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La lista del PSOE

Los socialistas de Lanzarote han sido los primeros en poner boca arriba sus cartas. Ayer, el Comité Regional le dio el espaldarazo definitivo a las que serán las candidaturas del PSOE a los ayuntamientos, Cabildo y Parlamento de Canarias. El ser los primeros en presentarlas no condiciona el resultado; tampoco presentarlas los últimos. Pero sí da un margen para afrontar el periodo electoral con mayor tranquilidad.

La lucha por colocarse en los puestos de cabeza suele ser ardua, dura y a veces con resultados traumáticos. He visto personas que se querían como hermanos y dejaron de hablarse definitivamente en un trance de estas características. Además, suele dar buenas pistas para saber cuántos consejeros, concejales o diputados piensa sacar un partido. O como se respeta la paridad (achatada por los polos) de los 40 y 60%.

 El Parlamento, un buen ejemplo

Un ejemplo de esas cosas que les cuento es la lista al Parlamento. Primero: el cabeza de lista era previsible: Manuel Fajardo. Segundo: refleja la realidad del partido, donde manda Fajardo no manda Espino. Tercero: está claro que la lista del PSOE no es Olivia Cedrés. Le dio todo su apoyo para que fuera secretario general, le aplaudió las gracias, y, al final, Carlos le quitó su puesto para quedárselo él. Y la mandó a tierra de nadie. Cuarto: el PSOE cree que se va a quedar con dos diputados. Sólo con  ver la reacción de Olivia, no cabe la menos duda. Nadie duda ya que se le apagó su buena estrella. Empezó como diputada Nacional sin darse cuenta y, después, se hizo parlamentaria y concejala de Yaiza a la vez. Sin  dejarse ver por las entrañas del partido y cuando se embarca convencida de que Espino le mantendrá en la gloria política, es este, personalmente, quien la entierra en los infiernos de los ex. Quinto: no pasa nada, se respeta escrupulosamente la paridad asimétrica a favor de la mujer. En los cinco primero puestos, hay tres mujeres. Eso sí, Manuel y Carlos en los dos primeros, los que saldrán con toda seguridad; Olivia Cedrés y, sobre todo, Lourdes Bernal y Raquel Rodríguez tendrán que esperar a ver si llueve café en el campo.

 Buenas listas

 Las listas del PSOE en Lanzarote están muy bien. En serio. Porque las estrategias son buenas o malas dependiendo de los objetivos que se persiguen. Y los objetivos, los marca la dirección, no los afiliados ni los simpatizantes, ni la sociedad. Todos estos tendrán que votar y poco más. Y dependiendo de si son más o menos se armaran nuevos objetivos. Pero, al principio, hay que poner diques de contención, evitar que la tormenta de en tierra con el quiosco.

Carlos Espino pretende un único objetivo: su supervivencia. Para ello es necesario tres cosas: mantener el apoyo de sus barones (entre ellos los propietarios- conductores de guaguas de afiliados), poner unas listas que puedan converger y sumar con CC para conquistar cuotas de poder que irriguen sus huestes y garantizarse que su imputación no prospere.

 Ese es el planteamiento que se marcó Espino con la aquiescencia de su mentor. Y ese es el escenario que ha conseguido. En este proceso, al que el PSOE llega en Lanzarote con casi la mitad de afiliados que hace cuatro años, con una bajada importante de las expectativas de voto después de dos años de gobierno en las principales instituciones insulares, ser excesivamente optimista es malo.

Por ello, Carlos Espino ha hecho sacrificios de la organización para garantizarse sus objetivos. Ha dado cabida a todo sus apoyos internos e, incluso, ha jugado con habilidad con aquellos que no lo eran para que no fueran un problema. Los jefes de las distintas tribus socialistas que lo apoyan han salido todos en la foto. Bueno, a excepción de Olivia Cedrés, pero su apoyo es prescindible, pequeño y su sacrificio es necesario para un objetivo superior: entrar el propio Espino en el Parlamento, garantizar que su causa penal vea ralentizado su curso y asegurar buen sueldo y tiempo para intentar trabar pactos insulares e impedir que se le derrumbe el quiosco.

 En el Ayuntamiento de Arrecife, metió a los que sostienen la Agrupación y el objetivo es sacar seis, aunque el sexto está desconfiado. En San Bartolomé y en Tías, dejó hacer, dejó pasar. Son graneros de votos y colmenas de abejas. El riesgo de tocarlo anima a sumarlos. En Yaiza, Tinajo y Haría: la técnica de candidatos nuevos donde no tenemos a nadie. En Teguise, hay opciones. Es terreno fértil de CC y del PIL, barruntan minorías y se puede sumar. Además, se deja a la vicesecretaria insular del partido  en una posición de posible poder sin necesidad de darle Parlamento. Los ayuntamientos han quedado cerrados. En buena disposición para lo que venga y todos contentos.

 Cabildo, Manuela, Cabeza

 Para el Cabildo, la duda es otra. Habrá que gobernar con ese odiado/odioso cantinero porque la operación de Inés, siguiendo las intenciones de Pepe Torres, Mario Pérez y Luis Morales se desinfló. Manuela ya está de candidata. ¿Y Espino va en la lista? Él hasta una semana antes de cerrarla decía que sí. Manuela no quería, algunos de los que apoyan a Espino no querían  y Espino después no quiso. Una lista sin demasiadas pretensiones pero buena para llegar a acuerdos. Carlos Espino cuenta con que entrará hasta el sexto. Aunque  cree que CC saque siete. Sabe que Manuela no se ve de camarera del cantinero y Joaquín Caraballo podría ser un buen vicepresidente. Quizás Manuela, que tiene menos vista de lejos que Carlos, no se haya dado cuenta que a lo peor, en esta ocasión será ella José María Espino. ¿Qué no se lo cree? José María Espino tampoco pensaba que dio el salto del PSOE a CC para hacer alcaldesa a su segunda, una nacionalista de raza que abandonó CC para hacerse socialista porque todos eran unos mangantes y ahora sueña gobernar con ellos.

 Manuela ha dejado su futuro en manos de sus dos grandes admirados/admiradores. No más opción de poder que pactar con CC y el partido, o sea, Carlos Espino es quien negocia y firma pactos. Todo un dilema para Manuela: soy cabeza de un proyecto condenado a descabezarme.

 El PSOE ya tiene sus listas. Las electorales, las candidaturas. Nada que ver con Olivia Cedrés y Manuela Armas. Alea jacta es.

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