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Hola, Loli:

Astrid Pérez felicita a Dolores Corujo ayer en el Cabildo. Las líderes del PP y del PSOE se confiesan amigas y han sido las protagonistas de los pactos que las han llevado al poder.

Eso es lo que hay (Elecciones locales) (y XL)

Perdone que no le llame María Dolores, ni excelentísima, ni esas cosas que parecen más propias del rictus de conservadores que del trato entre dos aparentes socialdemócratas de toda la vida. Uno de palabra y la otra también. Porque, hasta ahora, la cosa ha sido mucho discurso, mucha poesía pero la obra está por venir. Y tiene usted, ahora, la oportunidad de demostrarlo al ponerse al frente de la llamada locomotora insular, el Cabildo de Lanzarote, que tiene músculo inversor y superávit presupuestario.

Ya le digo (verá que la trato de usted, porque es bueno que haya confianza, pero es muy malo ser un confianzudo, error que no tiene excusa entre nosotros para darse porque ni somos amigos ni pretendemos serlo) que una cosa es prometer y otra hacer de verdad. Que una cosa es leer un discurso durante más de treinta minutos y otra aguantar cuatro años la exigencia de una gestión demandada y vigilada.

El que le escribió su discurso, no sólo quiso dejar claro que lo hizo él, con giros, modos y maneras más propios de él que de usted, sino que la ha metido en el lodazal y en la contradicción, empezando su discurso diciendo aquello “estoy convencida de que no toca hoy entrar en críticas a la etapa previa pues suficientemente se ha hablado de ello a lo largo de esa campaña que antes reconocía como intensa” para, acto seguido, pegarse usted la mayor parte de su discurso con esa matraquilla.

Dolores Corujo, con sus padres.

Es como un aviso a navegantes: una cosa es lo que digo que voy a hacer y otra la que hago finalmente. Si es así, ha quedado claro. Si no es así, Loli, ha quedado raro. Raro, raro… Como si usted le hubiese dicho al amanuense que pusiera eso y él ya se encargó de poner todo lo demás. Porque, que quiere que le diga, su sonrisa, su ilusión por gobernar el Cabildo, su familia expectante, esos guiños cómplices a su marido, la receptividad con el mensaje directo a usted del portavoz de su equipo, Marcos Bergaz, nada me pegaba con ese tufillo de espada desenvainada para rematar al caído hasta en dos ocasiones: una en buena lid en las elecciones, aunque por poco, y otra por traición ideológica de la popular Astrid Pérez, que le garantiza a usted continuidad en la plaza, porque con el solo  hecho de su victoria sólo se aseguraba el mismo futuro que la presidenta del Cabildo de Fuerteventura, ya con una censura pendiente de debatir. Jacobo Medina, portavoz del PP, habló lo justo y no dijo nada. Parece que ese es el papel que toca al PP en el Cabildo. 

Todo ese programa que usted dice que va a hacer, toda esa venganza que se cuece entre bastidores, sancochada a fuego lento por sus asesores más cercanos a lo largo de diez años de dolor, necesita al PP como socio imprescindible para ejecutarse. ¿Creen que la hipocresía de Astrid llegará hasta el punto de ir en contra de sus actos, incluida la querella que presentó contra Carlos Espino como presidenta de los CACT? No sé, no sé. Pero me temo que si Astrid quiere comerse a CC no podrá hacerlo entregándose ciegamente al PSOE y renunciando a lo que ha sido hasta ahora su razón de ser: experiencia de gobierno, su gestión. Ya veremos, Loli. De todas formas, esos abrazos, esas caricias, esas sonrisas compartidas entre usted y la líder del PP insular asustan a los de uno y otro bando. Acostumbradas como tenían a sus respectivas parroquias a criminalizar las formas de la otra, ahora no saben qué hacer ni qué decir sin las instrucciones  previas del director de orquesta (de esta operación anti natura orquestada), Carlos Espino: “Pues que vas a hacer, ni que fueras tonto. Aplaudir y sonreír, eso toca si queremos a Pedro San Ginés en su casa, lejos del Cabildo”, diría, seguro, su asesor, Loli, con esa sonrisa de lagarto que se le pone cuando mangonea con regusto.

