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Los otros consejeros

¿Pero qué pasa en el Cabildo, muchacho? (IX)

En tiempos no tan lejanos, los consejeros más desconocidos, al igual que los concejales en los ayuntamientos, saltaban a la palestra en el momento menos esperado como protagonistas de una moción de censura de su propio grupo de gobierno o en contra de la voluntad de su partido, que estaba en la oposición y quería seguir allí.

Las mociones de censura, muchas veces, se armaron desde los propios grupos de gobierno y cuando la estabilidad numérica parecía que estaba asegurada. Tanto es así, que la primera moción de censura en el Cabildo, cuando el PIL tenía 12 consejeros de 21 ( en realidad ya 11, porque Julio Romero se enfrentó a Dimas muy pronto y abandonó la Vicepresidencia Primera y se instaló en el grupo mixto) se originó por la bicefalia que enferma al PIL al ser condenado y apartado de la Presidencia Dimas Martín en el año 1993. En primer lugar, los hombres de Honorio García Bravo, alcalde de Yaiza y hombre fuerte de ATI en Lanzarote, ganan el pulso a los dimistas en el consejo insular de su partido y arman un gobierno bajo la Presidencia de la maestra Chana Perera y con el desaparecido Juan Luis Brito de vicepresidente.

Pero aquello, con Dimas apartado y sus incondicionales a disgusto, acabó con algo tremendamente inesperado en aquellos momentos: la boda entre los dimistas y el PSOE, enemigos feroces durante diez largos años de superación diaria política de Martín Martín. En un santiamén, los socialistas castigados una y otra vez en las elecciones desde que perdieron aquella mayoría absoluta en 1987 frente a Nicolás de Páiz, que fue el más votado, entendieron que los viejos tiempos no volverían y que si se quería gobernar habría que hacer cosas distintas. Y quizás hasta distantes de lo que se puede entender como higiénicas políticamente hablando. Los consejeros fieles a Dimas, Los María José Docal, Pérez Núñez, y compañía se unieron a los seis del PSOE e hicieron presidente por segunda vez a Enrique Pérez, esta vez con su denostado rival político de aliado. Fueron los consejeros anónimos, dirigidos por un líder, los que tumbaron a su propia presidenta para poner a otro.

 La jugada se volvió a repetir, en esta ocasión sin censura porque dimitió el presidente, cuando volvió a romperse el PIL e hicieron a Inés Rojas presidenta al desalojar de la Presidencia a quien apoyaban en ese momento, el popular Paco Cabrera, con la ayuda del PSOE. Las rupturas de los partidos, especialmente el PIL, acaban con cambios de gobiernos y la creación de nuevos partidos pantalla o de tránsito.

Ahora, con la nueva normativa, eso ya no se puede hacer. El que se mueve, ya no sale en la foto de las mociones de censura. Desde que no voten en la línea del partido, se les declara tránsfugas y tienen que mudarse al grupo de los No Adscritos, desde donde no se puede participar en cambios de gobierno. La medida alivió un poco los movimientos rupturistas y acabó con la venta millonaria de concejales y consejeros en pro de un cambio de gobierno. Ahora, los acuerdos quedan supeditados a los partidos políticos y los consejeros anónimos pueden abortarlas, pasándose al grupo de los No Adscritos, si con su baja del partido, ya no dan los números, pero no pueden activarlas. O sea, que ahora podrían ganar protagonismo quedando en la oposición en contra de la voluntad de su partido. Cuestión menos frecuente, porque el poder llama a todos ellos. Pero no del todo incierta, porque el hecho de impedir la censura granjea simpatías del grupo de gobierno salvado y, a veces, puede incluso reportar importantes beneficios contantes y sonantes.

Portavoz, protagonista

Hoy, en el Cabildo, hay veintitrés consejeros, agrupados en ocho partidos. Los consejeros portavoces, normalmente el candidato electoral, son los que la gente conoce más, junto con los que están en el gobierno con consejerías a su cargo que le dan visibilidad. Así, si yo les pregunto quién es el presidente del Cabildo, desde hace ocho años, la gran mayoría de los electores lanzaroteños dirán a la de una que es Pedro San Ginés. Si les pregunto quién es el portavoz de Coalición Canaria en los plenos serán muchos menos los que dirán Luis Celestino Arráez o Echedey Eugenio, repitiendo muchos, de forma errónea, el nombre del presidente para estas funciones. 

