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Astrid, no se achica en un barco hundido

 

A veces, las palabras se enredan en las metáforas y dan la verdadera visión de las circunstancias, a pesar de los intentos del parlante  (en este caso también parlamentaria) de decir otra cosa. La alcaldesa de Arrecife, la popular Astrid Pérez, la mejor amiga de su amiga mejor socialista, hace un mes, utilizó el símil del barco hundido hasta el palo mayor para definir la situación que heredó de sus socios y compañeros de gobierno, con quienes gestiona la maldita herencia. Y, ahora, también en rueda de prensa, la alcaldesa sigue con el símil del barco en cuestión, como si los años en los que Severino Betancort, su jefe de prensa, fue un aplicado estudiante de la Escuela de Pesca, según me contaba mi amigo Paco Gómez, abogado, profesor en esa escuela y expresidente del Cabildo, ya fallecido, alguna que otra vez, le estuvieran sirviendo ahora más que nunca para alumbrar el camino a su Astrid alcaldesa.

"El barco comienza a salir a flote. Se está haciendo un gran trabajo en todas las áreas gracias al esfuerzo de todos los concejales", remarcó Pérez Batista. "Arrecife sale a flote. Encontramos un Ayuntamiento hundido y en estos tres meses hemos achicado mucha agua".  Son las palabras de Astrid en la rueda de prensa y, como buena abogada, debería saber que en la ley está la trampa. Como Severino debería volver sacar los apuntes y recordar qué es un barco hundido y qué es achicar.  Venga, vamos a hacerlo juntos, que para eso soy hijo de armador, de patrón altura, de patrón de pesca y marino desde la niñez, aunque yo no sepa ni hacer un nudo corredizo.

Venga.  Achicar es extraer el agua de un dique, mina, embarcación, etc. Lo dejamos en este caso exclusivamente en extraer agua de una embarcación. O sea, que nos ponemos con un balde (cubo, para el jefe de prensa del Cabildo, Carlos Hidalgo, que cada día me parece mejor persona y compruebo lo buen profesional que es), se puede hacer también con un motor de achique,  a sacar agua del barco para salvar la embarcación del hundimiento por el sobrepeso. Pero claro, cuando la línea de flotación del barco, esa línea imaginaria que separa la parte sumergida del casco de un barco (obra viva) de la parte en flotación (obra muerta) está a la altura del palo mayor el achique no sirve sino para entretenerse al más puro estilo de la banda de música del Titanic. Por mucho que se achique, y por muy bien agarradito que se esté al palo o al carajo del barco, con el baldito en la mano, de nada sirve. Si el barco está debajo de la línea de mar, salvo que se baje el nivel del mar la cosa está cruda. Y bajar el nivel del mar a “baldazos” me parece mucho baldear. En esta situación, el principio de Arquímedes, que afirma que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado, queda anulado por la propia anegación del inmenso mar. Parece una bobería. Seguramente lo sea. Pero me viene bien para decirle al grupo de gobierno que el Ayuntamiento no se saca a flote con achiques, con balditos de ingenio para allí o para aquí.

Para reflotar el Ayuntamiento de Arrecife hace falta una buena grúa, un buen barco remolcador y un buen armador que ponga la pasta necesaria para llevarlo a buen puerto y rematar la faena con obras de modernización mucho más allá que ponerle masilla en las “costuras”.

 Arrecife necesita que se trabaje más allá de la rutina, precisamente para evitar que la rutina vuelva a ser el desastre que ha sido hasta ahora. Uno espera que una alcaldesa que es abogada, política experimentada y mujer inteligente esté en eso. Que esté en eso y que te lo cuente. Que nos diga que está buscando a los técnicos necesarios de alto nivel para poner en marcha el Ayuntamiento. Que está haciendo un plan de saneamiento del Consistorio no sólo porque lo exija la ley sino porque es imprescindible para darle aire al instrumento público encargado de dinamizar una ciudad como Arrecife. Me hubiese gustado oírle decir algo más que una lectura triunfalista de una lista de obviedades que el único sentido que tiene es que ni tan siquiera eso se hacía antes, cuando ella trataba a los socialistas gobernantes de “analfabetos integrales, sin capacidad de comprensión para entender lo que leían” si quiera.

Si con esa lectura, la propia Astrid se pone un diez, no sólo empiezo a dudar de su capacidad para torcer esa mala voluntad que envuelve al Ayuntamiento sino que empiezo también a creer que tiene que hacer el extinto CAP, aquel curso de adaptación pedagógica que hacían los licenciados para convertirse en profesores de su materia. Quizás esa generosidad  que tiene consigo misma a la hora de evaluarse es la que necesitamos que tenga con Arrecife y su gente para que sea la alcaldesa que la capital necesita. Estoy convencido que tiene capacidad y garra para hacerlo. Pero que lo haga, que se deje de cuentos de “mejores amigas” y se ponga ella en su sitio y ponga a Arrecife donde se merece.

La confianza también tiene un límite. Por supuesto va más allá de apenas cien días. Y que perdone Severino por las referencias a su aplicada instrucción marina, pero él sabe tan bien como yo que estas cosas serias necesitan de otras anécdotas para comunicar sin aburrir, para informar sin asustar, y, sobre todo, para que no se abusen de las imágenes metafóricas cuando lo se busca no es literatura sino soluciones.

Comentarios  

#1 Chófer de guagua 25-10-2019 19:26
GESTIÓN DE ASTRID PÉREZ
Día 1: achicar agua
Día 2: achicar agua
Día 3: achicar agus
...
Día 89: achicar agua
Día 90: quitar una señal de tráfico que molestaba
Día 91: achicar agus
...
Día 100 y pico: ponerse un diez
Día 10.... lo sentimos se nos acabó la tinta de la impresora y tenemos que ir a comprar, le avisamos cuando volvamos.
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