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¿Líderes? ¡Mueh! ( 4)

Recorrido electoral  (11)

 Seguimos por los municipios y aterrizamos en San Bartolomé  a la búsqueda de un líder. Como en todos los demás, por el especial protagonismo que tienen, la alcaldesa es el primer foco de atención. Pero en este caso, al ser también secretaria general de su partido, Loly  Corujo  (PSOE) ya tiene sus letritas en capítulo anterior de "¿Líderes? ¡Mueh!".  En el PSOE,  en el gobierno desde hace 8 años, está también Andrés Stinga que ahora volará al Cabildo de la mano del que fuera alcalde Tías, José Juan Cruz Saavedra, si sacan cinco consejeros, que todo está por ver y el PSOE parte del piso -2 que fue lo que bajó el partido en las anteriores elecciones con Carlos Espino de secretario general, que alteró la barrera natural del PSOE de seis consejeros para dejarlo en un casi ridículo cuatro.

Stinga es maniobrero y oscuro pero ha tenido mucho peso en el PSOE de San Bartolomé que conquistó el poder. Desde su diminuta Agrupación socialista, (menos de treinta afiliados. "¿Más, pa qué?,  solía contestar Stinga cuando se le preguntaba) en la que ha ejercido de secretario general durante un porrón de años, confeccionó listas y buscó y convenció a Marcial Bermúdez para que encabezara y él organizaba.  Tenía el poder al lado de un Marcial que sabía muy bien cuáles eran sus prioridades, que dejaba el Ayuntamiento de San Bartolomé en manos de Stinga para él irse al Parlamento y sumar dietas (¡más ingresos, qué bien!,  para él claro) a su sueldo de director de de los Centros Turísticos que mantuvo mientras fue alcalde para ahorrarle al Ayuntamiento un sueldo y no como piensan los mal pensados  que creen que lo hacía para sumarse también las dietas por asistencia a plenos, a comisiones y esas cosas y garantizarse unos ingresos anuales superiores a los 100.000 euros. La gente es lo que no hay, con la cara de bueno que tiene Marcial y su barba blanca tan bien cuidadita.

Stinga valía para lo que valía pero no daba la talla para ganar unas elecciones y eso lo mantenía detrás y permitió que el siguiera con "sus cositas" y Loly Corujo, una pura sangre en pleno proceso de crecimiento, le adelantara por la izquierda y se colocara a la cabeza del Ayuntamiento y del  partido.  Tono Rocío, que parece una copia de Stinga en pequeño sigue sus pasos pero por el momento se queda ahí.

En San Bartolomé también está Francisco Cabrera, del PP, que tiene experiencia y capacidad. Desde que dio el salto del PNC al PP, no ha dejado de disfrutar de cargo y ya ha sido consejero y presidente del Cabildo, y ahora disfruta de concejal y diputado nacional. Es muy trabajador e insistente, y pesado como él solo cuando se empeña en contarte de mil maneras lo que no te interesa de ninguna. Francisco es la única persona capaz de hacer un corto de 30 horas o un largometraje de dos minutos. Su peor momento, fue cuando el inocente de Alejando Díaz, cuando presidía el PP, abducido por los cantos de sirena del abogado y socialista Manuel Fajardo, le obligó a romper el pacto que le mantenía en la Presidencia del Cabildo para firmar un pacto con los socialistas. Era tan ridícula la operación, que Francisco no se creía lo que le pedía, ya que olía a una legua a trampa. Además, era cambiarlo todo para no tener un gramo más de poder, ni de influencia ni de nada y se ponía en riesgo la presidencia que era un milagro para un PP con tres consejeros.  De esta operación salió quemado, pero Francisco se repuso y ahí sigue y Alejandro estuvo maldiciendo a Fajardo por las esquinas durante años hasta que se encontró con Nueva Canarias y aspira ahora a la Alcaldía del Ayuntamiento de Arrecife. Menos Mal que los Fajardo parece que quedan fuera de todo cargo  público y casi orgánico, porque sería una temeridad que se volvieran a encontrar en política.

Manuel Rodríguez, y su partido de vecinos de Playa Honda, es otra cosa. Es un hombre sin perfil político pero muy atento a sus cosas. Ha convertido el Concorde, su bar en Playa Honda, casi en un centro sociocultural y desde allí, desde la proximidad, sin discursos ni fanfarrias, les va comiendo la oreja uno a uno a esa tonga de españoles (peninsulares) que se refugian en Playa Honda. Empezó con un concejal, él, ya va por tres y estoy seguro de que seguirá en el Ayuntamiento después de mayo. Contra ese contacto directo, servicial y pachanguero, Podemos no puede. Es la antítesis, frente al partido sin nombres, aparece el hombre sin partido.

