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La escuela necesita nuestro participación

ELECCIONES A CONSEJOS ESCOLARES

TIEMPO DE PARTICIPACIÓN

 Propuesta La escuela necesita nuestro participación

       En las sociedades democráticas, la participación es un derecho y, al mismo tiempo, debe considerarse un deber, que exige un compromiso personal y social.

 Históricamente, la educación ha estado recluida en la escuela y las familias han permanecido alejadas de ella. No intervenían en la organización y funcionamiento de los centros educativos, y no digamos nada de participar, colaborar, proponer o decidir. La estructura de los centros no daba cabida a la participación y las leyes de la época tampoco ayudaban a desarrollar este derecho. La participación, no solo de las familias sino del resto de miembros de la comunidad educativa, en la gestión y gobierno de los centros educativos puede considerarse como una conquista más de la democracia.

 La primera mitad de la década de los 70 constituyó una lucha reivindicativa por parte de colectivos sociales, sindicatos, padres, madres y profesorado para lograr la democratización de los centros educativos y de la educación en general.

 Gracias a esas luchadoras y luchadores, hoy en día es un derecho reconocido en la Constitución Española y en la legislación educativa posterior.

 Con la promulgación de la Ley General de Educación (LGE) de 1970 se reconoce a los padres y madres como integrantes de la comunidad escolar pasando las familias a formar parte de un órgano colegiado, el Consejo Asesor, meramente consultivo y no decisorio. Esta norma promueve la constitución de la Asociación padres y madres de alumnos.

 La llegada de la Constitución de 1978 plantea como derecho, y de manera explícita, la participación de la sociedad en las tareas públicas y, por ende, en los centros educativos.

 Por lo tanto, es la Constitución el punto de partida para el desarrollo de la democracia escolar. Su artículo 27.7 señala "los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y gestión de todos los centros  educativos sostenidos con fondos públicos, en los términos que la ley establezca".

 Posteriormente, se han ido aprobando una serie de leyes que han aportado su grano de arena a la participación. Con la introducción de un modelo democrático en la organización de los centros docentes se reguló la creación de órganos colegiados de gobierno con representación de todos los sectores, entre ellos, las asociaciones de padres de alumnos.

 En el mismo sentido, se desarrolla el principio de participación que emana de la Carta Magna, y organiza y regula los centros escolares. Esto da pie a una norma que pone en valor la convivencia, los principios de libertad, la tolerancia y el pluralismo, una norma con una estructura participativa que ha dado cauce a las demandas de las familias y del alumnado como miembros de la comunidad educativa. Además, contempla por primera vez el derecho de profesores, alumnos, padres, y personal de administración y servicio a participar en la gestión y funcionamiento de los centros docentes sostenidos con fondos públicos, a través de los consejos escolares.

 Con la llegada de la LOGSE se aborda una reforma profunda del sistema educativo para adaptarse a las nuevas exigencias  y cambios  sociales, económicos y políticos que se habían producido en los últimos años. Esta reforma se traduce en una concepción más participativa y adaptada al entorno, y marca como objetivo “transmitir y ejercitar valores que hacen posible la vida en sociedad, adquirir los hábitos de convivencia democrática y preparar para una participación responsable".

 En el año 1995 se aprueba una nueva ley que trata específicamente sobre la participación, aunque en la práctica recorta algo las atribuciones del Consejo Escolar y potencia la figura del director como órgano unipersonal de gobierno.

 La LOE señala en su preámbulo que "la responsabilidad del éxito escolar no sólo recae sobre el alumnado individualmente sino también sobre las familias, el profesorado y los centros docentes, las administraciones educativas y, en última instancia, en la sociedad en su conjunto". Nuevamente, la participación constituye uno de los principios fundamentales de una ley educativa que manda a las administraciones públicas a fomentar el ejercicio de la participación de todos los sectores a través de los consejos escolares.

 Es posible que durante estos años en algunos sectores de la comunidad educativa se haya experimentado cierto grado de insatisfacción en cuanto a los logros conseguidos a través de la participación. Por ello, es necesario conocer y crear en los centros las condiciones necesarias para una participación eficaz en cada uno de los ámbitos en que se articula, y que esta insatisfacción no se refleje a la hora de acudir y participar en las próximas elecciones para la renovación parcial de los Consejos Escolares en nuestra Comunidad Autónoma que se celebrará el próximo mes.

 En esta legislatura, con la llegada al poder del PP al gobierno del Estado surge la LOMCE, que acaba con la concepción de la participación como derecho fundamental, eliminando a la comunidad educativa de la participación en el control y gestión de los centros, convirtiéndolos solo en consejos escolares consultivos y no participativos. Esta ley nos hace retroceder a los años 70, cuando las familias solo podían formar parte del consejo asesor.

 No demos motivos a aquellos que quieren acabar con los derechos que la ciudadanía  ha conseguido a base de luchar y reivindicar. No dejemos que su mayoría parlamentaria acabe con los derechos de la  mayoría social que continua reclamando la participación, especialmente en estos momentos en que esa participación es un clamor popular. No demos un paso atrás. No dejemos que una ley aprobada por una mayoría absoluta, no por una mayoría social, siga adelante con sus restricciones de los derechos fundamentales.

En los momentos actuales, cuando la mayoría de los estudios internacionales ponen en valor la participación como uno de los condicionantes para la mejora del éxito escolar, la LOMCE nos hace retroceder a tiempos pasados y que creíamos ya superados.

 Me quedo con la reflexión de Santos Guerra sobre la participación:

 "Participar es comprometerse con la escuela. Es opinar, colaborar, criticar, decidir, exigir, proponer, trabajar, informar e informarse, pensar, luchar por una escuela mejor. Participar es vivir la escuela no como espectador, sino como protagonista"

 Seamos y sintámonos protagonistas de nuestra escuela. Para ello, acude a votar en las próximas elecciones para la renovación de los consejos escolares de nuestra comunidad que se celebrarán en todos los centros educativos de Canarias, en el mes de noviembre.

 

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