El lunes empiezo
Lo dejaré el 1 de Enero, empiezo la próxima semana, mañana lo hago… Son muchos los propósitos que nos hacemos, unos se hacen en el tiempo previsto, algunos no se inician, unos no se acaban y otros se demoran más de lo previsto. ¿Has experimentado malestar en alguna ocasión al posponer una tarea?
La postergación o procrastinación es el arte de dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. Todas las personas hemos pospuesto tareas alguna vez.
Quien pospone o procrastina una decisión, lo que esta? presentando, en el fondo, es una conducta evasiva. El problema surge cuando se genera un mal hábito del que cuesta salir, y que no deja progresar en la vida, difícil de cambiar por su rigidez; se puede llegar a constituir en un serio trastorno psicológico, a veces como un síntoma asociado a la depresión y que afecta a diferentes ámbitos de la vida: laboral, familiar, escolar, social, etc.
Algunos ejemplos son: aplazar tareas a pesar de saber que son importantes: “Ya lo haré mañana”, buscar quehaceres alternativos más gratificantes: “Ahora no puedo porque tengo que hacer esto otro”, buscar explicaciones a posteriori: “Ayer no me dio tiempo”, encontrar excusas: “Tengo que resolver una duda para poder hacerlo”, “Cuando todo sea perfecto lo haré”, buscar responsables de la no acción: “Creí que lo haría él/ella”.
Nuestro cerebro tiene tendencia a realizar el mínimo esfuerzo, es vago por naturaleza. Es por ello, que va a evitar aquello que nos genera malestar. Es entonces cuando se produce la denominada procrastinación productiva: se mantiene distraído con otra actividad placentera que elimina temporalmente el malestar. ¿Por qué posponemos? Alguno de los motivos son: por pereza, afán de perfeccionismo, baja tolerancia a la frustración, miedo a lo desconocido, falta de pasión por la tarea, inadecuada gestión del tiempo, baja autoestima, autoengaño, evitar ansiedad, etc.
No salir de la zona de comodidad, de lo conocido, nos proporciona seguridad y es ahí, donde al cerebro le gusta estar. Nos encerramos en un quiero y no puedo, que se puede mantener tanto en el tiempo como excusas y argumentos nos pongamos para no emprender el viaje hacia la zona de oportunidad, de crecimiento, aquella donde los sueños se hacen realidad.
Hay una cosa curiosa, que seguramente has experimentado: al cerebro se le puede engañar muy fácilmente y si empiezas la tarea, luego una vez inmersa en ella probablemente la termines. Partiendo de este dato, todo sería cuestión de iniciarse en la misma y además, tener en cuenta algunas consideraciones/estrategias que quizás te ayuden a afrontar con éxito las tareas:
- Analiza el para qué de ese objetivo, si realmente lo quieres/deseas.
- Divide las tareas en pequeños pasos.
- Márcate objetivos realistas, claros y medibles.
- Organiza tu tiempo.
- No critiques o juzgues el comportamiento de otros, esto no te ayudará a ponerte las pilas.
- Elabora un listado de las ventajas/desventajas de conseguir tu meta.
- Elimina las distracciones. No confundir con el descanso, esto si es necesario.
- Empieza fácil, por lo más ameno y/o sencillo.
- Visualízate en el logro de la meta y experimenta como te sentirás cuando la logres.
- No pospongas por querer hacerlo perfecto. Empieza y da lo mejor de ti.
- Gestiona adecuadamente pensamientos limitantes que pudieran aparecer antes o durante la tarea: “no voy a poder”, “no me lo merezco”, “soy torpe”, etc.
- Utiliza un lenguaje positivo y motivante.
Algunos creen que conseguir las cosas es cuestión de suerte. El secreto es dar el primer paso y ser constante en el camino hacia tu meta, ¡actitud! No dejes para mañana lo que puedas y quieras hacer hoy. Recuerda que más vale empezar y no conseguir lo que deseas que no haber empezado nunca. La voluntad es más importante que la suerte y la inteligencia.
Victoria Camejo. Psicóloga Habilitada Sanitaria.
Psicología a domicilio, en consulta y on-line. Formación a particulares y empresas.
Nº Col. T- 2725.
Tel. 686423646.