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Ciudadanos y Podemos, lo mismo y lo contrario

Recorrido electoral  (24)

 En estas elecciones, llenas de incertidumbre y de manchas de corrupción, donde se suma a última hora el antes todopoderoso Rodrigo Rato, el que fuera vicepresidente y flamante ministro de Economía del primer gobierno español del PP y figurara en la libreta de Aznar como candidatable para ser presidente junto a Rajoy y Mayor, hay dos protagonistas con nombre propio. Con nombre propio, digo, pero no son personas, que es lo que suele destacar en las elecciones locales. Aquello de que en las elecciones locales los electores votan al candidato sigue siendo así pero menos. Los emergentes Podemos y Ciudadanos han irrumpido con fuerza como salvadores de la democracia y sepultureros del sistema instalado en España donde el bipartidismo del PP y del PSOE marcaba el paso de la política y la historia. También de la ineficiencia  pública y la corrupción.

Podemos y Ciudadanos nacen con el mismo propósito, son fruto del mismo hartazgo, pero están llamados a la confrontación, a que en poco tiempo, si no  ya, cambien la orientación de su artillería, ahora acribillando a populares y socialistas a discreción, para ofrecerse pólvora en una relación inexistente que, aún así,  se enfría a pasos agigantados.

Ciudadanos y Podemos son lo mismo y lo contrario. El primero  ya estaba en el escenario político, recluido en Cataluña, donde reivindica las esencias de lo español, y da el salto a lo estatal en tiempos de cambios y de oportunidades bajo el paraguas de la buena imagen de su joven líder  Albert Rivera. Es un partido de derechas, liberal, si se quiere, que transmite confianza porque quiere cambiar las formas, modernizar los partidos, la democracia y la sociedad, pero quiere hacerlo al modo europeo o norteamericano.

En cambio, Podemos, que surge de los movimientos reivindicativos concentrados especialmente en Madrid, pero expandido por todo el estado español, que nacieron en la Plaza de Sol, se cultivaron en las asambleas y comunas de las manifestaciones contra la crisis, el recorte de derechos laborales, económicos y civiles, tiene inspiración de izquierdas, y financiación del ALBA sudamericana que lidera el verde sustituto del líder venezolano Chávez, Maduro.

Podrían ser  el nuevo bipartidismo, si consiguen instalarse en el poder en este año electoral, y ser el recambio del siglo XXI del PSOE y del PP, los protagonistas del cambio de España, donde el coleta de Pablo Iglesias  y el emprendedor Albert Revira fueran los cabezas visibles del nuevo orden político e institucional. La cosa pinta así pero no es fácil que se dé. El Estado tiene una enorme fuerza y unas ganas tremenda de perpetuarse y mueve todos los hilos, desde los mediáticos, inteligencia y hasta los carcelarios, para intentar frenar lo que tanto le asusta: el cambio.

En ese sentido, es verdad que asusta más Podemos, como siempre, los poderosos y sus colchones de clases acomodadas temen más a la izquierda que a los modernizadores del sistema, que aspiran a cambiarlo pero no a cargárselo. Y de eso hay mucho en estos momentos.  La variable del miedo también juega en unas elecciones como las actuales, donde la incertidumbre, el cambio, y las nuevas formaciones revolean con insistencia en los cenáculos del poder. Y eso está  beneficiando la campaña amable del catalán que quiere conquistar España, del español que quiere evitar la independencia de Cataluña, frente al profesor universitario que arenga a las masas para darle la revancha  a un sistema que las ha empobrecido y ninguneado.

Los electorales siguen manteniendo una importante actitud crítica contra el PP y el PSOE pero han ido virando del Podemos que crecía todos los días un palmo al Ciudadanos que acorta las diferencias y se pone a la par con los dos grandes partidos tradicionales y Ciudadanos en una carrera alocada donde ya se zampó al UPyD  de Rosa Díez, que se durmió en los laureles del cambio, como Podemos se tragó de un mordisco a Izquierda Unida, que se creía que era su momento, con la caída de los dos grandes. Pues nada, de nada. Peor imposible. Izquierda Unida y UPyD son los grandes sacrificados de esta carrera hacia el cambio.

En Lanzarote, tanto Podemos como Ciudadanos se han instalado y sus promotores insulares saben que cuanto más desconocidos sean los candidatos, mejor, siempre y cuando guarden un  perfil o una apariencia con lo que representa el partido. En esta vorágine de la marca muchos entrarán a las instituciones siendo unos perfectos desconocidos para los electores, que bajo la fiebre del cambio vota siglas cuando lo que está eligiendo son candidatos para administrarle lo cotidiano del ámbito más cercano, o más o menos cercano.

