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Pregón de las Fiestas de La Candelaria de Tías 2016

Excelentísimo Señor alcalde, ilustre equipo corporativo, distinguidas autoridades, queridos vecinos.

Leer este pregón ante este auditorio, en un acto tan solemne, es para mí un honor.

Quiero darle las gracias al Señor alcalde, a su concejal de cultura y al coordinador de eventos por asignarme esta tarea: ofrecerles este pregón en las fiestas patronales de 2016 en honor de la Virgen de Candelaria.

¿Qué por qué acepté este compromiso? simplemente porque Tías es mi pueblo, donde nací y me crie  y al que procuro venir cada vez que puedo y al que sigo ligada a través de mi familia y los medios de comunicación.

No hay presunción en este empeño, pues soy consciente de que muchos vecinos que me han precedido en esta labor lo han hecho de forma excelente. Pido disculpas por el atrevimiento y espero no aburrirlos.

También creo que para escribir y leer un pregón no hay que ser necesariamente: historiador, periodista, profesor, etc. lo único que se requiere es llevar la vocación mariana en el corazón o haber nacido y vivido aquí.

¡Tías y la Virgen de la Candelaria van indisolublemente unidos!

Sé que hay jóvenes estudiosos que han investigado, manejado archivos…

Que han escrito mucho y muy bien sobre la transmisión oral y escrita que han podido encontrar para abordar este tema que forma parte de la memoria colectiva de Tías.

Porque un pueblo sin memoria no podría conservar conocimientos ni transmitir formas de cultura de generación en generación, ni sabríamos nada de nosotros mismos como realidad social, humana y cultural.

Todo lo que un pueblo, en este caso Tías, ha creado a lo largo del tiempo forma parte de nuestro patrimonio cultural, que para nosotros tiene un valor incalculable.

Tías es sinónimo de una convivencia entre pueblos que se respetan y se reconocen. Hoy es una convivencia intercultural donde todos sus vecinos comparten pacíficamente el espacio aunque pertenezcan a distintas etnias  y religiones.

Cuando yo vivía aquí, la fe constituía un pilar básico en la vida de la comunidad y a los sacerdotes, primero don José Quintero y más tarde don Luis Marrero se les recibía en los hogares como uno más.

Al aproximarse las fiestas, los fieles acudían al templo llevando flores para cumplir las promesas hechas a la Virgen y para participar luego en la misa solemne concelebrada por la mayor parte de los sacerdotes de la Isla.

El fervor de los fieles, los acordes del órgano y los cánticos ensalzaban el acto solemne; al final de la misma se sacaba a la Virgen en procesión acompañada por los fieles y la banda de música.

A esta función solemne acudía la gente luciendo sus mejores galas (porque solo se estrenaba en la Candelaria y en Semana Santa, si se podía). Las costureras no daban abasto confeccionando las ropas que se estrenaban en estos días. Había varias, la mía y la  de mi familia era: Mariquita Cruz.

Recuerdo que ese día la iglesia se hacía pequeña y las chicas del coro teníamos que ser puntuales para subir a cantar con Benigno el organista. Cantábamos en latín la misa del padre Gorostidi y un repertorio de cantos gregorianos que él y don José nos habían ensayado.

Las notas musicales que invadían la iglesia lograban emocionar a muchos asistentes. Desde el coro se veía a muchas señoras limpiarse una furtiva lágrima. ¡Era emocionante!

Siempre, al explicar a mis alumnos de bachillerato las leyendas de Bécquer, concretamente la de Maese Pérez el organista, cuyo protagonista desempeñaba el mismo papel que Benigno, les ponía como ejemplo este recuerdo de mi juventud y así le hacía mi particular homenaje. Siempre lo admiré. Él conseguía con su música poner el broche de oro en cualquier celebración religiosa extraordinaria, que culminaba en la fiesta de La Candelaria y San Blas. Asimismo lo felicito por haber inculcado la pasión por la música a sus hijos y posiblemente a muchos jóvenes del pueblo.

El día 2 de febrero celebramos la festividad de la Virgen, ella ha sido la integradora de los distintos pagos del Municipio. ¿No han pensado alguna vez en la perfecta ubicación del templo? Ella aquí arriba, protegiendo a su pueblo y nosotros subiendo a venerarla y a postrarnos ante su altar en esta iglesia cuyo cálido interior invita  a la oración y el recogimiento. La Virgen, rodeada de candelas encendidas proyecta un ambiente lumínico y agradable.

