Romería versus Procesión de Los Dolores
Cada cinco años, pasa. Y no me refiero a las Fiestas Lustrales de
El día 15 está reservado para la función religiosa y posterior procesión. Acto de fervor religioso en el que se dan cita miles de personas, pero muchos miles menos que en la romería.
Pero mira por donde, la virgen capaz de casi todo se ve ahora desbordada por un calendario y no encuentra manera de que su Jesús, el alcalde de Tinajo, remedie el entuerto de cada cinco años al gusto de todos. Tanto es así, que edil ya adelantó que a su virgen y seña no la toca nadie y a su procesión tampoco. Así que a caminar un domingo y a olvidarse de la tradición romera de los sábados. Además, como la crisis azota, no está el cuerpo ni la administración para mucho gasto, con lo que no se puede esperar, con las luces y los ventorrillos puestos, una semana para que los fieles vayan a la procesión el sábado 15 y los no tan fieles pero muy devotos de
Un domingo no es plan para una romería de las características de Los Dolores. Las carreteras de Lanzarote se llenan de romeros ataviados con el traje típico y acompañados por carros y burros, en muchos casos. Más de cuarenta mil personas se meten en Mancha Blanca para disfrutar de una fiesta popular, la primera de Lanzarote, que tiene en este acto su principal atractivo lúdico. El cansancio de la caminata de kilómetros más el alcohol que se consume ya sea de bota, botella o garrafón, no aconseja que todo esto desemboque en un lunes laboral. Sería quitarle la gracia y la ilusión. Lo que anima al exceso (siempre bajo unos límites) es la garantía de que al día siguiente te puedes quedar en la cama hasta tarde y llevar una vida relajada, con alguna sopita por medio, para recuperar las fuerzas y el sentido. Si quitan ese día de refresco vamos a llegar a la meta laboral como piltrafas, bajará nuestra productividad y con la nueva reforma laboral sobre la mesa de noche del empresario nos quedamos sin romería y sin trabajo. Y eso no es forma de hacer las cosas. Menos en estos periodos de crisis. De esta manera, el domingo se convierte en un inhibidor, que nos desalienta y desanima. O por lo menos eso creo yo.
No entiendo por qué si el principal acto de la fiesta, que es además de interés turístico, es
Si los políticos miraran la realidad y la afrontaran con seriedad y rigor y no desde los puntos de vista de los más tradicionalistas y rancios, incluidos obispados y curas de pueblo, la fiesta se concentraría alrededor de
No sé lo que pensará usted, lector. Pero yo estoy convencido de que esta es una buena solución. Y por eso lo digo. Como siempre.