Mucha gente conoce también al portavoz del PSOE, José Juan Cruz Saavedra, más por sus dieciséis años de alcalde en Tías, que por su permanencia en el gobierno insular y salidas y entradas en el mismo. Menos sabrán que Ángel Vázquez es el portavoz del PP, menos incluso de los que saben que Carlos Meca, con el mismo número de consejeros que los populares, es el de Podemos. Meca, a pesar de llevar sólo un mandato y Ángel, dos, saca un cuerpo en popularidad a este por su permanente enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el presidente. Si discutes con uno con más presencia mediática que tú, ganas en presencia y popularidad. Es igual que si, alguno o alguna de nosotros, empieza a salir con un famoso o famosa, eso haría que aumentara de forma exponencial nuestra popularidad.

También mucha gente sabe que el portavoz de Somos Lanzarote es Tomás López, a pesar de que María de la Paz no se lo pone fácil. Los unos del pleno Cabildo, los que representan en solitario el resultado electoral de su partido también son conocidos. Si preguntamos quiénes son Benjamín Perdomo, Manuel Cabrera y Juan Manuel Sosa, mucha gente les conoce, aunque, como es obvio, no tanta como al presidente del Cabildo, y su vinculación a Ciudadanos (C´s), Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) y Nueva Canarias (NC), respectivamente.

Pero estos son sólo ocho de veintitrés. Y, por ejemplo, en el caso de Juan Manuel Sosa, con su apoyo a Pedro San Ginés, ya vemos como puede interferir un consejero en la voluntad de su partido de censurar. Posiblemente se quede fuera de Nueva Canarias, pero nadie le puede obligar a presentar una moción de censura contra Pedro San Ginés. Y así se bloquea una moción de censura en la que no haría falta los 3 consejeros del PP y el del PIL. Pero esa fase ya está superada. Sosa está entretenido y bien entretenido con la integración del Hospital Insular en el Servicio Canario de Salud, que para eso es médico, y en su Ciudad de Mayores, que para eso es el consejero de mayor edad.

Sigamos con los consejeros anónimos, los menos conocidos. Que yo creo que son los otros dos de Podemos. Y no se debe sólo al protagonismo monopolizado por Meca, que también, sino a que son los únicos que no son portavoces ni han tocado gobierno en estos dos años y medio. Así, como quien no quiere la cosa, les pregunto quiénes son a ustedes. No se oye nada. Abstenerse familiares, amigos, compañeros de partido y empleados del Cabildo más cercanos a los grupos políticos. Es normal, digo. Pero no debería ser así. Salvo algo muy excepcional, los consejeros no portavoces y sin área de gobierno, pasan por el Cabildo sin pena y sin mucha menos gloria. Aunque son ellos, el número de consejeros que tiene el partido detrás de sus portavoz, lo que demuestran la verdadera fuerza en el pleno. Todos, los ocho grupos tienen un portavoz que se tratan, se insultan y se ríen de igual e igual. Pero a la hora de la verdad, a la hora de votar, con su mano levantada, son esos gregarios quienes marcan el rumbo de la votación. Algunos espabilados seguro que han ido a mirar las candidaturas para saber los nombres de los consejeros de Podemos. Alguno/a estará diciendo ya con cara de triunfador/a que los tiene. Que los consejeros segundo y tercero de Podemos son Plácida Esperanza Martín Hernández y Pablo Ramírez Cerón. Pero se trata de un error. La número dos se dio de baja por motivos personajes hace ya unos meses y quien ocupa su lugar es la cuarta de la lista, Griselda Martínez Álvarez. Seguro que ni se enteró de este cambio. Pues se publicó en su momento, pero no se retiene lo que parece poco decisivo.

Quizás, o sin quizás, Griselda Martínez y Pablo Ramírez sean los que menos han mejorado su popularidad desde que están en el Cabildo en estos dos años y medio. Y es que, por ejemplo, María de la Paz Cabrera, la segunda de Somos, ya fue portavoz en el mandato pasado, y tiene todavía sus enfrentamientos con Pedro San Ginés, mantiene viva las siglas de Alternativa Ciudadana y sus intervenciones con respecto a los CACT tienen el morbo de que su marido es empleado allí y forma parte del Comité de Empresa.

La segunda del PP, que en realidad es la primera porque fue la candidata aunque la portavocía la lleve Vázquez, Saray Rodríguez, tiene su popularidad también por ser concejala de Tías por diez años, seis en el gobierno, y ser también la secretaria general insular del PP, sólo un escalón por debajo de Astrid Pérez, la presidenta del partido. En cambio, Maite Corujo, la tercera, apenas tendrá un poco más de popularidad conquistada que los segundo y tercero de Podemos.

