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Feo

El nuevo alcalde de Arrecife se llama Manuel Fajardo, igual que su primo, el portavoz socialista en el Parlamento de Canarias. Me imagino que no haga falta decir cómo se llama su primo si ya digo que tiene su mismo nombre. Y, en Lanzarote, cuando no queremos abusar de los apodos, ni es conveniente por el lugar o por el sentido común, tiramos de su segundo apellido, el que le donó su madre a perpetuidad al registrarle civilmente. Por eso, cuando no queda claro qué Fajardo, cuál de los Manolo es el referido, le añadimos lo de Feo. El otro, el portavoz socialista, se apellida Palarea, que no es que sea un apellido frecuente o bonito pero que no es Feo.

Y, creo que, aunque en estos años que tendrá de alcalde de Arrecife y que empiezan hoy le llamarán más veces Fajardo que Feo, él sabe que el reto que se ha puesto es todo menos bonito. Y que se le pondrán las cosas feas con má frecuencia  que la que él quisiera. A pesar del apoyo que ha recibido de su querido primo desde las filas socialistas y del compañero de partido y amigo Pepe Torres, que han sido piezas fundamentales para que nada se virase y pudiera ser alcalde,  Fajardo Feo (FF) sabe que puesto ya en el centro de la plaza, ahora quien tiene que lidiar el toro es él.

 

Le echarán un capote desde el Cabildo y del Gobierno canario, donde tiene amigos y del que guarda buenos recuerdos, pero será él quien tendrá que apechugar con una realidad social, política y económica difíciles. Arrecife no está para tirar cohetes, aunque siempre los políticos acaben entre fuegos de artificio. El doble F es un hombre temperamental, tan listo como inteligente, experimentado y acostumbrado a librar batallas allí donde la victoria se ve con claridad y sin costes. Eso de las victorias pírricas no va con Manuel. Campechano, con cuerpo de gentleman y guayabera tropical, tiene un perfil que puede venirle muy bien para afrontar este reto.    

 Cándido Reguera colaboró a ponérselo más de su segundo apellido al quitarle la red de la moción de censura, que hubiese sido una garantía de permanencia en la Alcaldía hasta el año 2015. Ahora, para llegar, necesita que los motivos exógenos no se alteren en este tiempo y, además, controlar, sin que se note, todo lo que pasa por el Ayuntamiento y por la cabeza de sus socios. Es un reto de calado para cualquiera. Porque, no contento con el reto de la crisis socioeconómica, se embarca en un grupo de gobierno con dos partidos que necesitan distinto trato aunque exigirán tener el mismo y mejor los dos a la vez. Con el PSOE gobernará sin problemas, negociarán sus cosas importantes y administrarán la rutina de parecida forma. Pero está Alternativa Ciudadana que se guía por los “astros” y por su asamblea. Y, es verdad, que Ginés Quintana y Andrés Barreto, aunque no son concejales ahora, han disfrutado como ninguno el poner en la calle a Cándido Reguera. Y que querían gobernar por encima de todas las cosas. Pero Alternativa necesita su actitud crítica, salvo que sea su suicidio político, para sobrevivir a este gobierno con su electorado, que son unos cuantos miles más de los que van a las asambleas. ¿Van a dejar hacer/ dejar pasar mientras se entretienen con los jardines, barrios y participación ciudadana? ¿Construirán un electorado diferente con su experiencia de gobierno para taponar la hemorragia de votos que les puede provocar el abandonar la política del no y la experiencia utópica?¿Se destruirá a sí misma en beneficio de un gobierno tradicional? Esas preguntas están ahí. Y las pongo porque, junto al hartazgo de la población por la situación económica y el deterioro social, la inestabilidad política, que es una cosa matemática pero no sólo eso,  como incapacidad para hacer y decidir es tremendamente peligrosa.

 

Manuel Fajardo es listo como el hambre, aunque él nunca ha sabido lo que es eso. Y se tendrá que enfrentar a circunstancias realmente difíciles, pero tiene mucho mérito que se haya entregado de forma tan decidida desde el principio a ser alcalde. No ha dudado, pero me consta que es muy conciente de la dificultad. Hasta ahora sus puestos políticos han sido importantes pero no tan expuestos a la ciudadanía, ni con apoyos tan delicados ni retos tan grandes. Si se ha embarcado en esta aventura con buenos marineros, el perfil de sus concejales no me desagrada, y de forma tan decidida, creo que se puede confiar que no lo ha hecho únicamente por el prurito de poner su apellido Fajardo en la lista de alcaldes de Arrecife ni para arreglar componendas de amigos.

 

A mi tocayo Fajardo, él dice que lo somos por el nombre y yo le digo que por su segundo apellido, hoy, le han  hecho alcalde de Arrecife.  Y tiene un panorama realmente familiar: Feo. Pero ahí es donde está el reto.

 

 

         

 

 

 

 

 

 

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