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LO DEL ERTE EN LOS CACT NO PARECE MALA IDEA

Realmente, la pandemia del coronavirus y las medidas para combatirlo nos están obligando a ver cosas que creíamos imposibles.

¿Quién se podía hacer la idea de Lanzarote sin turistas después de cuatro o cinco años batiendo récord de visitantes, alcanzando los tres millones de turistas? Efectivamente, nadie. Pues se ha dado. Y a partir de ahí tenemos que lidiar de la mejor manera para recuperarnos tan pronto nos deje este mal bicho. En este nuevo contexto, hay que tomar las medidas que corresponden, siendo, además, solidarios para que podamos salir todos de la mejor forma posible.

En este escenario, en el que los puntales del turismo, hoteles, hostelería y rent a car, y gran parte del sector servicios tienen el derecho de acogerse a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por causa mayor y el Estado les garantiza el 70 % del sueldo a sus empleados, los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Lanzarote (CACT) no pueden mirar para otro lado aceptando pérdidas millonarias en un ente que está hecho para promocionar la isla, innecesario en este momento, y para ganar dinero, imposible en esta situación. Los más de 200  trabajadores  de los CACT pueden estar mayoritariamente igual en su casa, como el resto del sector y con el sueldo íntegro, solo con que los CACT le pegaran el 30% restante, todo un lujo tal como está la situación.

En la gestión empresarial del éxito al fracaso se puede pasar por retrasar una decisión en el momento justo. Peor todavía, el no aplicarla por cuestiones ajenas a las gestión. El mayor objetivo de los trabajadores, al igual que el del resto de lanzaroteños, debe ser que los CACT entren cuanto antes en números positivos gracias a que se recupera la actividad política. Las deudas de los CACT van a crecer, ahora sí, de manera peligrosa. Los cánones a los ayuntamientos de Haría y Tinajo corren también serios riesgos. Y con estos no se pueden aplicar ERTE, ni ha solución más allá de la propia inyección  del Cabildo, o del endeudamiento bancario y son ingresos fundamentales para el sostenimiento de los presupuestos municipales.

 Ahora sí vienen problemas gordos, desgraciadamente. Y hay que gestionarlos con sensibilidad pero sin apasionamientos. Y ya se pueden ir despidiendo de meter a cuatro miembros más para su staff. Cuando no hay nada que gestionar, sobran los gestores. Hasta los buenos, así que imagínense los malos.

 Hasta ahora, la presidenta del Cabildo, Dolores Corujo, parece que está actuando con cordura. Está muy activa e intentando ser “una mujer de Estado” en unos momentos donde los debates tienen que ser los necesarios para no estar perdiendo un tiempo muy valioso. En esa línea, está el sopesar la medida con seriedad, sin valorar si la propone o no su rival político. Lo que se va a tener en cuenta, en estos casos, es si ella supo usar el sentido común. Son, además, las personas que actúan así, las necesarias para liderar un pueblo cuando vienen mal dadas. Debería, también, ser así cuando sobra el dinero, pero ya sabemos que no pasa.

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