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Arráez, 20 años y la perra gorda

Luis Celestino Arráez Guadalupe.

Eso es lo que hay (Elecciones locales) (XXXVIII)

Cuando el biólogo marino Luis Celestino Arráez Guadalupe comenzó sus andadura política, de la mano del PP, en su municipio de Haría, a principios de los años 90, los que le conocíamos de su época de buen estudiante, no creíamos que tuviera el largo recorrido que cerrará el próximo 25 de junio, con su salida voluntaria del Cabildo.

En realidad, de lo que se hablaba en aquellos momentos era que se había enrolado en el PP, y optado a concejal del Ayuntamiento, con el propósito de exigir plaza de profesor en Lanzarote ya que había sacado las oposiciones de profesor y Fuerteventura ya le parecía otro mundo, demasiado lejano de su tierra chica, Órzola, donde nació, se crio y sigue viviendo. Pero, el chico cogió carrerilla e hizo carrera política. La hizo en el PP, en Haría, en el PIL, en la APL y, finalmente,  en CC. Así que se puede decir que ha sido un camaleón político, que se ha mimetizado con el poder allí donde ha estado, aunque no pudo evitar estar dos años en la Oposición, del 2007 al 2009, antes de que le cayera la bicoca de la década de gobierno de Pedro San Ginés, a quien se metió en el bolsillo con su adulonería fácil y su trabajo constante. No hay que quitarle mérito pero tampoco regalarle los oídos, que ya lo hace él muy bien, incluso, convocando a prensa, trabajadores y por poco hasta la quinta flota americana, por si hiciera falta para darle solemnidad a la salida del Cabildo de uno de los bastones de San Ginés. Pretencioso el acto, pero Luís Celestino es así.

 "Que menos que ofrecer esta humilde rueda de prensa para agradecer públicamente a muchísima gente su colaboración, cariño y respeto que siempre he recibido", afirmó, sin esperar que nadie le reprochara semejante dispendio en los momentos en los que CC, su último partido conocido, se queda sin poder en Canarias, después de 26 años de gobierno, y en Lanzarote se reduce considerablemente. No se va solo usted, Arráez, se va un montón de gente. Pero usted pensará que veinte años son veinte años, ¿y le parece poco reconocimiento eso?

"He dedicado más de la mitad de mi vida a trabajar por mis islas, Lanzarote y La Graciosa, mañana, tarde y noche", con más de 200 plenos, cientos de Comisiones de Hacienda, Consejos de Gobierno y Juntas de Portavoces, responsabilidades varias al frente de los diversos organismos autónomos y consejos de administración y, destacó que "por poner solo un ejemplo, cientos de miles de firmas de las cuáles más de 40.000 han sido contabilizadas solo en la última etapa de Gobierno desde la entrada en funcionamiento, hace menos de dos años, de la administración electrónica en la Corporación", dijo, dando la sensación, de quedar agotado con recordar tanto trabajo.

Claro que se le olvido decir cuánto ha ganado en estos veinte años de consejero y las triquiñuelas que ha hecho para que la nómina se viera aumentada por tantos pluses, comisiones de viaje y demás. Hubiese sido un acierto que en esa relación de cosas hubiese dicho la cantidad exacta de dinero que se ha embolsado en estos veinte años de consejero de Juventud, de Deportes, de Turismo, de Hacienda, de Contratación y de hasta secretario de los consejos de gobierno para poner la mano, también la firma,  y la referencia bancaria. Nada de eso es ilegal, creo. Así que tampoco hubiese estado mal nombrarlo, salvo que se quisiera quedar como voluntario de una ONG cuando, realmente, estaba desarrollando una actividad bondadosamente retribuida y con relieve social suficiente como para estar agradecido sin necesidad de pedir aplauso y reconocimiento público. Tampoco le voy a preguntar por los “arraezitos” o “guadalupitos” que nos ha dejado enredados en la administración a lo largo de estos 20 años por la gracia del parentesco y la filosofía de que el reparto bien entendido empieza por uno y los suyos.

Quiso usted poner el foco en su salida para hacer balance amable de su gestión. Usando al personal  amigo de compañía necesaria y a la prensa como notaria pública. No se podía ir con normalidad, sin aspavientos, sin peticiones, quería escribir su propia historia. Y ahí queda. Se va el más veterano de los consejeros actuales, el que llegó en 1999, el Segundo Rodríguez del siglo XXI, fiel escudero del señor San Ginés, aunque ya lo fuera también de Dimas Martín, verdadero artificie de que llegara a ese Cabildo. ¿Dijo eso en la rueda de prensa? ¿Tuvo palabras de agradecimiento para Dimas, quien, como gallina clueca, metiera al calor de su lista al orondo biólogo y le convirtiera en consejero por primera vez, cuando nadie, salvo nosotros, lo conocía? No dijo tampoco que abandonó el PIL, junto Isabel Déniz, Celso Betancort, Inés Rojas y Sergio Machín, entre otros, ya todos retirados antes que usted, para formar el partido Asamblea por Lanzarote (APL) en el 2006 y acabar, después, en CC, dónde enganchó con su gran salvador y patrocinador, Pedro san Ginés.

Luis Celestno no cayó en Hacienda por casualidad. Aunque de formación es biólogo, es un fiel seguidor de la Virgen del Puño. De donde puede sacar una perra gorda, no se va para quedarse con una perra chica. Así que se entiende fácil que su economía personal, después de veinte años en el Cabildo, esté mejor saneada, incluso, que la de la propia institución. Su apasionamiento por el cargo, llevaba aparejado no perder de vista cositas así. Y si ha estado dos décadas es que no le ha ido nada mal. Así hay muchos, no vamos a engañarnos.  Pero es él el que se ha organizado esta fiesta con fuegos artificiales para salir de la corporación insular.

Se va Arráez Guadalupe, como se fue segundo Rodríguez, y el Cabildo sigue. El día 25 entrarán otros 23 consejeros. ¿Quién se acordará  de Luis Arráez, la mañana del 26, aparte de él, su familia y los agraciados con pluses y demás?

En fin, que le vaya bonito, amigo Luis Celestino, que vuelve usted al IES de San Bartolomé con tiempo suficiente de jubilarse.

elperiodicodelanzarote.com