Finalizada la celebración religiosa, los vecinos regresaban a sus casas a almorzar rodeados de sus familiares y por la tarde a pasear al centro (la carretera) que lucía engalanado con banderines y cintas de colores. A veces se celebraban carreras de sacos o gymkanas. La diversión estaba garantizada. Más tarde acudíamos al cine, un lujo, pues contábamos con dos salas: una privada y otra parroquial; con lo cual podíamos elegir entre una del oeste o Manolo Escobar o una de Marisol o Rocío Durcal.

Al calor de la iglesia y de la Virgen, se crearía más adelante el grupo de teatro. Primero se representaba Autos Sacramentales en el atrio de la iglesia con temática navideña (el nacimiento de Cristo, la Adoración de los Magos, La huida a Egipto…)

El tres de febrero tenemos la celebración de San Blas (médico y Obispo croata) protector de las afecciones de garganta a partir de un milagro que realizó al salvar la vida de un niño que se asfixiaba después de clavársele una espina en la garganta y, por tanto, también es el patrono de los otorrinos.

Siempre me llamó la atención cuando el sacerdote al finalizar la misa repartía un cordoncito para protegernos de las enfermedades de la garganta y en la sacristía se formaba una cola para pedir otros para sus familiares ausentes.

Termina febrero con los carnavales, estos eran rudimentarios, casi inexistentes ya que el Obispo de Las Palmas (Monseñor Pildain Sapiain los había prohibido)

A finales de marzo o principios de abril celebramos la Semana Santa.

Me impactaba entrar en la iglesia y ver las imágenes cubiertas de paños morados, sobrias, que creaban un ambiente triste y misterioso. No tañían las campanas solo sonaba un ruido atronador producido por la carraca. Se pretendía crear un  ambiente propicio para llevarnos al triunfo de Cristo sobre la muerte el domingo de Resurrección; en el que se recuperaba nuevamente la vida con el tañer de las campanas y los bailes en la sociedad.

Venían varias orquestas a tocar, Artiles, hijo, miembro de una de ellas se convirtió en uno más del pueblo y permitía  que algunos espontáneos se subieran al escenario a cantar (quién le iba a decir que estaba inventando el karaoke).

Llega mayo, el mes de las flores y de la celebración de las novenas a la Virgen. ¡Cómo olvidarlo! Mi mente está repleta de recuerdos de mi infancia y adolescencia en torno a ellas. A veces me dormía en la sacristía y me despertaban para recitar los versos.

El mes era un auténtico maratón: rezos de rosarios, ensayos de poemas… que culminaban con la recitación de los mismos ante el altar de la Virgen. En las novenas participaban todos los pueblos del Municipio compitiendo disimuladamente por ver quién lo hacía mejor.

¡Cuánto nos divertíamos! Las campanas con su repiqueteo nos llenaban de felicidad.

La distancia que nos separaba del templo era grande, pero ahí radicaba lo mejor: no importaba subir la cuesta ni las “piedritas” que estropeaban los zapatos puesto que  por  el camino le podíamos echar el ojo al chico que te gustaba, es decir, teníamos una oportunidad de oro para ligar. A veces, incluso, llevábamos una sandía que partíamos y nos la comíamos en un rincón de la plaza.

En este punto es imprescindible mencionar a las personas que hicieron posible con su trabajo y su generosidad estas novenas: don Bernardo Arroyo, su hermana Angelita, la familia al completo de Lázaro Martín y muchas vecinas del lugar de arriba que colaboraban en la limpieza de la iglesia, la elaboración de los ramos de flores y la decoración del altar que cada año era más hermoso que el anterior. ¡qué pena que en aquellos tiempos no se hicieran fotos! pues eran auténticas obras de arte dignas de figurar en cualquier libro de Arte efímero.

El altar mayor engalanado para la ocasión con cirios y maravillosas flores creaba un ambiente de alegría y fervor mariano, pero los nervios contrarrestaban esa felicidad ante la posibilidad de equivocarte al recitar y le pedíamos a la Virgen que eso, por favor, no ocurriera. Nos vestían de angelitos y nos colocaban en el altar hasta el momento de recitar los versos.