En el caso de Podemos, se ha apostado por un hombre muy crítico con la política, que sin apenas experiencia laboral y con formación en Económicas, con 40 años, es un claro ejemplo de hijo de familia bien, canario de primera generación, que estrecha sus vínculos en ámbitos culturales, donde encuentra el arrope que no ha sido capaz de desarrollar en el mercado laboral. Envestido para la causa de la caricatura, promocionado por la Fundación César Manrique que le contrata de animador sociocultural, con la que mantiene un estrecho y diario contacto, desde la satírica El Agitador quiso instalarse en la crítica más ácida, atacando con igual desmesura al corrupto que al que no le caía simpático, en una mezcla de Robin Hood trasnochado y un hombre formado atormentado por no recibir de la sociedad más encargo que el de entretenerle riéndose de sus  representantes.  Posiblemente, este proyecto sea una oportunidad para que Carlos Meca se convenza de que hay vida laboral más allá del despropósito, que lo único que le produce la frustración es su bili de niño caprichoso contrariado, y demuestre la utilidad de sus largas lecturas de textos de izquierda mientras papá Meca llenaba la nevara haciendo trabajos a destajo en la administración y en su despacho de abogado laboralista de prestigio y de caja.

Sinceramente, a pesar de que conozco más los defectos que las virtudes de Meca, no me parece un mal candidato para el proyecto. Y como me mueve más, cuando escribo, la búsqueda de la verdad y la empatía con mis lectores que el desagravio con quienes sí son capaces de atacar desde el desconocimiento y la insensibilidad,  creo que tiene la virtud de poder recorrerse las cafeterías de Arrecife, con los miembros de su lista sin agobios de tiempo ni obligaciones caseras ni laborales con lo que podrán diseñar un proyecto a la altura de lo que se les exige. Y podemos tiene que estar en las instituciones lanzaroteñas y canarias, al margen de personalismos y filias y fobias. Lanzarote es una isla plural, multirracial y multicultural y enriquece que los hijos de los españoles peninsulares y los propios peninsulares se sumen a la toma de decisiones  en un ejercicio acertado de equilibrio social. Y ahí tiene que estar Meca, porque así lo han elegido los suyos, y también porque sabrá a que sabe el jarabe de palo a veces bien recetado y otras porque sí o por placebo.        

   La candidata a la Presidencia  del Gobierno de Canarias por  Podemos es Guacimara Páez que tiene en Lanzarote como candidatos al Parlamento a la cuñada del desaparecido Premio Nobel Jose Saramago, María del Río y Gonzalo Busqué. Por su parte, Meca llevará en su lista al cabildo a  Plácida Esperanza Martín, Pablo Ramírez, Griselda Martínez, José Ramón Galindo y Mara Benítez, en los primeros puestos, salidos todos ellos de sus singulares procesos de primarias informatizados que han llevado a cabo y de los círculos de Podemos.

Por su parte, Ciudadanos (C’s) también ha apostado para su listas por gente desconocida pero preparada, con perfil de profesionales y descartaron de candidata a la ilusionada Isabel Martinón, que se queda en el trabajo interno de la organización, por su pasado como concejala de Nueva Canarias en el Ayuntamiento de Arrecife y, especialmente, porque algunos amigos que la quieren tanto se dedicaron a cuestionar su idoneidad para el proyecto. La abogada se asustó y sus compañeros también coincidieron en que si la marca gana sola para qué poner gente conocida y criticada.

 Visto lo visto, presentó ya de forma oficial sus candidatos en Lanzarote. Irán al Ayuntamiento de Arrecife, al Cabildo y al Parlamento. A Arrecife  presentan a Delia Hernández Camacho, al Cabildo el cabeza de lista es Benjamín Perdomo y al Parlamento  encabeza la candidatura Nereida Cañado, hija del profesor también peninsular Manuel Cañado, que fue también director de colegios.

Podemos y Ciudadanos marcarán su trayectoria en Lanzarote por lo que haga el partido a nivel nacional. Su gran publicidad viene de allá, a través de las grandes cadenas de televisión, y el contagio se ha demostrado que es automático, lo que evidencia que no somos ni peores ni mejores que los españoles peninsulares, ni tampoco muy distintos y, por los visto, ni tan siquiera más corruptos ni chabacanos como nos querían etiquetar los nuevos residentes, que lo abandonaron todo por un trabajo en la isla y ahora parece que somos nosotros los desclasados.

En fin, y sinceramente, será positivo contar con estos dos partidos en nuestras instituciones y hará más democrático y más integrador nuestro sistema. Y será también enriquecedor, porque de la integración y la cohabitación entre iguales sale lo mejor del ser humano.

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