está 3 puntos por arriba de la media de Canarias, que se sitúa en el 30,28% y 12 puntos por encima de la media estatal (22,85%). En el último trimestre ha subido tres puntos y ha crecido también tres puntos en un año (desde el 31,67% que se registraba en el cuarto trimestre de 2010).

El perfil del parado: varón entre 25 y 45 años

16109 personas residentes en Lanzarote están en situación de desempleo, de las cuales 8433 son hombres y 7676 son mujeres. En cuanto al rango por edades, los de mayor número son los que poseen edades entre 25 y 45 años (8358), seguidos de los mayores de 45 (6479) y por último los menores de 25 años (1106).

 La mayoría de parados de Lanzarote procede del grupo de trabajadores englobados en  sector denominado por la Consejería de empleo 'Resto de servicios' y en su mayoría no han terminado los estudios primarios.  El dato positivo es que sectores con un gran peso en la isla han visto reducida su tasa de paro como la construcción y la hostelería, ésta última registrando  un descenso de 256 empleados en el último mes.

 En la época de bonanza, Lanzarote constituía para muchos un paraíso laboral. Sin embargo, la crisis hizo temblar muchos puestos de trabajo que parecían inquebrantables. "Estuve 25 años en la misma empresa, era jefe de sector en un hotel y aprovechando una reforma me pararon y no me volvieron a contratar. Creo que les compensa más despedir a los que más cobran y meter a cuatro que pagan con lo que era antes tu sueldo", declara un ciudadano que espera en la cola del paro a que le concedan una prestación.

 Como consecuencia de la crisis, muchas empresas se han visto obligadas a cerrar por el descenso de consumo. Los propietarios de las mismas también se sienten desprotegidos, como Ana Teresa, que tras siete años de actividad en una empresa relacionada con el turismo tuvo que cesar su actividad arrastrando con el cierre a tres empleados más a las listas del paro, dos de ellos, sus hijos. Ana Teresa considera que el apoyo que dan las instituciones al autónomo es nefasto:  "yo pagué religiosamente mis impuestos durante siete años y me encontré el primer año de desempleo sin prestación alguna", asegura.

 "¿A dónde voy con 52 años?"

 Los jóvenes recién formados encuentran más obstáculos en el camino que los que habrían encontrado hace algunos años. María del Mar, una joven perteneciente al sector sanitario vuelve a encontrarse en situación de desempleo tras haber trabajado nueve meses inmediatamente después de haber terminado sus estudios. "Terminé de estudiar, trabajé unos meses pero la empresa no puede permitirse seguir teniéndome. Ahora, a ver...", declara.

 No sólo los jóvenes ven un futuro incierto, esa duda se instaura también en algunas mentes de personas que superan los 45 años y que tras 20 de trabajo se encuentran con un sistema precario. Muchos como Ana Teresa, ven su futuro laboral más que lejos, imposible. "No veo esperanzas en volver a reinsertarme laboralmente. Con esta edad lo tengo crudo", declara.  Sin embargo, aunque no apuesta por ella, si lo hace por los jóvenes de la isla "pienso que mis hijos con 33 y 30 años si podrán conseguir algo" y  con una sonrisa no titubea al asegurar que "saldremos de esta" porque recuerda otras crisis vividas en sus años de juventud,  "saldremos como salimos de la del 77 y la del 89 que fueron crisis muy duras", asegura firmemente.

 "La política no mueve ficha"

 Por otra parte, Francisco, que asegura "haber perdido la cuenta" desde que se quedó en paro no lo ve tan claro. "Las anteriores crisis afectaron sobre todo a la construcción,  pero ésta afecta a todo. Yo recuerdo que en la primera crisis dejé la construcción porque no había nada pero en poco tiempo encontré trabajo sin problemas en el sector servicios. Y como yo, muchos. Ahora es general y los gobiernos en vez de aprender de las anteriores, no corrigieron los errores", asegura. La solución la encuentra en "volver a lo de antes", que se vuelva a apostar por  la agricultura, ganadería o la pesca y que se facilite a los conejeros volver  a dedicarse a ello. "Tenemos que salir nosotros de la crisis, nadie nos va a sacar. Los conejeros tenemos ganas de arrimar al hombro pero la política no mueve ficha", declara.

 

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