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¿Qué cobran los políticos?

Empecemos bien. La pregunta no es cuánto cobran los políticos sino qué cobran, a qué se debe que cobren. La respuesta más rápida que se nos ocurre es que ellos cobran, y nosotros le pagamos, por  su dedicación en exclusiva, parcial o encubierta para desarrollar sus funciones públicas con sentido común, responsabilidad y eficacia. Ya solo por el incumplimiento de estos principios muchos tendrían que devolver hasta la última perra que se han llevado al bolsillo en  su dedicación pública. Porque ni han demostrado sentido común, ni han actuado con responsabilidad y lo de eficacia y eficiencia todavía no saben bien lo que significa. Pero la cosa es todavía más compleja y vergonzante.

Los ciudadanos que siguen la política desde su casa, en los ratitos que les dejan libres sus muchas ocupaciones, entre biberón y biberón, yendo al trabajo, en los descansos del mismo o después de hacer una rápida comida, durante una lenta digestión. Entonces, ellos entienden que los políticos se autoliberan (porque, efectivamente, los mismos políticos deciden su propia liberación, su propio sueldo, como si la administración fuera de ellos y ejercieran como una especie de autónomos al que ellos le han garantizado, incluso, dos años de paro para no dejar de cobrar de la administración ni después de darse de baja) porque son necesarios para la administración y reúnen los requisitos para llevar las riendas de consejerías y concejalías. Mentira cochina. Falso de principio a fin.

Hoy, en las administraciones locales, se liberan todos los que se pueden y más. Con dedicación exclusiva todos los que permite la ley, y con liberaciones exclusivas encubiertas con parciales del  80, 90 y hasta el 95%  los que, además de cobrar todo lo que pueden de la administración quieren seguir cobrando otro tanto o más de sus empresas personales. Ya empezamos mal. Si el político gana más que en su trabajo anterior, lo damos por bueno. Si va a ganar menos, le subimos los ingresos y si tiene una empresa le dejamos que siga con la empresa personal y le damos el sueldo casi íntegro de la administración. ¿Pero son estas las prioridades? ¿ Si se trata de una caja única, por qué se da prioridad a los ingresos desorbitados de políticos y partidos frente a la financiación de gastos e inversiones para combatir la pobreza?¿Realmente es más rentable socialmente que el político se llene el bolsillo que dedicar ese dinero a becas, subvenciones y formación de esas personas excluidas socialmente? Me temo que la única pobreza que se prioriza es la de los propios consejeros y concejales que demuestran una paupérrima sensibilidad con los más desfavorecidos. Los mismos que dicen que quieren una mejor redistribución de la riqueza, merman los ingresos de la administración que dirigen detrayendo dinero para sí mismos, cuando sus sueldos están muy por encima tanto del SMI como del salario medio insular. Todavía es menos justificable cuando comprobamos que todos cobran más que en sus respectivos trabajos, por encima de sus propias formación y experiencia, y algunos apenas han trabajado fuera de la política.

Pero es que, además, para más inri te ves a concejales y consejeros liberados con competencias ridículas, donde apenas tienen nada que hacer. Sin ir más lejos, el concejal de Limpieza de Arrecife del pasado mandato, Tomás Fajardo, estaba liberado y el servicio está externalizado. Con lo que su función se reducía a algo así como  a dos llamadas a la empresa, tres cafés con quien le parece, una tertulia diaria de radio cuestionando la inteligencia media de los arrecifeños que eligen a políticos como él. Está claro que las liberaciones, la mayoría, no todas, tienen que ver con la estabilidad que quiere el señor alcalde o señor presidente. Si los tiene todos los liberados, los tiene a todos contentos. Y como quienes quitan a los presidentes y alcaldes son los consejeros o concejales, si ellos están tranquilos, más tranquilo están sus jefes de filas. Pero no contentos con eso, si el político ejerce el control de su agrupación municipal, u organización insular, los asesores que vendrán a cobrar también no serán los mejores equipos, sino los que me controlan el patio trasero, el partido en cuestión, que es el que me tiene que proponer para la reelección. Y si rizando el rizo, el alcalde, presidente o consejero aspira a ser el secretario general o presidente  no solo se libera a los concejales/ consejeros, no solo se contrata asesores sino que se puede llegar, incluso, a comprar cocinas caras, salvar de avales a la mujer empresaria de un compañero o firmar contratos secretos. Todo se hace, en primer lugar por el beneficio del político, después por sus compañeros, acto seguido por el partido y, si sobra algo, solventado el capítulo uno y pagos obligatorios, se destina a los problemas reales. Puede parecer exagerado, pero lo triste es que ocurre.

Por estas fechas, cada cuatro años, pasamos por esta misma aventura, con el inicio de los mandatos. Y lo penoso es que lejos de haber mejorado el comportamiento de quienes tienen la facultad de ponerse sueldo y competencias, pagadas con dinero ajeno, la cosa ha ido a peor.  Se confabulan gobierno y oposición para repartirse salarios, dietas y comisiones entre ellos dando las mínimas explicaciones al electorado. Se liberan portavoces de grupos inexistentes, se liberan dos donde solo se permitía uno, se les pone secretaria a los grupos para que puedan meter al compañero que necesita sueldo y cosas así. Entonces, alcanzado el  acuerdo entre todos, resueltos los problemas de cada uno, lo demás importa poco. Y todos votan a favor, o se abstienen para disimular el entuerto, pero todos están en el ajo porque, a final de mes, a todos les llega la parte del botín de esta rapiña que se generaliza mientras muchas familias con hijos intentan sobrevivir en esta isla con apenas 1500 euros y trabajando los dos cabezas de familia a destajo. Triste pero cierto.

Comentarios

#1 LECTORA 16-07-2019 10:32
ASÍ ES, TRISTE PERO MUY MUY CIERTO.

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