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Amortizados (políticamente)

Los tiempos nuevos que buscan colarse en la vida política están haciendo que los partidos tradicionales, en su afán de cambiar para que todo siga igual, se intenten reinventar para atajar la hemorragia de apoyos que sufren antes del decisivo mes de mayo del 2015. CC y el PSOE en Canarias han dado por amortizados a sus dos líderes y buscan ganar credibilidad con gente nueva. CC ya tiene nuevo candidato, Fernando Clavijo,  que ha desbancado en su dura lucha interna al presidente Paulino mientras que José Miguel Pérez, secretario general de los socialistas canarios, ya ha anunciado que no será candidato y deja a los interesados en serlo la puerta abierta y las Primarias a su alcance. Así se podrá resquebrajar también ese puente sólido construido entre el PSOE y CC para dejar fuera del gobierno a un PP que seguramente también acudirá a las elecciones con un nuevo candidato, dejando por tierras peninsulares y al mando de un Ministerio a José Manuel Soria y sus ansias petrolíferas.

 En Canarias, la cosa está en movimiento en los tres grandes partidos que se saben perjudicados por la irrupción de nuevas organizaciones  e intentan, a la vez,  conquistar al electorado y al partido de al lado porque en estas tierras ya se sabe que, gracias a las formas y maneras definidas por los políticos y recogidas en el sistema electoral, el ciudadano vota lo que quiere pero después gobierna quien CC quiere, que, como  buen repartidor, siempre se queda la Presidencia.

La cuestión política es sumamente compleja. Los mismos que aplauden con entusiasmo el proceso de amortización acelerada de José Miguel Pérez, por ejemplo,  se molestan cuando se les pregunta por su situación política y si van a seguir o no apareciendo en listas electorales. ¿En Lanzarote, sin ir más lejos, esos mismos partidos van a dar de baja electoral a algún trasto viejo o simplemente consideran que con la cabeza del líder ya es suficiente para este puchero?

¿A quiénes consideramos amortizables? ¿Sólo a los que llevan más de 20 años consecutivos viviendo del cuento público? ¿O también a aquellos que, a pesar de llevar menos tiempo, han cometido más y peores errores?¿Pueden seguir siendo candidatos políticos quienes han estado directamente involucrados, imputados o no, en la quiebra  económica de empresas públicas y en el despilfarro público? ¿Se les dará alguna alternativa real a los votantes que quieren ver cambios o se les obligará a votar a otras organizaciones políticas? ¿Querrán? ¿Podrán?  En este caso, querer es no Podemos y si es Podemos van a lamentar mucho más no haber querido.

 

 

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