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Sin líderes, no hay paraíso

¡Comienza el baile! (IV)

La diferencia mayor que hay entre esta corporación del Ayuntamiento de Arrecife y las anteriores es la falta de liderazgo en su conjunto y de forma individual y partidista. Es una corporación que no goza de crédito social y no despierta simpatías, más bien todo lo contrario. Al igual que hemos destacado a lo largo de estos años, y en la misma campaña electoral de 2011, sólo el Partido Popular jugó con una candidata reconocida políticamente, con prestigioso profesional y capacidad de gestión contrastada. Pero, claro, también dijimos que su principal problema es que era de derechas y que iba a estar rodeada de partidos de izquierda y nacionalistas.

Además, su salto al ruedo municipal, con doblete al Parlamento de Canarias, tenía mucho de sacrificio partidario, evitar una caída mayor del PP, y servir de palanca en la capital para que los resultados en el Cabildo no se desplomaran. No fue alcaldesa elegida por el pueblo, ni lo ha sido, en esta circunstancia en la que vive el Ayuntamiento, por los propios concejales que temen más a una Astrid Pérez con poder y presupuesto que verla en la oposición compartiendo protagonismo con sus dos compañeros abogados y políticos al alza, Dácil Garcias y Jacobo Medina. Ahora, en el desastre que es Arrecife, y a pesar de que el PP es el único que se ha desplegado en la oposición con todas sus armas, criticando y ofreciéndose a gobernar, ve peligrar su crecimiento y recoger el rédito de su trabajo, por el presumible crecimiento de Ciudadanos, un partido que crece en España de forma desbocada en los últimos tiempos.

Fuera del PP, entre los tres partidos grandes, todo es improvisación. Por una parte, el PSOE perdió por el camino a su candidato, José Montelongo, y parte de su lista, entre ellos al propio Zebensui Rodríguez, y gobierna bajo las directrices de la alcaldesa Eva de Anta, que no encuentra, con un gobierno debilitado e inexperto, además de minoritario, la fuerza necesaria para vender una gestión creíble ante un electorado que se revuelve entre denuncias diarias de múltiples colectivos y crítica generalizada mediática. Además, y eso alarga la situación de crisis del PSOE, parece que se plantea ser la candidata y someterse a las exigencias que le llevará de nuevo a tener una lista más condicionada por los intereses dentro del partido que por las necesidades de la propia corporación. Además, su Agrupación de Arrecife se ha roto, con pérdida de decenas de afiliados que crean un nuevo partido para rivalizar con el mismo electorado en las próximas elecciones. Así José Montelongo se postula para medir sus fuerzas con la propia Eva de Anta, que lo sustituyó en la Alcaldía de aquella manera, teniendo esta como bastión el PSOE y aquel su propio partido, la Agrupación Socialista por Lanzarote.

Tampoco Coalición Canaria está para tirar voladores.  Perdió dos concejales en el 2015, con un candidato, Rafael Juan González, que no gozaba de la popularidad necesaria, y una lista llena de alevines, desconocidos por el gran público.  Primero se fugó Maria Teresa Lorenzo para llevar con poca fortuna la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias. Encima, la experiencia de CC en el gobierno de Arrecife no ha destacado y su salida se gestionó mal, con el escape de dos concejales en busca de un echadero personal, uno en el Cabildo, su propio cabeza de lista, y otra, en el Gobierno de Canarias, Ascensión Toledo. Jacobo Lemes se queda, pero también garantiza sueldo público en el Cabildo, mientras que Samuel Martín se queda con la portavocía, remunerada también. Todo apunta a que CC tendrá que buscar un candidato a la alcaldía nuevo, lejos de las filas del grupo municipal, aunque cuente con algunos de ellos para los primeros puestos, aprovechando la experiencia que han cogido en estos años de barbecho y negación.

Tengo el convencimiento absoluto de que el PSOE, CC y PP perderán esa ventaja de dos y tres concejales con el pelotón de partidos en las próximas elecciones. Y que algunos de ellos tres, como no encuentren candidato de relevancia, no estarán entre los tres primeros y , encima, queman sus expectativas para el Cabildo, arriesgándose a quedarse fuera de los pactos para la futura gobernabilidad de ambas instituciones.

Mientras el PSOE se achichara enterrado en millones que no sabe gestionar, con un personal que cuesta más de 20 millones de euros anuales a la ciudad y que no sabe ni organizar ni motivar ni estimular, en compañía de dos concejales del PIL que no aportan nada, CC vive atada de pies y manos por las contradicciones en las que cae cada vez que critica a un gobierno en el que estuvo hasta ayer y se desnutre con la pérdida de sus propios concejales. El PP, con tres de su cinco concejales armados hasta los dientes, tres abogados con ganas de ser políticos, liderados por la propia presidenta del partido, Astrid Pérez, ve que su trabajo cala en la población, pero teme que Ciudadanos, con el refuerzo de su marca, le quite de las manos la cosecha, por razones exógenas. En esas circunstancias, los tres partidos principales temen más al cambio de ciclo que se barrunta que a los propios méritos de unos y otros.

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