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Pobres consejeros pobres

El momento de la palabra y el discurso (y 2). Un Cabildo para gobernar, un pleno para discutir  (y 4)

A veces me pasa, ni me voy a engañar ni quiero engañarles a ustedes tampoco. Abro una serie de artículos de cualquier tema y s eme olvida cerrarla. A mí no me sorprende mucho tampoco porque también me pasa con otras cosas que hago en mi vida cotidiana. Sin ir más lejos, suelo dejar la nevera abierta, las ventanas sin cerrar y, a veces, incluso, la puerta de la calle. Pero debo aclarar que las dos veces que me han entrado en mi casa a robar la puerta sí estaba cerrada y la ventana forzada, aunque, reconozco, que se me olvidó poner la alarma esa de Securit Directa.  Y con la serie de "El momento de la palabra y el discurso"  y "Un Cabildo para gobernar, un pleno para discutir"  me volvió a pasar. Me cogí las vacaciones, que un querido amigo mío siempre me dice que es lo único que no se debe retrasar en un trabajo, y ahí dejé a medio hacer y de forma irrecuperable las valoraciones de aquel primer pleno de constitución de esta cabildito nuestro de todos los días.

 

En compensación del olvido, y para cerrar la serie, prefiero contarles sobre el pleno de ayer, del pleno en el que los consejeros se garantizan la pasta y al resto nos dejan la plasta dialéctica aunque sea más de autoconsumo que de sentido común. Y, sinceramente, si esta va a ser la tónica general, el Cabildo se convertirá en una exhibición monumental de la demagogia más infantil de este tercer milenio. Hasta a Tomás López, que yo alabo sin contención por convencimiento, me pareció que derrapó en una rabieta más propia de párvulos que de un consejero del Cabildo.

 El que no metió la pata fue mi amigo José Juan Cruz Saavedra que se limitó a decir "Sin intervención" en la mayoría de los temas para después votar con alegría indisimulada las perritas que se va a llevar para casa, junto con el iphone y el ipad. También tendrá secretaria,  pero a esta no se le llevará para casa.

No entiendo para que pide la dedicación exclusiva sino es capaz de decir en un pleno más de dos palabras seguidas. Peor todavía si esas dos son "sin intervención". Bueno, seguro que lo ha hecho porque no era necesario decir nada más para garantizarse sus garbanzos, cosa que siempre ha hecho bien, y porque no se atreve a decir nada más por miedo a caer en contradicción con quienes, desde su entorno muy particular, le mantienen en la oposición cuando tienen comprado el billete de primera clase para gobernar el Cabildo. Él sabrá lo que hace, aunque no sé. Porque en el pleno que tenemos, donde Carlos Meca, Tomás LópezBenjamín Perdomo , Echedei  Eugenio, y Pedro San Ginés  son los que más protagonismo tienen, no estaría de más que el PSOE tuviera un portavoz más joven, con más capacidad de oratoria y con menos historia/ historietas como podrían ser Marcos Bergaz o la propia Ariagona González, de la que no tengo muchas referencias pero a la que vi en un programa de tv hablando de renovables y se pasó por la piedra, sin pestañear, al resto de los portavoces cabildicios.

No cabe duda que en la oposición Pepe Juan muestra todos sus defectos sin poder ejercer las virtudes que cultivó durante 16 años de alcalde y 24 de gobierno en Tías. Y eso lo saben muy bien sus enemigos internos, y no tan internos, que le someten a quedarse en  la oposición mientras ellos se garantizan el quiosquito y luchan como lobos por el puestito en el Gobierno de Canarias. Pero el mundo es así. Hay muchos ambiciosos, pero lo peor es que está lleno de egoístas.

Y hablando de egoístas, no quiero dejar atrás a Tomás López, porque "Somos o no Somos", Tomás. Cuando se tienen principios y se defienden ideas, no puede uno caer en la tentación de entrar a supeditarlas a la de los demás y muy especialmente si vamos con la cantinela de que las de uno son las mejores y encima creemos en ellas por encima de todas las cosas.  No se puede decir que se quiere cobrar menos que el resto y no hacerse porque si no se beneficia otro compañero del pleno. Su explicación, un tanto peregrina, de que no renunciaba a la dedicación exclusiva para cobrar menos porque esa le pertenecía a usted y en caso de que no la cogiera se la quedará Benjamín Perdomo, de Ciudadanos, no la oía desde que dejé de ir a la escuela de La Orilla en Tías.

 En esta batalla particular, las cosas como son, Carlos Meca (Podemos) y Benjamín Perdomo (Ciudadanos) se lo han comido a usted sin ensuciarse las manos.  El primero, renunciando a la dedicación exclusiva, quedándose con una jugosa parcial del 75%, dándole la opción a usted de tenerla, y el segundo solamente dejándole explicar por qué  es malo que la dedicación exclusiva pase a él de la mismita forma que pasó a usted.

 En fin, Tomás, que cuando uno no quiere una cosa la deja pasar y que la coja quien quiera y como quiera. Eso es lo que nos hace diferentes. Pero en este caso, el problema es que usted ha quedado muy diferente a como le hemos visto siempre.  ¿Se imagina usted que en lugar de la dedicación exclusiva se hubiesen estado  repartiendo las tarjetas negras de Bankia? Cada vez que pienso en aquellas dos personas que no las usaron más milagroso me parece

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