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Las fuerzas del centro izquierda

¡Comienza el baile! (VII)

Al margen de personas, localizaciones y vínculos familiares, de amistad o laborales, están las ideologías políticas y los sentimientos políticos, que no son exactamente lo mismo, pero están estrechamente relacionados. Y hay un espectro enorme electoral, difícil de acotar o delimitar pero nominado como el centro izquierda, en contraposición del centro derecha, en ese afán de evitar los extremos indeseados y también de dar zonas comunes de influencia tanto para la derecha como para la izquierda.

Ya se sabe que aquel que no quiere ser de ninguno dice que es de centro, que viene a ser algo así como la tierra de nadie que puede ser de todos, donde se defienden los valores instalados en la sociedad, sin hacer mucho ruido ni aspirar a grandes cambios, salvo que se crea que la cosa ha estado escorada o para la derecha o la izquierda y se reivindica con vehemencia esta nada ideológica que no da muchos quebraderos de cabeza ni a quien la vota ni a quien la representa.

Hasta la aparición de Podemos, y con permiso de la jovencita Alternativa Ciudadana, quien hablaba de centro izquierda, en Lanzarote y en muchos lugares del estado español, se refería, sin lugar a equívocos, al PSOE. A partir de ahí, hacia la izquierda, quedaban Izquierda Unida y sus grupúsculos satélites. Y, hacia la derecha, todo los demás, donde cabía, en ese centro derecha, el CDS en su momentos, CC, el PIL, y el propio PP, que se estiraba desde el centro hasta el infinito por la derecha. Ahora, también, en ese centro derecha, se suma con inusitada fuerza Ciudadanos, que también se abre hacia la derecha con la facilidad de una bailarina experimentada. Pero quedémonos hoy en lo que podríamos llamar centro izquierda de Lanzarote en construcción para estas propias elecciones.

El centro izquierda lanzaroteño está en pleno proceso de transformación. Contagiado por las experiencias grancanarias, donde los Podemos, PSOE y Nueva Canarias, todos en esa franja, se hacen fuertes como alternativas reales al gobierno insular de aquella isla y ya pugnan por tener más protagonismo en el Parlamento de Canarias, con aspiraciones, incluso, de meterse en el gobierno regional y darle el cambiazo a Tenerife por Gran Canaria, como referencia política del archipiélago.

La idea es esa. Pero Lanzarote es más compleja. Existe un PSOE con bastante protagonismo y un Podemos con cuerpo aceptable para participar en el envite. Pero, en cambio, Nueva Canarias, si exceptuamos Tías, es un solar, un erial, lleno de aulagas y bobos, que vive con la esperanza de que Gladys Acuña construya su proyecto insular sobre estas tierras y atraiga hasta aquí a sus núcleos de influencia. Es verdad que Gladys ( y su inventado UPY) viene más del centro derecha, del populismo si se quiere, que del centro izquierda, y sus influencias tanto en el PIL como en el CC, también están más en esa parte del espectro político que en el centro insular. Además, también está Somos, heredero de Alternativa Ciudadana, en este espectro, aunque ellos también le suman su broche nacionalista y, a pesar de que llegaron a un acuerdo electoral con Vecinos Unidos, de Andrés Medina, que es tan de derechas y populista como cualquiera de los partidos del otro lado.

Para que este proyecto tenga salida, y en eso se está jugando, especialmente el PSOE, con aquiescencia del Podemos de Meca, hace falta que una Nueva Canarias con dos o tres consejeros con Gladys Acuña de candidata al Cabildo y al Parlamento, para que si no sale la jugada quedarse allá, y atrayendo al PIL y otros restos bajo su ala. La batalla de Manuel Cabrera por romper el PIL tiene mucho que ver con este proyecto. Aunque Cabrera nada tiene que ver con la izquierda. Pero muñidores de más nivel, en su apuesta por esta jugada, para crecer en el Parlamento y acabar con Pedro san Ginés como presidente, se han planteado tantear, incluso, a Oswaldo Betancort, para que el alcalde de Teguise dejara CC y se sumara al proyecto, para liderar la candidatura al Cabildo y colocarse allí con 4 ó 5 consejeros, rompiendo el pacto, con Pedro San Ginés, de esperar a 2023 para ser presidente del Cabildo. No es sencillo este salto de Oswaldo, entre otras cosas porque se estaría jugando, incluso, la mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Teguise y, además, poniendo en bandeja la presidencia en manos de la candidata socialista, que sería, en esa situación, posiblemente, la más votada.

El quid de la cuestión electoral lanzaroteña para el 9 de junio de 2019 pivota en esas relaciones y cómo se cierre un posible acuerdo. SI se cuece una tercera organización insular en el centro izquierda lanzaroteño  de nivel ( o una cuarta, si contamos a Somos Lanzarote, que yo me temo que se desinflará un poco a favor de Podemos), poco podrá hacer el centro derecha insular para mantener sus actuales cuotas de poder, más todavía cuando se sabe que Ciudadanos en Lanzarote vive en el centro derecha pero juega con el centro izquierda.

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