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Ciudadana Noemí del Pino (C,s)  

 

Eso es lo que hay (Elecciones locales) (VII)

Ciudadana de Ciudadanos, se enrola por primera vez en una aventura política que comenzó navegando a contracorriente en la candidatura al Senado, aunque el objetivo siempre ha sido ocupar uno de los 25 asientos del Salón de Plenos del Ayuntamiento de Arrecife. Sustituye a Delia María Hernández Camacho como cabeza de lista de Ciudadanos al Consistorio capitalino y lleva de segundo a quien aquella tenía al final en el mismo puesto al irse Víctor Manuel Duque Medrano, Iñigo Inchausti Sangroniz. Se trata de Noemí del Pino Ramírez Rodríguez.

Tiene perfil de Ciudadanos. Por dentro y por fuera. Estilosa y de profesión asesora fiscal, Noemí del Pino pasa la mayor parte del día en Arrecife, sufriendo el abandono  que muestra la ciudad y echando de menos una actuación decidida en su espacio público. Aquí tiene su oficina, donde, con un par de trabajadores, desarrolla su actividad profesional, avalada por su carrera de Empresariales por la Universidad de Las Palmas, entre declaraciones de la renta, impuestos de sociedades, liquidaciones de IGIC y módulos para todo tipo de autónomos y terrazas de verano. Quizás por eso, no estaría mal de concejala de Hacienda, una de las patas rota del manirroto y desorientado Ayuntamiento de Arrecife.  

Emprendedora, con sensibilidad social, lleva con orgullo lo de ser autónoma, con trabajadores a su cargo, condición entre laboral y empresarial que tanto dice defender su partido. Se pone de ejemplo cuando hay que hablar de emprendimiento y saca pecho, es un decir, cuanto se cambia el tercio del politiqueo por el de la justicia fiscal, base imponible, sujeto pasivo y demás terminología tributaria al uso. Dice que viene a la política porque se cansó de quejarse y no hacer nada. Aspira a aumentar la representación de Ciudadanos en Arrecife, donde ya tiene dos concejales. Y yo, sinceramente, la veo en el gobierno municipal, entre tongas de trabajo atrasado, de años, que intenta poner al día mientras se atusa, desinteresadamente, su alborotada melena rubia.

Se refugia en Costa Teguise, donde tiene casa, pareja, hijos y mascota. Pero hace su vida en las calles de Arrecife, por las que se desplaza mayoritariamente en bicicleta o caminando, dándole un aire nórdico, moderno, al Arrecife que se resiste y se reafirma con sus sombras mauritanas y de declive mal disimulado. Y ella erre que erre, será por lo de Ramírez Rodríguez.  

Noemí del Pino, experimentada en su profesional, en su cuarentena bien llevada, se encuentra todavía recién llegada a la jungla de la política insular. Y está entre el vértigo que le produce la demanda inmediata de respuestas de periodistas y rivales políticos y la ilusión que le embarga al saberse con un pie en la toma de posesión como edil de Arrecife. Sonríe nerviosa pero no esconde tampoco una firmeza que hace presagiar que será política de armas tomar si se le declara la guerra. Tengamos en paz la campaña electoral. Y el 26, de las urnas contenedoras de sueños y voluntades populares, tendrán cada uno su merecido. También Noemí del Pino, la ciudadana de Ciudadanos en Arrecife.

 

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