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Pedro Robayna, un mes desaparecido y sin novedad

altHoy hace un mes que Pedro Robayna Hernández, un vecino de Tías y operario en el Departamento de Vías y Obras de su Ayuntamiento, de 62 años de edad, desapareció sin dejar rastro. A pesar de ello, no se tiene novedad alguna que haga presagiar que el caso se pueda resolver en breve. Se sabe que la Guardia Civil está llevando a cabo una amplía investigación, que ha desplazado a técnicos especializados de Gran Canaria que han cogido muestras de la zona y entrevistado a sus compañeros de trabajo, amigos y otros que han declarado haber estado con él esa noche antes de que desapareciera. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Nº 2 de Arrecife está llevando el caso y mantiene el secreto de sumario.

Ayer, por la mañana, la llamada a la Guardia Civil por parte de los tripulantes de un yate en la que manifestaban que habían visto un cuerpo en descomposición flotando entre Corralejos y Lobos disparó las sospechas. A pesar de la búqueda, no se ha encontrado ese cuerpo y hoy sigue el operativo con helicoptero y barcos en la zona. Aunque, al parecer, las personas que avistaron ese presunto cadáver dijeron que llevaba puesto una especie de bañador verde, mientras que Pedro Robayna no desapareció con esa prenda sino con pantalón vaquero y polo blanco. Se espera el resultado de la búsqueda para confirmar de quién se trata.

Fue el día 23 de octubre, sábado, cuando,  sobre las diez y media de la noche, se dejó de tener noticias de Pedro Robayna en su entorno más cercano. Se encontraba en el Varadero, en Puerto del Carmen, en el acto de clausura del Torneo de Pesca de Altura de Puerto del Carmen esperando a que se produjera la entrega de premios. En esos momentos, estaba con un compañero de tripulación del barco Elrafael, de la que había formado parte junto con tres personas más, todas de Tías, para participar en el mencionado concurso, y con anterioridad había manifestado que se  encontraba cansado y que pensaba coger un taxi para volver a su casa, ya que quería visitar al día siguiente, como todos los domingos, el Mercadillo de Tinajo.

 No se quedó a dormir en el barco

 Abandonó el lugar, al parecer, con la única compañía del que llamaba su amigo, inseparable en la fiesta, un mono de juguete, un muñeco, al que, de bromas, sus conocidos llamaban Amedio. A sus compañeros de embarcación les sorprendió, inicialmente, que Pedro Robayba no se quedara a dormir en el barco con ellos, como venía haciendo desde el jueves, día 21, cuando se inició el  torneo. Pero no les sorprendía, por otra parte, que se encontrara cansado. Después de tres días de pesca con sus respectivas noches de fiesta, donde no faltaban tampoco las bebidas, no es raro que se manifiesten síntomas de agotamiento, a pesar de que Pedro, un hombre soltero, estaba habituado a estos excesos. Pero al amanecer, y no haber tenido noticias suyas durante la noche y al no aparecer por el barco, empezaron a preocuparse. A partir de ahí, todo son tinieblas. Amedio estaba en el barco pero Pedro no estaba en el barco ni en su casa. Su coche, en cambio, sí estaba delante de su vivienda en el Lugar de Abajo, en Tías, que comparte con uno de sus hermanos. Si el coche estaba allí, Pedro tampoco había ido al Mercadillo de Tinajo, como hacía todos los domingos.

 Una búsqueda infructuosa

 Todas las alarmas se encendieron y los amigos empezaron a temerse lo peor: que Pedro se hubiese caído al mar, cuando se dirigía a "Elrafael" o cuando volvía del mismo. Empezaron la búsqueda, pidiendo también el apoyo de la ONG EMERLAN, que tiene recursos náuticos en el mismo muelle, sin que esta primera batida diera éxito. Entonces, de forma inmediata,  se activó el 112 y el operativo de una frenética búsqueda por tierra, mar y aire durante una semana. Salvamar,  helicópteros de Helimer y GES, submarinistas del GEAS, embarcaciones de la zona con "Elrafael" al frente, Emerlan desplegó más de 20 de sus miembros por mar y tierra, Guardia Civil, bomberos voluntarios de Tías y compañeros de trabajo y amigos peinaron todo el trecho de mar comprendido entre Lanzarote y Fuerteventura y rastrearon todo el litoral y zonas sensibles de los alrededores. Pero no se encontró nada. El trabajo de los submarinistas en la zona del Puerto de la Tiñosa también fue baldío. Pedro no estaba en el mar ni en sus alrededores.