Tías, Pancho y César

En Tías, un hombre experimentado después de dos décadas en la oposición, lleva en el gobierno cuatro años, apoyado primero por el San Borondón de Jerónimo Robayna, que es una especie Manuel Rodríguez  más joven y en lugar de tener bar tiene supermercados, de donde saca costillas y perras para atraer a sus seguidores, y, después, por Mame Fernández, que dejó atrás su CC y la próxima semana se embarcará  en Nueva Canarias, y deja solo a los peperos durante estos dos meses.  Tanto Jerónimo como Mame han hecho su  papel en el Ayuntamiento, facilitando una transición, arrancando al PSOE del gobierno después de 24 años seguidos y apuntalando al PP, incluso a costa de sus propias expectativas. Jerónimo volverá a estar en el Ayuntamiento y Mame, que lo tiene más difícil, hará lo indecible por arrastrar el mayor número posible de apoyos nacionalistas a su lista y espera que esta corta experiencia de gobierno sirva también para sumar, para dar la imagen de un hombre equilibrado y capaz.

Pancho aspira a la mayoría absoluta. Sabe que esa es la solución y lo que toca. Pero también sabe, maneja encuestas que así lo dice, que no está clara, ni mucho menos. La presencia de Podemos en el pleno municipal será una realidad y la gente sigue sin verlo como un líder a pesar de cuatro años de gobierno.  En el pacto con San Borondón, fue incapaz de imponer a Jemy la fuerza de sus ocho concejales, lo que llegó a causarle problemas hasta con su propio grupo, donde algunos ya dicen abiertamente que el líder debería ser Ramón Melián, más joven y preparado.  Sus buenas intenciones, que las tiene, se pierden cuando le salen sus impulsos de niño caprichoso y se resiste, por soberbia mal entendida, a recibir a los vecinos o empresarios de la zona o quita el saludo al que no le ríe sus gracias.

Es normal que a Pancho le cueste controlar esos impulsos porque en su experiencia profesional siempre ha apostado por mantenerse en el entorno familiar. Se hizo taxista como su padre, trabajó en el taxi de su padre hasta que se compró el suyo y consiguió licencia y ha vivido a las puertas del Ayuntamiento, en la misma finca de sus padres toda la vida. No se puede decir que haya sido un hombre de mundo, pero sí ha tenido siempre clara su voluntad de presidir el Ayuntamiento, como lo hacía su vecino Florencio Suárez, aunque él siempre miró para la derecha, primero en el AP, después en el PIL y ahora en el PP, y el ya fallecido Florencio miraba para izquierda y no salió del PSOE ni para coger aire.  Vivieron siempre a diez metros de distancia, Florencio en el margen izquierdo de la calle Libertad y José Francisco, en el derecho, No podía ser de otra manera. Y los dos a tiro de piedra del Ayuntamiento.

Pancho hará lo indecible para sacar esa mayoría absoluta porque sabe que esta vez, el poder establecido es él , y la renovación profunda del PSOE, en caso de pactos, le jugará en contra. También el hecho de que haya quedado tan mal al final con San Borondón le cierra puertas. Pero él está  ilusionado, aunque un poco nervioso .

La llegada de César Reyes, libre de ataduras del PSOE que gobernó el municipio (su única afiliación fue al PIL en los años 90, al principio y durante poco tiempo en sus juventudes, quizás coincidió con la militancia también de Pancho) le abre puertas para pactos. El tándem  César Reyes, candidato a la alcaldía, y Gustavo Cruz, secretario general local del PSOE, funciona bien por la profunda amistad y respeto que se profesan.  Han conseguido hacer una candidatura joven y distinta que, al principio, a simple vista, podría considerarse poco consistente pero cuando se conoce las experiencias y formación que atesoran ganan enteros.

César Reyes llegó al PSOE de Tías desde la secretaría general de UGT, de la que lleva años siendo su secretario general con reconocido prestigio, para ser el candidato a la Alcaldía y darle forma a la renovación del partido que se desinfló después de perder las elecciones. Y a eso se ha dedicado.  Salió reforzado de las Primarias, donde derrotó con contundencia a uno de los socialistas de Tías más laureados, y se metió en la batalla de hacer la lista con decisión y sin miedos. No admitió presiones ni consejos del que fuera alcalde hasta 2011, y con el apoyo cerrado de Gustavo empezó a coser sus lista, puntada a puntada, sin prisas, sin sobresaltos, sin ruido. Además, ni él ni su gente tienen prisa.  Trabajarán a destajo hasta el último minuto y aceptarán los resultados, sean lo que sean, desde el primero.

César es todavía joven, once o doce años más joven que el alcalde, sabe que si persiste y hace las cosas bien será alcalde antes de cumplir los cincuenta. Tiene madera de líder y un gran autocontrol. Es de los que guardan para su intimidad esos momentos de euforia o bajona que tanto se ven en otros políticos. Es educado, respetuoso pero firme. Si César dice que es blanco es blanco, aunque está dispuesto siempre a sentarse para discutirlo. Pero si es blanco es blanco. Y en eso está. Pero en este caso serán las urnas quienes dirán si finalmente será rojo o azul, o todo lo contrario.

 Mañana más.

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