PUBLICIDAD

Editorial del domingo ¿Dónde está Pedro?

altEl próximo día 23 de febrero, se cumplen cuatro meses. Pedro Robayna Hernández, un vecino de Tías y operario del Departamento de Vías y Obras de su Ayuntamiento, de 62 años de edad, desapareció el día 23 de octubre, sábado, sin dejar rastro. Ahora, incluso, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Nº 2 de Arrecife, al parecer, ha archivado provisionalmente la instrucción que estaba llevando a cabo por no encontrarse indicios de criminalidad.

¿Quién busca ahora a Pedro Robayna? ¿Se considera normal que un hombre desaparezca sin dejar rastro?  ¿Se puede aceptar en una sociedad avanzada, en un Estado de Derecho, que uno de sus ciudadanos desaparezca y no haya intención ni recursos destinados a buscarlo? ¿Está la sociedad dispuesta a que desaparecer se convierta en causa natural de vivir o morir?

 WWW.ELPERIODICODELANZAROTE.COM  no tiene la más mínima idea si hay o no indicios de criminalidad en la desaparición de Pedro Robayna. Pero sí tiene el convencimiento, y no hay indicios que demuestren lo contrario, de que no ha desaparecido voluntariamente. También es poco probable que un hombre que pasea por El Varadero, en Puerto del Carmen, por la noche, en un día sin viento y con el mar en calma, desparezca sin dejar rastro. A pesar de que se le empezó a buscar por mar, apenas 12 horas después. Además, en cuatro meses, no ha aparecido el cadáver por su propio peso. Que, tal como parece que se están haciendo las cosas, debe ser la única forma de que aparezca. De forma fortuita, no del resultado de su búsqueda.

 

Pedro Robayna no estaba practicando submarino en los alrededores de una falla atlántica ni de un veril. Situación que hubiese explicado que su cuerpo se quedara enredado o atrapado en las profundidades del mar. Este vecino de Tías no había dado muestras nunca de querer abandonar su habitad cotidiano para adentrarse en otros mundos. Pedro ha dejado una huella de dolor e incertidumbre en sus familiares, compañeros de trabajo y amigos. Por ello, el Estado, en lugar de abandonarlo tiene que ponerse al lado de la familia y el sentido común. Es lo menos que se espera de un Estado de Derecho y Social. Los ciudadanos no pueden desaparecer, contra su voluntad, y vivirlo como si fuera una cosa normal. Por la familia, por principios, por sentido común, debemos saber dónde está el cuerpo con o sin vida de Pedro Robayna.

 

   

Comments are now closed for this entry