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¡Ay, Rocío, ay!

Hay cosas que no puede uno soportar. Que las oye o las lee, y los deditos empiezan a caminar solitos por el teclado buscando una respuesta a tamaña equivocación o burrada. Y el artículo firmado, que yo dudo que escrito, por la secretaria local del PSOE de Teguise es un ejemplo claro de esa estupidez humana que se acomoda en una persona y no la suelta ya hasta el último suspiro.

Hay que ser, Rocío Arredondo, realmente incapaz políticamente para hablar con semejante hipocresía como lo hace usted de lo que titula "sin dignidad es imposible". Ya sé que posiblemente ese artículo se escribió en el seno de la organización y se le hizo llegar en el reparto del escribidor de turno para que usted rubricara sin casi leer. Pero es esa forma de actuar una más de las incongruencias de alguien que quiere erigirse en defensora de la dignidad precisamente ahora que se ha quedado sin cargo y sin sueldo.

 Dice usted, ¡ay, Rocío de una mañana de julio!, que "lo contrario sería cambiar nuestra dignidad por sueldos y sillones y el PSOE está muy por encima de eso", para referirse al hecho de apoyar a Pedro San Ginés y cumplir el pacto firmado por el PSOE con CC, después de que este cesara de su cargo a Leopoldo Díaz. Y debe ser que estos asirocados días le han traído esa dignidad que ahora reclama para su partido y que nunca blandió usted cuando tenía cargo y sueldo en el mismísimo gobierno de ese tal Pedro San Ginés  cuando hasta su propio partido le pidió, en reiteradas ocasiones, a los cuatro consejeros que cambiaran de actitud y defendían a Pedro San Ginés como si se tratara del verdadero santo patrón.

¡Ay, Rocío, Rocío, Rocío, ay, que caliente está el verano y que frío es vivir sin sueldo ni cargo! Quien escribió ese artículo, porque me temo que no ha sido su conciencia, le traicionó hasta el absurdo poniendo, precisamente, como ejemplo, de falta de dignidad, aceptar carretas y carretones por un sueldo y un cargo al margen de las exigencias. Reconozco que ni yo hubiese definido mejor su paso por el Cabildo y el tiempo que cobró por ser consejera. 

Y es que, Rocío, hay cosas y otras  cosas. Y yo entiendo que volver a su trabajo de administrativa en una pequeña empresa por un módico sueldo después de años de consejera en el Cabildo con todos los gastos pagados es duro. Pero, chica, "un poco de por favor". Que no puede firmar usted un artículo donde se dice que "Falta de respeto, prepotencia y soberbia a la que se le suma la actitud chulesca de y ahora entren, que aquí no ha pasado nada. El PSOE no puede tolerar esa actitud de San Ginés" cuando usted estuvo tres años calladita y cobrando y apoyando al señorito Pedro sin rechistar". Sin rechistar, Rocío, sin rechistar. Ni pío. Ni "pi" ni "o",  ni nada. ¿Ha cambiado Pedro para peor o ha cambiado su situación económica? Piénselo.

Rocío de una mañana de verano, ¿qué hizo usted cuándo Pedro ninguneó a una de sus consejeras? ¿Qué hizo usted cuando Pedro compró la casa de la calle Fajardo? ¿Qué hizo usted cuando incautó la planta potabilizadora del Plan Parcial de Montaña Roja? ¿Qué hizo usted  cuando se pavoneaba en los plenos? ¿Qué hizo usted en cada uno de los excesos de Pedro? Callarse y votarle a favor junto con el resto de los mariachis que el PSOE tenía en el Cabildo. ¿Y ahora, Rocío, van a perder la dignidad, precisamente, ahora, cuando usted  ya no tiene ni cargo ni sueldo precisamente por decisión de su propio partido? ¡Qué histórica oportunidad ha perdido usted para seguir calladita, aunque fuera sin cargo ni sueldo!

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