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EN LA DESESCALADA DEPENDEMOS DE NOSOTROS MISMOS, DE LO QUE HAGAMOS EN LANZAROTE

El gobierno español, presidido por Pedro Sánchez, nos da la oportunidad de ser responsables de nuestros actos y de nuestros logros en el Plan de transición a la nueva normalidad, lo que se conoce también por desescalada.

El hecho de que la unidad territorial de evaluación en este plan sea la provincia, para el territorio peninsular, y la isla, para los dos archipiélagos, nos ponen al frente de nuestro futuro. Una vez más, isla por encima de todas las cosas. Y si no lo hacemos bien, corremos el riesgo de estar más aislados que nunca. Si el resto de las islas hacen bien sus deberes, se podrán comunicar entre ellas mientras nosotros tenemos que repetir fases, con el riesgo de tener que evaluarnos en septiembre.

Nadie espera que tenga que repetir fases. Nosotros tampoco. Pero un plan gradual, por fases, y asimétrico, son los datos, la evolución de los mismos, los que nos colocan en el vagón de cabeza o de cola. Por eso, hay que cumplir al máximo los rigores del confinamiento y las normas imperantes en las salidas. Es un trabajo colectivo, de todos los lanzaroteños. Será el primer examen evaluado, cada dos semanas, que pasamos todos los conejeros juntos. De nada sirven los que se consideran genios del control y las buenas maneras si, entre todos, no animamos también a los de la cola a que respeten las normas. En este examen, se valora muy bien no hacer nada, quedarse en casa, no ir a trabajar si estás enfermo e ir al médico sin tienes patologías previas o síntomas.

 De todo eso depende el examen. Estamos convencidos que superamos las fases, una a una y con sobresaliente. Pero toca no confiarse, abrir los ojos y respetar las normas. No hay que tener prisas, basta con tener sentido común y disciplina. Así nos llevamos de calle este plan y volveremos a la normalidad, aunque sea a la nueva.

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