Dolores con su marido y suegra.

Astrid es un mal menor, tan menor como necesario. Apenas cuatro consejeros inexpertos en el Cabildo para sumar trece consejeros y no mirar demasiado para el Ayuntamiento que es donde está atrincherada Astrid, convencida de que es su purgatorio para llegar a los cielos de la política insular. Aunque darle un bólido a quien será tu competidora en 2023 para que te deje una “carraquita” para sobrevivir no parece la mejor manera de mirar el futuro como una campeona.   

Creo, Loli, que es momento de empezar a hacer otra cosa más allá de gestos, discursos, y actuaciones para los nuestros y los del más allá. Toca gobernar y dar respuesta a los problemas reales. Toca poner en marcha la maquinaria cabildicia y recoger de los diez años de Pedro las cosas buenas. Debe acabarse la campaña, la política, la mediática, la de la fundación, y todas las demás. Corre el riesgo, en caso contrario, de convertirse en la nueva cantinera, que repite sin tino lo que le escriben los que quieren convertir el Cabildo en campo de batalla para sus cuitas personales.

El Cabildo, Loli, no es el Parlamento ni el Ayuntamiento de San Bartolomé. Aquí no basta con soltarse el discurso e irse de fiesta por la santacrucera capital tinerfeña, ni de dar órdenes a concejales obedientes que se resisten a ir más allá por miedo a perder su cargo y porque tampoco sus competencias invitan a más. En el Cabildo, todo es mayor, todo es más goloso y hay vericuetos por donde perderse bien perdidos consejeros ambiciosos. Bueno, usted ya lo sabe, creo que tiene ejemplos muy próximos.

La presidenta que desplazó Pedro para entrar de presidente en 2009, Manuela Armas, con la presidenta que sustituye a Pedro San Ginés, casi diez años después.

El Cabildo, Loli, es gestión, es poder ejecutivo puro y duro.  Y  ahora no valdrá echarse a correr, como le dijeron que hiciera a Pepe Juan Cruz, cuando la cosa se ponía exigente en el gobierno. Ahora hay que afrontar el pago de la sentencia a Haría ( ¿Se la pagamos sin más o negociamos como Pedro?). Con el agua, ¿Nos vamos a conformar con tener a Pedro en  vilo, con su contrato con Canal Gestión, o vamos a pedir responsabilidades a los que llevaron a la quiebra a Inalsa, fundiendo sus dineros en campañas, malos negocios y peor gestión? ¿Quieres ser una buena gestora, solventar los problemas de Lanzarote o se conforma con ser una buena defensora de los intereses del club de amigos que representa dentro del PSOE y alrededores?

Loli, vi a Nona Perera, la pobre, pidiéndole que fuera de izquierdas, que gobernara con visión de izquierdas y dándole su apoyo para políticas de izquierdas pero también le dijo en su breve discurso (casi fue más largo su prometo, con esas cláusulas que les ponen los del Podemos a la lectura del Juramento) que no pensaban legitimar su gobierno con los defensores del petróleo, en clara alusión a Astrid y su gente.

Grupo de gobierno con socialistas y populares de la nueva corporación.

 Nona iba en su bando y se queda en la oposición, al lado de CC, que también vio rota su alianza con el PP, que gobierna con el PSOE. La oposición es la bancada del  desengaño, de la mentira electoral, de los bancos compartidos por los desiguales y sin necesidad de acuerdo. Allá los otros con su gobierno. Allá usted, Loli, con su Astrid y su PP. ¿No le sorprende haber cambiado su ideología, su izquierda tan exaltada, de golpes en el pecho y puño en alto, por las matemáticas y los malabarismos de especuladores de resultados? ¡Qué corta es la historia de la pureza! ¡Qué fuerza la del poder!, Loli, Loli, Loli. Ahora, lo que destacamos es que coinciden los programas del PP y PSOE en el 98%. Al oírlo se me vino a la cabeza  que la secuenciación del genoma del cerdo permitió descubrir que comparten con los seres humanos más del 90% de similitud genética. ¿Confundiría, usted, Loli, un cerdo o una cerda con  un hombre o una mujer? ¿Se iría de fiesta o compartiría establo con ellos? En fin, eso de destacar las coincidencias, y exagerarlas de esa manera, me imagino que dejarán a Podemos en el fin del mundo y las diferencias ideológicas en Marte.

