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¿Por qué no te callas?

Hay momentos en los que, sin saberse exactamente el porqué, recuperas de súbito una imagen del pasado que te parece que ha perdido un momento excepcional para repetirse. En ese instante, en el que crees que la mejor opción para rematar la situación es la recuperación de aquella otra, no encuentras alternativa mejor posible. Algo de eso me pasó en la rueda de prensa convocada por la Sociedad de Promoción Exterior de Lanzarote (SPEL) para dar cuenta de los resultados conseguidos en la 38 edición de la Feria Internacional de Turismo (FITUR), en Madrid. Eché en falta aquella reacción aireada del entonces Rey de España para pararle el carro insultante del presidente venezolano Hugo Chávez y su contundente "¿Por qué no te callas?" (aunque allí me pareciera totalmente inapropiado y de tintes coloniales).

Para ahondar más en la incomprensión que provocaron las declaraciones del consejero de Turismo y  del consejero delegado de la SPEL, (especialmente este último que es teóricamente un experto en el asunto), les pongo otro ejemplito previo, para ir haciendo boca. Usted imaginase que tiene una granja llena de gallinas a las que alimenta para que pongan huevos como gallinas que son. Imaginase que ha contratado a un comercial que cobra un pastón por vender huevos y que presume ( ¡y le cobra por ello!) que el año pasado que fue el año de las tortillas de tres huevos vendió más cartones que nadie. Imagine, por último, que ese excelso comercial, que cobra como eso, vuelve a la granja ahora y le dice que este año va a vender menos huevos pero que no se preocupe porque eso nos va permitir comprobar en casa a qué sabe una tonga de huevos podridos por no encontrar mercado. Y, además, reconoce, ahora sí, que esa cantidad de huevos vendidos el año pasado, nada ha tenido que ver con las campañas que él se inventó y que los huevos los hubiese vendido cualquiera, porque la demanda de huevos creció por encima de la oferta agregada del momento y que se vendían, incluso, los huevos de codorniz a precio de los de avestruz. Seguro, ahora me lo imagino yo, que usted felicitaría a su comercial y le pondría como ejemplo. Como ejemplo de charlatán, me quiero imaginar yo.

Pues algo así pasó en esa rueda de prensa, que cogió ya a don Juan Carlos de Rey Emérito. Los dos, político y técnico, tardaron más en reconocer que habrá menos turistas el próximo año que en felicitarse por ello. Sí, exacto, los mismos que han vivido como un éxito propio este tsunami turístico producido en las aguas mediterráneas con el cierre de la oferta turística de Túnez, Egipto, Turquia, entre otros, ahora, en el mismísimo momento en el que vuelven abrir esos destinos competidores especialmente en invierno, y que tiran por ingleses, franceses e italianos, dicen que lo mejor que nos puede pasar es que se vayan. Además, para rizar el rizo, dicen que, ahora, con mucha menos presión de demanda, apostaremos por la cualificación y dejaremos brecha para más turista español. O sea, que tener oferta ociosa será un valor para aumentar los precios y cualificar la demanda.  Quiere decir, sobre todo el técnico, que, ahora que le hemos dado la vuelta al embudo, o fonil, que van a entrar menos turistas, los empresarios del sector van a ser exquisitos en la selección. Algo así como: "Tengo el hotel medio vacío,  sé que no van a venir muchos más, pero a ese y al otro turista no los cojo porque no llega al nivel que marca la SPEL con sus excelentísimos programas Destination de no sé, gastronomía de no sé cuánto y Sport y saltos del pastor". Exactamente, muy creíble. Es que es hacer promoción turística como si estuviéramos haciendo una ley de pesca para evitar que se pesquen tallas mínimas, pero después permitimos que los bares y restaurantes tengan menús con huevas y pequeñines fritos. ¡De locos!

No es que yo esperara que llegaran a la rueda de prensa y fueran del todo sinceros. Que dijeran que ya se las acaba el cuento y que ahora habría que contratar a alguien que fuera capaz de verdad de abrir nuevos mercados emisores, que fueran realmente competitivos cuando los otros destinos no están en guerra, con problemas de seguridad u otra cosa. O que dijeran que con la oferta que tenemos ya, si queremos más de dos millones de turistas cualificados y sin cualificar tendríamos que empezar a desearles el mal, cuanto peor mejor, a nuestros competidores. Pero de eso, a enfrascarse en una exposición llena de eufemismos y de velados temores, creyendo que los turistas españoles van a venir a tropel y encima a precios más caros me parece que no es realista. Cualquiera que vaya a la Península un par de veces al año, sin dietas de unos cuantos cientos de euros diarios, que eso desvirtúa mucho el nivel relacional, sabe que a cualquier españolito de a pie que usted pregunté por Canarias lo primero que le dice es que el Teide es muy bonito y que dónde quiere ir es a Tenerife. También hay mucho que te hablan de Gran Canaria, Y, después, si usted se espera un poquito, le hablan de Lanzarote. Que no está mal esa proporción, ni ese orden. Pero creer que lo vamos a cambiar de la noche a la mañana, por arte de magia, y encima haciéndonos menos competitivos con esas dos islas que tienen mejores comunicaciones, más experiencia en el mercado español, y un flujo de negocio inmensamente mayor que nosotros, sólo demuestra el nivel de amateur en el que estamos posicionados.

Con todos mis respetos, les pido que se repasen los términos demanda, oferta, mercado, equilibrio, sobreoferta, sobredemanda y el comportamiento insolidario tradicional que ha tenido el hotelero desde que en una parte de su recinto alojativo no duerme nadie. Y si les queda tiempo, por favor, intenten memorizar lo siguiente: En Lanzarote, a los bobos los hacemos políticos o allegados, no quedan más, así que un poquito de por favor, cuando quieran transmitir una realidad en rueda de prensa. Que sabemos que en tiempos de guerra, la primera víctima es la verdad, pero que también lo sea cuando entran en paz nuestros competidores naturales, me parece una pasada. Pues lo dicho, al Rey me remito.

elperiodicodelanzarote.com