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¿Quién gana? (I)

Esa es la pregunta del millón. La que me  hacen todos los días unas cuantas veces. En el bar, en la radio, en la televisión, en la redacción, en el parque, en el coche, por teléfono, a gritos o como un susurro. ¿Quién gana?, me preguntan cómo si yo lo supiera. Se refieren a las elecciones, a las de mayo de 2011.

Políticos, amigos, compañeros, familiares, enemigos y hasta el cura me preguntan lo mismo. Hasta el cura, mira por donde, ellos que no quieren saber nada de política y que siempre tienen el mismo candidato para el puesto de Supremo Hacedor.

 

No es fácil. Nada fácil. Y a pesar de los años que lleva uno en esto, tampoco es fácil. Pero, aún así, incapaz de darles unas respuesta concisa y clarividente voy, por lo menos, a intentar entretenerles con esta columna digital poniendo sobre la mesa premisas que entiendo básicas para saber por dónde van a  ir los tiros. Serán artículos de 30 ó 40 líneas, unos cuantos a la semana, los que pueda, los que me atreva, los que me permitan mis otras muchas ocupaciones. Cada vez es más difícil ganarse la vida con este cuento de lobos, zorros y caperucitas encarnadas de vergüenza o sinvergüenzas que viven del erario público gracias a que les votan los amigos, los simpatizantes del partido y los ilusos. No todos. Porque se suelen repartir entre unos y otros. También intentaré hacerlos movido por la lucidez provisional y no por la exigencia laboral.

 

Hay muchas preguntas que hacerse para contestar sólo una: ¿Quién gana? Podríamos empezar definiendo el escenario, el tablero y poniendo las piezas. Les adelanto que yo no soy un buen jugador de ajedrez pero sí jugué a la brisca y abandoné el envite cuando veía las trancas que se pegaban unos y otros para  hacerse las señas. Un agnóstico como yo, prefiere persignarse antes que aguantar pedos ajenos. Aunque los excesos propios también han existido.

 

Bueno, volvamos al tablero. Aunque sin prisas. La partida es a nueve meses y si se tratara de un embarazo ahora estaríamos precisamente en el momento de poner la semillita, parte placentera donde las haya pero tampoco está exenta de riesgos y exigencias. Así que, despacito y con buena letra. Vamos allá.  En el cómputo insular, ya habrá tiempo de ir municipio por municipio, hay cuatro grandes que son los dos estatales, el PSOE y el PP, el insular con el PIL de nombre, el canario sin estrellas verdes de CC y después están dos pequeños, de trayectoria incierta, y muy diferente una de otra, PNL y AC-25M. Eso es lo que hay sobre la mesa. Lo demás son anécdotas. Aunque si nos atenemos a lo que hay,  es como para morirse de risa.

 

Vamos a ver, ¿quién tiene un líder de estos seis partidos? De acuerdo, ninguno. En el PSC no hay líderes, no hay candidatos, no hay ilusión y están noqueados después de dos años de gobierno donde se ganaron como enemigos a la oposición, a sus compañeros de gobierno y no sé a quién más. No hay un líder, alguien con carisma. Pero, ¿lo hay en CC? Vale, tampoco. Ni Jesús, ni Pedro, ni santa Inés ni san José. No hay un líder. Hay un encoñamiento en las siglas y poco más. Ni ellos mismos saben dónde están. Para no aburrirles, AC-25M y PNL nos los saltamos, al PIL tampoco se le ve a nadie que esté fuera de la cárcel o imputado pero es que a lo mejor ni falta que le hace y el PP es un pequeño que quiere entrar a matar. El PP, digo, es un pequeño que tiene dos personas que son válidas: su presidenta y el candidato de Arrecife. Complementarios: uno está sentado en la Alcaldía de Arrecife, principal bastión electoral, y ella está en el Cabildo. Tiene definidos ya los candidatos en las dos principales instituciones: el Cabildo, Astrid Pérez; Arrecife, Cándido Reguera. No son malos, no, pero no será suficiente para ganar unas elecciones. El PP es un partido pequeño todavía pero crecerá y no ganará pero aspira a gobernar…

 

… Quédense con esta primera aproximación, acaba de empezar la semana y el curso.    

 

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