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Teguise rubrica el hermanamiento con Nazaré de Portugal

 

 

El Ayuntamiento se adhiere oficialmente al protocolo de cooperación para declarar Bien de Interés Inmaterial de la UNESCO el culto a Nuestra Señora de Nazaret

 El alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, llevó a cabo la firma del protocolo de hermanamiento con el presidente del Ayuntamiento de Nazaré, Walter Chicharro, además del intercambio de obsequios institucionales, que escenificaron la unión con la ciudad de Nazaré de Portugal, una vez que el Ayuntamiento de Nazaré invitara a Teguise a la adhesión al protocolo de cooperación para declarar Bien de Interés Inmaterial de la UNESCO el culto a Nuestra Señora de Nazaret.

 Además de la rúbrica, esta visita ha servido para afianzar las relaciones entre el pueblo de Teguise, Nazaret, y la localidad lusa, la cuales comparten muchos puntos en común como municipio turístico, tanto en la densidad de población como en su atractivo para la práctica deportiva y también en la gastronomía y tradiciones culinarias. Este encuentro ha servido también para que ambas localidades que miran al Atlántico sienten nuevas bases para la promoción económica y turística, y aunar fuerzas para salvaguardar el rico patrimonio que las une.

 Cabe recordar que el pueblo de Nazaret fue fundado por el mercader portugués, Antonio de Sosa, en el siglo XVII, y por ello tiene como patrona a Nuestra Señora de Nazaret. Tras diversas conversaciones entre el Ayuntamiento de Teguise, a través del cronista oficial, Francisco Hernández, se recibió respuesta de Manuel Sequeira, vice-presidente de la Cámara Municipal de Nazaré, y Nereida González, representante de la asociación de vecinos de Nazaret, que han sido los impulsores del hermanamiento, el cual se materializó este fin de semana con la visita de una comitiva teguiseña, conformada por el alcalde de Teguise, Oswaldo Betancort, el cronista oficial, Francisco Hernández, y la concejala de Archivo y Patrimonio, Sara Bermúdez, que tuvieron la oportunidad de visitar el Santuario de Nossa Senhora da Nazaré y su respectivo Museo, junto al Presidente de la Cofradía de Nossa Senhora da Nazaré, además del fuerte de São Miguel Arcanjo (el lugar de las olas más grandes del mundo). Y para seguir estrechando lazos entre ambos pueblos, en el mes de marzo está prevista la visita de los representantes de Nazaré para sellar dicho acuerdo en Teguise.

 Este encantador refugio, a 120 km de Lisboa, destaca por su importante legado natural, histórico y cultural. Se compone de tres zonas distintas que le confieren características únicas: el Sitio, la Pederneira y la Playa. El Sitio es un lugar secular de peregrinación y culto. El trayecto desde la playa al lugar de culto puede hacerse a través del conocido y centenario Elevador [ascensor], inaugurado en 1889, y que nos conduce en calma a uno de los lugares más emblemáticos de Nazaré: la ermita de la Memoria. Cuenta la leyenda que allí, en 1182, D. Fuas Roupinho invocó a Ntra. Sra. De Nazaré, quien impidió que éste se despeñase por el alto acantilado. La ermita fue construida, entonces, como una manera de homenajearle.

 En el Mirador de Suberco se puede ver la marca dejada por la herradura de su caballo y es, desde allí, donde se tiene la mejor vista de la playa (al sur), el pueblo y el océano Atlántico.

 En la playa de Nazaré, además de deliciosos paseos a la orilla del mar y los baños de sol, se puede pasear por el espigón y disfrutar del tan enraizado componente cultural, que va desde los trajes típicos, pasando por el arte de coser las redes, hasta preparar el cebo o secar el pescado sobre el arenal.

 En el extremo opuesto se encuentra Pederneira, uno de los puertos marítimos más importantes de los cotos de Alcobaça entre los siglos XII y XVI.

 Las playas de Nazaré son un destino excelente para los amantes de los deportes acuáticos y extremos como el bodyboard, surf, windsurf, vela, buceo, kitesurf, parapente, ala delta e incluso escalada; siendo en la ventosa Playa del Norte donde, hoy en día, tienen lugar importantes campeonatos de surf y donde, casi siempre, se reúnen las condiciones ideales para tal fin.

 

Fue precisamente en la Playa del Norte – en Canhão da Nazaré – donde el surfista hawaiano Garret McNamara surfeó una ola de 30 metros, la mayor alguna vez surfeada en el mundo, entrando directamente en el Libro Guiness de los Récords.

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