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El superviviente



Tiene un don especial para moverse entre la gente. Su innegable atractivo personal, su voz melosa, su eterno moreno y su agradable sonrisa le colocan entre los preferidos en cualquier encuentro. Con mucho más éxito todavía, entre los/as que conocen su enorme maestría con los pinceles y sus reconocidas creaciones artísticas, producidas en su taller volcánico.

Su larga experiencia, cerca ya de los sesenta años vitales y casi cuarenta de artista reconocido, le han permitido también armarse de un discurso que va entre el inquieto insatisfecho que quiere cambiar lo que le rodea de forma revolucionaria y el hombre que aspira a llenar la talega, que es lo que hacen en Lanzarote (también en otros lados, no se crean) los artistas cuando van madurando y volviéndose tan selectos como su obra. Y el hombre empezó a alejarse del taller para conocer mejor la fontanería del poder y su entresijos bien irrigados. Tiene de quien aprender en Lanzarote, de amigos suyos, pintores, artistas totales, como él, que supieron vender su obra y la ajena como si fuera única y siempre con el apoyo institucional.

Primer paso, colocar la Alcantará en lugar seguro.

En Lanzarote, meter a un familiar en el Cabildo es muestra de estatus. Cuanto más arriba lo pongas, más se ve tu influencia. Cuando más diferencia haya entre su valía y el cargo que desempeña, más se nota la influencia del padrino. Cuanto menos haga y más gane, más refleja el pata negra que apuesta por él. Si nos atenemos a las circunstancias, y la facilidad con la que pasan los años sin producir estridencias más allá de sus enemigos fundacionales, más se demuestra que el actor/artista sigue bien vivo.

Juan Gopar saluda al artista Jason deCaires Taylor en presencia del también artista Ildefonso Aguilar en una visita al Museo Atlántico, en Playa Blanca.

Las actividades de los últimos años de Juan Gopar han estado más vinculadas al arte del poder que al poder del arte. Experimentado en las lides del arte, orientando a otros y acercando a los mismos a los presupuestos, llegó a la orilla nacionalista como el hombre que iba a revolucionar la cultura en Canarias desde una Consejería plena lanzaroteña en esta nueva Coalición Canaria salida del horno chicharrero como una respuesta a la CC caduca.

Los chicos de CC en Lanzarote lo vieron como una oportunidad, valoraban sus méritos y estaban convencidos de sus intenciones buenas para la cultura. Además, ya parte de la familia estaba bajo el manto protector y de muy buena manera. Como una verdadera pieza de museo de arte (contemporáneo).

Pero el tiempo, ese tiempo canario que nada entierra y todo lo enterrega, va dejando sus alas cansadas. Todos cayeron y ahí sigue Juan. Es el superviviente. Cayó la de prensa, Gloria Artiles. Cayó el músico, Nino Díaz. Cayó Mariate, la consejera. Cayó la responsable del gabinete, su inseparable Eva Ciprés. El parte de bajas no deja dudas de que se ha consumado una enorme derrota del proyecto. Si alguna vez hubo algo más sólido que una declaración de intenciones. Pero, Juan Gopar sigue, aunque algunos piensen que ya solo pinta la mona. Que se sostiene para sacar sus últimos proyectitos, antes de caer irremediablemente.

Arregló las cuitas que tenía con su amigo Ildefonso, por aquello de que este era como los juguetes del viento, ahora no soy de César, ahora sí soy de César, dependiendo de su plan de trabajo. Los contactos para que la Consejería financiara parte del Festival de Música Visual, ese redescubrimiento milagroso (que murió en la más plena soledad hace quince años)  que ha resucitado Ildefonso para que se reencuentren el padre y los dos hijos en un único proyecto, ha limado asperezas. Hablan el mismo idioma los dos. Quizás de él aprendió que era mejor una veta en el Cabildo que en una mina de oro. Vamos, un verdadero Potosí.

Los nubarrones se acercan a Mcgopar. Su influencia para que se llevara a cabo la exposición/selección de su amigo Castro, que ha levantado en armas al feminismo en Canarias y a los familiares de mujeres artísticas de la altura de Jane Millares parece que es la gota que colma el vaso de la paciencia nacionalista. ¿O no? Juan sonríe, mirando al suelo, con las manos en los bolsillos (siempre en los bolsillos) y su moreno de actor de cine más que de pintor que trabaja en taller. El sabe que es un superviviente.

elperiodicodelanzarote.com