EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA PARA LOS MAESTROS Y PROFESORES DESPLAZADOS

El periódico tinerfeño Diario de Avisos publicaba una noticia días atrás en  la que alertaba de que “los maestros de Lanzarote y Fuerteventura inician el curso sin encontrar casa”.

Explicaba que son  muchos los maestros y profesores desplazados a las islas más orientales que se quejan de que casi un tercio de sueldo lo tienen que dedicar al alquiler de la vivienda, que las casas que se encuentran a última hora son muy caras y que muchas veces son de alquiler vacacional, ante la ausencia de otra oferta. Está claro que el problema que se encuentran los profesores no es distinto  al que  sufren el resto de trabajadores y demandantes de casa en general. Pero sí es un problema añadido para completar las plantillas de profesores de los distintos colegios, aunque hasta ahora no hay noticias de que ningún destinado a estas islas no se haya incorporado, aunque la situación es muy distinta con los temporales que tienen que cubrir bajas o ausencias de profesores, que no le ven la ganancia a venir unos días a Lanzarote o Fuerteventura a trabajar con semejantes costes. Claro que si no vienen les penalizan y pierden derechos en la lista de sustituciones. Lo más lógico es que, sabiendo que existe el problema, la Consejería mediara. No hablamos de que construya las ya extinguidas casas de los maestros pero sí que evite que este estrés añadido de los desplazados pueda perjudicar los inicios de las clases y concentre el interés del personal educativo en sus problemas de alojamiento más que en los alumnos y sus planes de estudio.