Las dos cabezas que sobresalen de la ciénaga
La mayor decepción que se puede sufrir en un proceso electoral no es que no ganen los tuyos. Es todavía mucho peor que ganen los tuyos y que se comporten exactamente igual que tus rivales, que hagan caso omiso a los planteamientos que compartes con ellos y que abracen como propia la teoría del enemigo ideológico. Que pongan por delante de sus compromisos públicos y sociales el hedonismo y la frivolidad. Y que se jacten de ello, desde las más altas instancias del poder democrático establecido en la isla. Que brinden, un día sí y otro también, más en La Marea que contra viento y marea, con carcajadas insultantes y vodka de nuevos ricos, mientras los colegios siguen sin completar sus plantillas, hay niños sin libros de texto, y padres que trabajan de sol a sol para ganar los que ellos y ellas gastan en ranchos de coroneles en casas de majoreros. Son, claramente, un insulto que alcanza sus máximas cotas cuando exhiben su discrecionalidad incauta e indiscreta en nombramientos baldíos, dolosos y provocativos.
- Escrito por MANUEL GARCÍA DÉNIZ