Siete de los ocho consejeros de CC. En la imagen falta Oscar Pérez.

Me imagino, Loli, que animada por su gente de confianza, menos dados a purezas si se trata de gobernar (no fue un impedimento hacerlo con la gente de Dimas,  incluso estando en la cárcel, ni con la CC de Pedro San Ginés hace apenas unos años), hayas apostado por ser pragmática. Si se quiere quitar a Pedro, hay que robarle la pata que le sostiene. Y se fueron a por Astrid  y le dieron lo que ella quería, su alcaldía de Arrecife. Y ya está. ¡Chapó!

De socialdemócrata a socialdemócrata, Loli, ¿Qué somos hoy, más alemanes?¿Más modernos? ¿O simplemente hemos mejorado nuestra capacidad de venganza? ¡Contra Pedro vale todo! ¡Hasta Astrid! ¿La necesitamos? Entonces la hacemos una de mis mejores amigas y las dos a poner caritas con risitas varias y en eso están. Como los de CC están, los pobres, desfiguraditos, conteniéndose, para no echar la “pota”. Su líder supo estar a la altura. Pedro se echó sus flores, recordó los resultados, y se mostró colaborador. Respetó el tiempo, diez minutos, a pesar de que en el público los murgueros de siempre escenificarán la cuenta atrás de los últimos segundos como metáfora del fin de la etapa donde San Ginés hablaba sin control.

En estos actos, hay que ser institucionales, breves, ingeniosos, con chispa, porque el público no es el de conferencias ni aulas. Es el mismo público de bodas y bautizos, que van allí, por primera vez, a ver a su familiar o amigo leyendo su juramento y con su medallón del Cabildo. Le invitaron para aplaudirles, para darles dos besitos al final y poco más. Como en las bodas  y  los bautizos. Desde que empieza a profundizar, Loli, los bostezos se contagian del salón de plenos al salón de actos, lugar en el que se recoge a la mayoría de las familias, quedando en el primero las autoridades, prensa, y familiares “vip”. Los suyos, Loli, en primera fila. ¡Que se sepa quién manda ahora, coño! Su marido, relajado, y muy cariñoso con usted en esos encuentros fortuitos en sus dos juras, su suegra, mimada por su hijo en todo momento, y sus padres, orgullosos, contenidos y sin exhibición de manifestaciones, si exceptuamos que su señora madre fue la última en dejar de aplaudirle cuando la supo ya presidenta. La gente de nuestra tierra, la mayor, la de toda la vida, no es mucho de escenificar. Ni el dolor ni la alegría. Tienen temor a levantar envidias o quedar como presumidos, o como quejicas, en el caso contrario. Pero sí entregan todo para que sus hijos lleguen donde ellos no han llegado. Y usted lo ha hecho. Y tienen todo el derecho a estar orgullosos de usted, Loli, porque es usted la mujer política lanzaroteña con mejor historial y porque lo hace con verdadera entrega.

Ahora, Loli, solo hace falta que haga algo más que discursos, que se salga del surco que otros les quieren marcan, a pesar de que ya se ha demostrado que es erróneo. Que sea usted, que se arriesgue con una gestión decidida, respetuosa y respetable. Que no quiera caer en radicalismos absurdos para esconder que gobierna con la derecha más derecha de la isla. Que se ponga a solucionar problemas de los ciudadanos no a repartir salvavidas a amigos, compañeros y prensa amiga. Que recuerde que el despilfarro es tan grave cuando acaba en las manos de los amigos de Pedro San Ginés, que cuando acaba en las de los amigos de  usted, Loli, o en los amigos de su amigos.

Marcos Bergaz, su portavoz, habla de tiempos nuevos, no le lleve la contraria. Gobierne, gobierne, gobierne, háganos un poco más felices a todos y evite hacer un poco más ricos a algunos. Es evidente que ellos no querrán, pero ellos, Loli, no son socialdemócratas. ¿Lo es usted, Loli? Veremos.

Mis felicitaciones sinceras. ¡Muac! ¡Muac!

          

 

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