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La Navidad llega al Hospital Insular

El Hospital Insular, centro sanitario dependiente de la consejería de Sanidad y Bienestar Social del Cabildo de Lanzarote, ya ha comenzado a desarrollar su amplio programa de actividades para estas fechas navideñas. Un programa que tiene como principales destinatarios a los mayores residentes en el centro, pero también a los familiares de los ancianos y a los voluntarios que colaboran todo el año con el Hospital.

El listado de actos incluye desde proyecciones cinematográficas (con películas como “La gran familia” o “Natividad”), visita a diferentes nacimientos y belenes en los municipios, recorrido por mercadillos navideños, actuaciones musicales, elaboración de postales, decoración navideña de distintas estancias del centro hospitalario, visita de los Reyes Magos de Oriente, etc.

 Como ha explicado el consejero de Sanidad y Bienestar Social del Cabildo de Lanzarote, Marci Acuña, “el objetivo de estas actividades no es otro que el de tratar de ayudar a la integración social de los mayores, y que el Hospital Insular no solo contribuya a dinamizar la estancia de los residentes –y con ello se mejore su calidad de vida en el centro– sino además abrir el Hospital a la sociedad. Además, se pretende que familiares y voluntarios, y los ciudadanos en general conozcan las actividades que se desarrollan en el Hospital y que se animen a participar o colaborar con algunas de ellas”, puntualizaba Acuña.

 Mural elaborado por mayores y niños

 Hoy mismo se ha desarrollado una de esas actividades que ha consistido en un taller de pintura en el que han colaborado con los mayores una treintena de alumnos, de entre 12 y 14 años, del colegio Santa María de los Volcanes Nazaret. Niños y mayores han participado juntos en el taller y luego han utilizado las pinturas para elaborar un collage-mural que estará instalado en uno de los patios del Hospital durante estas fechas navideñas.

 La actividad ha sido muy enriquecedora para los mayores ya que ha contribuido a su estimulación física y funcional (fomentada a través de las actividades que propician la movilidad de los ancianos; la estimulación cognitiva (que refuerza las capacidades como la memoria o la concentración, así como, fomentar el ejercicio intelectual creativo y recreativo); la estimulación emocional (tratando de que se establezca una relación afectiva entre el anciano y el niño; y la estimulación social (el intercambio favorece la creación de vínculos entre el anciano y la comunidad, favoreciendo su socialización mediante la visita de los niños).

 Además, esta actividad también ha tenido entre sus objetivos enriquecer a los menores, ya que con ella se pretende formar a las nuevas generaciones en los principios del respeto y la tolerancia intergeneracional, cuestionando los tabúes que asocian vejez con decrepitud e inutilidad. Y también complementar la educación de los niños mediante la experiencia y los conocimientos que les transmiten los ancianos.

 

 

 

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