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Cita previa

 

Desde hace dos años, con la pandemia, la atención al público por parte de la administración pública y algunas entidades privadas, se ha resentido. Ahora es más complicado tener una atención rápida y personalizada. La prevención frente a la enfermedad y el temor al contagio, justificaron nuevos protocolos para frenar su propagación, que conlleva lentitud en la gestión cara al público.

Sin duda, la medida que marca el nuevo modelo de atención a la ciudadanía es la cita previa, que está bien pensada para ordenar la afluencia, pero su aplicación al pie de la letra crea situaciones cuando menos curiosas. Quien acude a una institución u oficina pública sin cita previa, simplemente no es atendido, aún cuando haya disponibilidad para hacerlo. No te dejan ni entrar. Debes regresar otro día con la cita ya concertada, sin ella no hay solución. En pocas  administraciones y a voluntad del funcionariado, se atiende sin este requisito; eso si, tras la correspondiente bronca.

Así, asistimos  al grotesco espectáculo  de funcionarios sin ocuparse de nadie, pasillos vacíos de público, personas  en cola, que no pueden ni siquiera acceder por no haber solicitado la cita de marras. La administración está al servicio de la ciudadanía y no al contrario, como parece ocurrir en estos tiempos.

Te remiten a una dirección de internet para que la solicites, a la que muchas veces es difícil acceder o está colapsada. La misma persona que te impide acceder sin cita, debería de hacer la gestión para que la tuvieras a la mayor brevedad. Se está excluyendo a  gente mayor, que tiene un claro déficit en el uso de las tecnologías, la campaña “Soy mayor, pero no tonto” lo dice todo.

El día 20 de abril se eliminan las mascarillas en interiores, signo que la pandemia remite de modo importante. A día de hoy, el ciudadano tiene la impresión que la cita previa ha venido para quedarse, pero  es en esa fecha, el momento de replantear el sistema: que  la petición sea gestionada in situ, por la misma persona que ahora te impide el acceso (no exclusivamente remitiéndote a internet) y se atienda sin ella  según disponibilidad.

Es responsabilidad del poder político mejorar el servicio de la administración cara al ciudadano, adecuando la atención al público  a un buen nivel de eficiencia del que ahora carece. 

El famoso artículo satírico, escrito en 1833 por Mariano José de Larra, “Vuelva usted mañana”, que tan bien retrató a la administración de la época, sigue hoy  día vigente, pero sustituido por “No puede pasar usted sin cita previa”.

 

 

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