Citar a Lila, que año tras año, nos ensayaba los poemas; a la señorita Rosa, una profesora de Las Palmas que se implicó en las novenas desde que la destinaron a la escuela del pueblo; a mi hermana Juani, que también las ayudaba. Seleccionaban, distribuían y hasta componían poemas. Sus fuentes eran inagotables como distintos sus poemas.

Un ejemplo:

Vamos a comenzar

Cuando se inicia este día

A dedicarle este mayo

A nuestra Virgen María.

Mayo, mayo, mayo

Bienvenido seas

Con ramos de flores

A la Virgen bella.

                Al calor de las actividades religiosas y musicales se fraguó la creación de la rondalla. De la que también formé parte en el cuerpo de baile junto a otros jóvenes del pueblo. Entre los tocadores destacaban los hermanos Martín, Rafael el celador y otros muchos. La solista era Nati Álvarez.

Empezamos bailando Folías, Isas, Seguidillas. Un señor de San Bartolomé nos enseñó a bailar las malagueñas, que entrañaban mayor dificultad.

Llegamos a ser un grupo importante. Nos invitaban a las fiestas de los pueblos y también a la capital de la Isla. Además llegamos a bailar, varias veces, en un barco griego que estaba de crucero en la Isla, llamado “Akrópolis”.

Simultáneamente a la creación de la rondalla surgió el grupo de  teatro. Participaba gente de todo el pueblo: Ángela, alguna de las hermanas Borges y sobre todo, Candelaria, mi amiga y compañera de estudios que colaboraba en todas las actividades de la iglesia, y a la que este pueblo le ha dedicado la plaza de la iglesia del casco, merecidamente. Marinieves Ferrer, Juanita Ferrer, Teresita Lemes, etc. y una servidora.

Mi última participación antes de ir a estudiar a La Laguna  fue en la obra La princesa improvisada . Nos ensayaba Lila, mi hermana, entre otras. Juanita Ferrer diseñó el vestuario y Olga Borges los confeccionó. El estilo era dieciochesco y hoy,  por su diseño y calidad, sería la envidia de cualquier elenco teatral en una representación de época.

 Éramos un grupo femenino. Sin embargo, se ha ido consolidando y el pueblo cuenta, actualmente, con un grupo de teatro mixto que ha representado obras de autores consagrados del teatro español: Darío Fo, Miguel Mihura, etc. Cuenta con actores y actrices, a los que yo les daría el carné profesional. Son magníficos.

                Seguiría escribiendo y contando anécdotas pero tengo que acabar esta exposición.

¡Tías, qué bello lugar y qué buena gente! El lugar de arriba, el lugar de abajo, el casco, los lirios, el hoyo del agua, etc. Cualquier lugar que elijamos es maravilloso para vivir.

¡Qué añoranza! ¡Cómo ha evolucionado! el pueblo  se ha convertido en una  ciudad dotada de todos los servicios que se requieren para ser denominada así. Próspera a pesar de la crisis. Enhorabuena a todos, en primer lugar a los jóvenes que se han preparado para trabajar por su pueblo y sacarlo adelante, a los padres, que como los míos han sabido darnos una buena educación, con sacrificios y privaciones, porque entendieron que era la mejor herencia que nos podían legar, a las autoridades políticas que han sabido gestionar los recursos turísticos y humanos para conseguir esta evolución. Ellos han entendido que el bienestar económico ha de ir encaminado al bienestar del pueblo y en resolver sus problemas porque el pueblo confía en ellos.

A ti, Virgen de La Candelaria, te agradecemos el placer de reunirnos cada año. El dos de febrero no es para nosotros una fecha cualquiera, es una cifra perfecta que corona el ciclo vital de este pueblo. Es un día mágico para todos los que hemos nacido aquí.

Dediquemos unos versos a todos los presentes y a los ausentes que por algún problema no han podido acompañarte:

Todo lo que aquí es grandeza

Y signo de majestad,

Es bien pequeño en pureza

Virgen de La Candelaria

Ante tu divina majestad.

                A todas las personas que no sean de aquí pero sientan aprecio por el pueblo y participen en sus fiestas, decirles que todo Tías los acoge con los brazos abiertos y a los vecinos que disfruten, rompan la rutina y vivan las fiestas de La Candelaria y San Blas con intensidad.

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