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¿Es difícil uno? Pues metemos dos

 El Congreso y los diputados de Lanzarote (II). Sorteo Nacional de Escaños (VII)

A los que sólo les interese el presente,  sin querer más explicaciones, les adelanto que pueden ver todas las candidaturas definitivas al Senado y al Congreso en la portada de este periódico con solo picar aquí. Para los que sigan la lectura, tengo que hacer unas precisiones.

Ayer, con las prisas de irme a montar en bici a las siete de la mañana, dejé sin concretar dos cositas importantes. Por una parte, no puse que por esta provincia, el PSOE también tuvo diputado nacional desde 1982, antes, incluso de que el PP existiera y que el propio Cándido Reguera entrara en política de la mano del CDS y de Nicolás de Paiz. Los dos fallecidos ya prematuramente. Se trata de otro socialista lanzaroteño que hizo carrera fuera de la isla por su enorme prestigio como profesor de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y que llevaba la política en sus genes porque era hijo de Rafael Medina Armas, que fue alcalde de Arrecife, en 1936, por el Frente Popular, en la República que murió en la guerra fratricida.

Les escribo del más conocido como europarlamentario ( el único de Lanzarote)  a partir de 1989, Manuel Medina. Intentó, primero, en 1977, ser senador por Lanzarote con el partido de su compañero y guía Tierno Galván, el Partido Socialista Popular (PSP-US), pero fue derrotado por el candidato de UCD, Rafael Stinga, que le superó por más del triple de votos, aunque él sacó casi mil más que el candidato del PSOE, José María Espino. Volvió a intentar ser senador en 1979,  esta vez ya con el PSOE, pero, aunque acortó distancias, se quedó a más de 1100 votos de  Stinga, que volvió a ganar. Después de esos intentos baldíos, se pasó a la lista provincial al Congreso de los Diputados y salió elegido en 1982 y 1986; y en 1989 sale elegido europarlamentario, donde estuvo hasta que se retiró de la política.

Aunque Manuel Medina fue antes que Cándido Reguera, y antes de que Lanzarote pasará la sequía de representación en el Congreso de los Diputados de los años 90, su concurso tenía mucho más que ver con su prestigio profesional e influencia interna que a su actividad política en la isla. No en vano estamos hablando de alguien que era doctor en derecho y que ejercía en la propia universidad madrileña. Lo de Cándido correspondía más a los juegos internos, insulares, que se refuerzan con la autonomía, la triple paridad y el incremento de la fortaleza de los partidos a nivel insular. Esa es la dimensión que nos corresponde, si no se cuenta con personas excepcionales y trascendencia propia más allá del lugar en el que nazcan o se reproduzcan, como es el caso del propio Medina y también Luis Fajardo, dos socialista de amplia trayectoria y firme convicción.

¿Es difícil uno? Pues metemos dos

Las casualidades, pero también la concentración del voto en dos partidos y la presencia de un tercero sin demasiado vigor, han hecho que aquello que parecía imposible, no sólo se venga manteniendo desde el año 2000 sino que, incluso, ha llegado a duplicarse. La fuerte penetración del partidismo estatal en la provincia oriental canaria,, fundamentalmente en Gran Canaria, ha hecho posible que tanto el PSOE y el PP, que se quedan con seis o siete diputados de los ocho en liza, hayan abierto un poco la mano dejando que majoreros y lanzaroteños se muevan en las listas bordeando puestos de salida que, ante cualquier ola propia o debilidad contraria, permite que le toque el gordo de los privilegios parlamentarios a un lanzaroteño o a dos. También tiene que ver con las intenciones de los líderes de controlar sus organizaciones insulares y motivarlas con vistas a la batalla regional, donde las circunscripciones insulares hace que las islas menos pobladas tengan, en su conjunto, el mismo peso que las grandullonas.

Así, con esas historias, y con la ayuda del tren criminal activado por la furia de la yihad islámica, crisis fatalmente gestionada por Aznar y su gobierno, el PSOE volvió a meter diputado lanzaroteño en Madrid, la primera y única mujer, Olivia Cedrés Rodríguez, ante la absoluta sorpresa de los dirigentes insulares que apostaron por ella, y por Marcos Hernández al Senado, con el propósito de foguearlos para futuras batallas, convencidos que en esta no había nada que rascar. En caso de saber el resultado, u olérselo, todos los popes insulares que fracasaron en las locales del año anterior se hubiesen dado de bofetadas para meterse en estas listas. Todos daban por hecho que volvería a ganar el PIL, pero Juan Pedro se quedó sin ser senador como candidato electo y quitarse la espinita de serlo por sustitución de Dimas Martín al sacarle Marcos más de dos mil votos de diferencia. Y el Comité de Campaña del PSOE tuvo su mayor éxito en la peor campaña que hizo en esa época.

Esas son las ventajas de pertenecer a un partido estatal, que un tren que pasa por Madrid es un hecho con correlación en la elección del candidato aquí. Así Lanzarote metió en el Congreso de los Diputados a Cándido Reguera (PP), que iba bien situado y apoyado por José Manuel Soria, y a la joven Olivia (PSOE),  la única diputada lanzaroteña hasta hoy, que si hubiese tenido un poco de paciencia todavía habría estado en algún cargo. Pero administrar los éxitos tan joven y no dejarse llevar por los oropeles del cargo y de las insinuaciones de compañeros interesados, que primero te llevan a la Ejecutiva Regional, que te sacan de diputada para meterte en el Parlamento de Canarias y que, luego, si en Yaiza te estallas al no cumplir tus propias expectativas te olvidan, es difícil. Era una joven con un talento innato político impresionante pero a veces el ego mal inflado acaba con el yo.

Del 2004 al 2007, Lanzarote tenía diputada  que apoyaba  al gobierno de Zapatero y diputado que lo atacaba. Además, desde el Senado, Marcos empezaba hacer amistad con una de las senadoras más jóvenes, Patricia Hernández, que años más tarde le iba a permitir la oportunidad de darle una patadita a Manuel Fajardo y colocarse él en la lista al Parlamento de Canarias. Se pasaban los tres la semana en Madrid ( ¿Que qué hacían?¡Y yo qué sé y a quién le interesaba!)  y el viernes venían a Lanzarote y nos reproducían el enfrentamiento de sus líderes en los medios de comunicación locales.

Y aquí lo dejamos, de momento. Pero no olviden lo que les escribía sobre la importancia del bipartidismo para que Lanzarote consiguiera meter diputado, porque será una de las razones para explicar más adelante por qué no vamos a tener ninguno en la próxima legislatura. Hasta luego, compañero.

   

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