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El centro del futuro

 

Todavía me sigue interesando esa reacción de la gente cuando ponen la botella boca abajo y se sorprenden, después, de que esté totalmente vacía. Observan la botella vacía y el charco del suelo como si fueran sucesos independientes de su propio comportamiento. Como si al destapar la botella y ponerla boca abajo no estuvieran precipitando el desenlace de separar el líquido del vidrio. Tengo esa misma impresión cuando intento entender la problemática del casco histórico y centro comercial de Arrecife. Durante años, se ha llevado a cabo un proceso de abandono físico y político del centro de la ciudad, agravando así el deterioro que provocaba en la zona comercial el desarrollo de los municipios y la aparición de otras tiendas, además de las de productos de primera necesidad. El centro de Arrecife imponía su capitalidad a la isla y concentraba casi todo el comercio, aparte de las primeras sedes institucionales. Todos teníamos que ir al centro de Arrecife a algo y ya que estábamos, comprábamos, desayunábamos y paseábamos por unas calles y callejuelas donde nos encontrábamos con gente conocida que solo veíamos si bajábamos a Arrecife. Hoy nada es así, y nos sigue sorprendiendo que la botella esté vacía.

El centro de Arrecife no volverá a ser lo que era. No, que no. Estamos en una isla con muchos centros y sinergias.  Y en un nuevo Arrecife con distintos polos comerciales, con una descentralización de las sedes institucionales, donde el Cabildo, por ejemplo, pasó del centro a la salida de Arrecife y los juzgados aterrizaron en la Medular, que se va amueblando, poco a poco, con servicios que antes estaban en el centro, como la propia Comisaría.

 El centro de Arrecife, repito, no volverá a ser lo que era, no volverá a ser el centro de toda actividad económica e institucional de la isla. Pero no por ello tiene que morirse irremediablemente.  El hecho de intentar rellenar la botella con el agua del charco, y esperar que se llene, no parece la mejor opción. Todo parece más sencillo si apostamos por ver qué botella tenemos y qué podríamos meter en ella, dando por superado el duelo por la pérdida.

El centro de Arrecife necesita que tanto los vecinos, como los propietarios de inmuebles y negocios, juntos con el Ayuntamiento, vean las fortalezas que tiene, sus posibilidades de desarrollo y le den una nueva singularidad. Si se quiere recapitalizar ese espacio no se puede estar esperando un milagro. Hace falta rehabilitarlo y dinamizarlo para que vuelva a tener interés. Y hay que hacerlo sobre las fortalezas y no sobre los recuerdos y las debilidades.

El centro de Arrecife puede levantarse y caminar. Puede ser un espacio atractivo, visitado y generador de riqueza. Pero no volverá a ser lo que fue. Cuanto antes empecemos a pensar en el centro de mañana, y menos en el centro de ayer, antes recuperaremos su esplendor.  Es la hora de poner la botella boca arriba.

elperiodicodelanzarote.com