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¿Amarga victoria y dulce derrota?

El 25 de marzo iba a pasar a la historia por ser “el día después” de la histórica manifestación de Lanzarote entera en contra del petróleo y por la conquista del poder en Andalucía y, en menor medida, en Asturias, dos comunidades de más que demostrada filia socialista, por el Partido Popular. Pero no, no fue ayer un día fácil para los populares. Al cabreo de los canarios por no saber digerir el éxito de la manifestación, se unieron la amarga victoria, sin mayoría absoluta ni gobierno, en Andalucía y la victoria socialista en Asturias, aunque sea insuficiente para gobernar y todo apunte a que el Francisco Alvarez Cascos, que perdió fuelle y parlamentarios, acabe pasando al PP por su Foro y formando gobierno de centro derechas, con el PSOE, ganador de las elecciones con 16 diputados, subió uno, junto a IU, 5 diputados, subió otro, y UPy D, que entra por primera vez en el Parlamento asturiano, con un escaño, en la oposición.

Tiene la pinta de que tanto en un lado como en el otro, en Asturias y Andalucía, no gobernará el candidato que más votos  sacó ni la lista que más parlamentarios consiguió. En Andalucía, los 109 escaños del Parlamento se repartieron de tal forma que las matemáticas y las intenciones del PSOE (47diputados, perdió 9) e IULV-CA (12, subió 6, el doble) permitirán que, al que daban ya por desahuciado, José Antonio Griñán, sea presidente por primera vez después de ir de candidato, porque hasta ahora era un presidente prestado, que lo fue por la dimisión del histórico presidente Manuel Chávez, que se fue a Madrid a inmolarse políticamente al lado de su secretario general y presidente Zapatero. El sempiterno candidato popular, Javier Arenas, ganó las elecciones, con 50 diputados,  tres más de los que tenía, pero, muy lejos de aquellas encuestas que le daban más de 55, frontera de la mayoría absoluta.

 El PSOE vivió un día feliz ayer. No porque el camino esté para tirar cohetes. Pero parece que la gente, en este caso los andaluces, que han dicho una cosa en las encuestas y otra en las urnas, ha empezado a cuestionarse las medidas de Rajoy. No hay nada claro. Pero eso, tal como estaba el patio, es todo un rayo de luz para los alicaídos socialistas españoles.

 Los dos viejos rockeros del PP que gozaron de mucho poder en los gobiernos de lEspaña de Aznar en los años 1996-2004, tienen dificultades ahora para conquistar el poder en sus respectivas comunidades autónomás. Francisco Alvarez Cascos lo hizo sin el paraguas del PP, con su Foro, pero si quiere ser presidente tendrá que pactar y todo apunta a que mirará para su casa de toda la vida, el cuartel general del PP, en la calle Génova de Madrid. Por su parte, Javier Arenas, que sigue en el PP, pero por cuarta vez se queda fuera del gobierno, aunque esta vez ganó, mira para el cielo buscando explicaciones y para el suelo, para no mirar de frente a los suyos, que los había convencido de una mayoría sin paliativos. Se quedó en una mayoría sin gobierno.

 

 

 

   

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