 La búsqueda es cosa policial y judicial

 La desesperación y angustia de la familia., amigos y compañeros aumentaba a medida que avanzaban los días y se lanzaban a batidas que tampoco daban resultados. Lejos de conocer nuevos datos con la investigación policial, desde esta se les recuerda que la investigación se lleva desde el Juzgado Nº2 de Arrecife y se les pide que abandonen la búsqueda popular y dejen trabajar a los profesionales. A partir de aquí, el caso desaparece de los medios de comunicación y no trasciende nada de las pesquisas policiales. Aunque se sabe que están trabajando porque se han visto en varias ocasiones técnicos de la Guardia Civil procedente de Las Palmas haciendo indagaciones, entrevistando a personas cercanas y chequeando la zona del Varadero, en Puerto del Carmen.

 Las  cámaras del puerto y el vidente

 Se sabe que la Guardia Civil se hizo con las grabaciones de las cámaras instaladas en el Puerto y que en las mismas aparece Pedro Robayna, pero, al parecer, no han sido determinantes para avanzar si Pedro cayó al mar o si sufrió otro tipo de percance, aunque se podría haber abierto otros campos donde se da opción de que su desaparición se produjera en tierra, de forma involuntaria y ejecutada por terceras personas con intenciones delictivas.

 En las investigaciones, también han pasado cosas curiosas. Como el hecho de que alguna persona, convencida de sus poderes sobrenaturales, autodenominada vidente, haya aportado con todo lujo de detalles el sitio en el que se podría encontrar el cuerpo de Pedro Robayna. Hecho el correspondiente rastreo en la zona señalada, quedó perfectamente demostrado que si había algún sitio donde no se encontraba el desaparecido era precisamente en ese lugar.

 ¿Cayó al mar o acto delictivo? 

Las tesis han pasado del inicial convencimiento de que se había caído al mar fruto del agotamiento físico, a ir ganando fuerza que pudo verse sorprendido por un suceso en tierra que le impidiera llevar a cabo las actividades que él tenía previstas. El hecho de que Pedro Robayna soliese llevar con frecuencia bastante dinero en su cartera, alrededor de unos quinientos o seiscientos euros, fuera un hombre poco corpulento, bonachón, sencillo, y dado a la fiesta los fines de semana,  deja abierta la puerta a un posible ataque delictivo, aunque mucho más elaborado por la desaparición de la persona.

Un mes después, el hecho que de no haya aparecido el cuerpo, resta fuerza a la teoría de la caída al mar, en una zona poca profunda y semicerrada como es el espejo de agua del muelle y después de la intensa búsqueda. Además, un cuerpo que cae por su propio peso, sin extras que pudieran impedirlo, suele salir a flote. En este caso, no ha salido a flote, no se da con él ni en el mar ni en tierra.

  En el entorno más cercano de Pedro, en sus ambientes comunes en Tías, la gente teme que el caso se vaya olvidando, que no se encuentre a Pedro Robayna y nunca se sepa que fue lo que pasó. El hecho de que no haya aparecido en el mar da pábulo a otras opciones que despiertan temores y desconfianzas. La hermética investigación judicial y policial hace que el tema pierda trascendencia mediática y pública y empiece a predominar la desilusión y deserte la creencia que se va a saber qué pasó.

Casos olvidados  

El hecho de otros casos no resueltos en Lanzarote no ayuda a creer en las pesquisas policiales, A pesar de que muchos sí han concluido y se ha podido comprobar el arduo trabajo policial con el destacamento del departamento de investigación traído a Lanzarote expresamente para ello. En cambio, el recuerdo de otros, como el de Expedita Santana, una toxicómana de 35 años de edad, vagabunda en las calles de Arrecife, tiene su peso. En aquella ocasión, el 7 de diciembre de 2008, hace ya dos años, dos pescadores aficionados, apenas a diez metros del litoral de Mala, encontraron su cuerpo sin vida flotando en el mar. El hecho de que el cadáver, prácticamente desnudo,  apareciese atado de pies y manos y con varios signos de violencia, da a entender que no fue un accidente ni un acto voluntario. Ese, al igual que otros, es un caso  recordado de forma recurrente cada vez que pasa el tiempo y no se sabe que se está haciendo.

 Por el momento, Pedro Robayna Hernández sigue sin aparecer. Sus compañeros de torneo mantienen  su último recuerdo de un hombre de 62 años, que con pantalón vaquero y polo blanco se despidió de ellos para volver. Hasta ahora no ha vuelto ni se sabe nada de él.   

 

 

 

  

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