En cambio los  siete consejeros de CC son conocidos por las áreas que llevan, que les dan una visibilidad extraordinaria entre ruedas de prensa a tutiplén, visitas de obras y reuniones múltiples. Así mucha gente sabe que Oscarnotienealas es el consejero de Cultura, Oscar Pérez, o que el de Agricultura, Pesca, Caza y Obras Públicas es el tinajero Antonio Morales que antes de consejero fue concejal con Jesús Machín, en su Tinajo querido. Conocen también a Echedey Eugenio, que fue antes concejal en Teguise con Oswaldo Betancort, aunque no tuvieron mucha empatía entre ellos, cuestión que sí encuentra el hombre de Los Valles con Pedro San Ginés.

Cristina Pérez, entre pelotas y canchas, todas de deporte, alcanza más espectro cada día, al igual que Carmen Rosa Márquez, aunque menos, con su Educación y Patrimonio. El caso de Luis Celestino Arraéz es más complejo porque está enterrado en una consejería como Hacienda que no es muy popular ni da mucho trato. Pero con los más de 25 años que lleva en política, en distintas administraciones, cargos y partidos seguro que se le reconoce en algún sitio más que en su Órzola querida, puerto en el que llegó a la vida y del que no suelta amarras a pesar de que tenga que ir y venir todos los días desde allí al Cabildo, en el que también lleva un montón de años.

En el caso de la segunda del PSOE, Ariagona González, es también una de las más conocidas. Quizás esté a la altura de los portavoces. No en vano estuvo en el gobierno un año, y fue candidata al Senado en las dos elecciones pasadas, donde primero le ganó Moncho Galindo (Podemos) y luego Joel Delgado (PP). Además sale en todas las quinielas para cualquier cargo del PSOE. Actualmente es, además, la vicesecretaria de Acción Política, elegida en el congreso recientemente. Y, por supuesto, es la hija de un histórico del PSOE José Antonio González Arroyo. Tan histórico por su larga militancia en el partido como por ser el único que llevó pleiteando más de veinte años en el tribunales para ver si encontraba cualquier resquicio formal para salvar el vetusto palacio que se construyó en la falda de una montaña protegida, que sigue en pie todavía y hoy rodeada con un bosque de olivos que es la principal plantación de la isla de este cultivo, con una importante producción de aceite. Y es que aceite de oliva de calidad se debe cultivar a raudales para después de tanto años acabe elegido miembro del Comité Regional del partido que abandera y se subroga la defensa y protección del territorio. En fin, que Ariagona es muy conocida.

Andrés Stinga, que fue antes concejal en San Bartolomé durante varios mandatos, y Marcos Bergaz, que lo fue de Arrecife con Enrique Pérez, y asesor del Cabildo en el pasado, además de miembros del gobierno durante este año pasado, son bastante conocidos. La menos del PSOE es la maestra Lucía Olga Tejera, que estrenó cargo político en este mandato y apenas ha tenido un año en Bienestar Social para arremangarse y darse a conocer.

Esa es, en su totalidad, la fauna humana que corretea por los pasillos del Cabildo, se estanca en las sedes de los grupos políticos, o en sus despachos si son del gobierno, y se pelean o dormitan, dependiendo si son portavoces o meros brazos a levantar en las votaciones, en las maratonianas sesiones plenarias donde San Ginés y Meca escenifican las mayores diferencias con palabros e insultos de alto calibre. Todo eso, pero de censura, nada.

Empezamos la semana, con más frío también en este terreno. Hay quien dice que está más cerca la intentona de Pedro de tener mayoría absoluta que de una moción de censura. Yo, en cambio, sólo digo que, en el argot de la lucha canaria ( y quien no lo entienda que aprenda, que ya es hora), que Pedro San Ginés no se ha atrevido a contrear, que sólo se ha defendido. Que ha blindado su posición con Manuel Cabrera pero no ha derribado del todo la inestabilidad con un claro compromiso con el PP, que le resta algo del botín, pero le garantiza el fin de esta mandato y le abre la puerta a poder conquistar una mayoría de centro derecha para el siguiente.

Pero, Pedro, ya saben, fue jugador de balonmano y le encanta la vela latina. De lucha canaria, ni una gota. Por lo que no sorprende que ponga defensa cerrada con todos y no quiera ponerse a merced de las rachas de viento. Él sabrá, pero la lucha canaria es muy sabía.

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