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La culpa de los incendios no la tiene el cambio climático

 

 

Mientras gran parte de la Península arde, el presidente del Gobierno de España se atreve a decir que la culpa de los incendios la tiene el cambio climático. Es una manera de desviar la atención y de echar balones fuera, ya que en el fondo de todas estas catástrofes está una política errática en cuanto a la prevención y actuación. En materia de incendios forestales más vale prevenir que curar. El fuego no entiende de comunidades autónomas ni de política y se necesita urgentemente una legislación estatal y única para abordar este tipo de situaciones que se viven en España cada verano.

 Asimismo, se requiere una inversión mayor en medios no solo para extinguir los incendios, sino para prevenirlos. Los montes están llenos de maleza, razón por la cual las ovejas y las cabras deberían salir a pastar como antiguamente en lugar de estar estabuladas. Estos animales comen todo tipo de hojas secas y serían de mucha utilidad para limpiar los montes y los campos. Debe volver, pues, el pastoreo y se debe incentivar la ganadería caprina y ovina con el reconocimiento social que se merece el oficio de pastor. Los ganaderos y agricultores son auténticos ecologistas y no los de boquilla, que nunca han echado una mano para apagar un fuego.

 Complemento de la labor importante del ganado es la inversión en recursos humanos y materiales para prevenir y para extinguir., pero siempre con una política unificada. Se pierde mucho tiempo en el que si tú, que si yo, que si nivel 1, que si nivel 2, que si nivel 3.

 En lugar de despilfarrar dinero en políticas ideológicas superfluas, en tantos ministerios ,en viajes en Falcon y en largas comitivas de coches oficiales, habría que destinar un porcentaje más alto de dinero público al tema de los incendios forestales.

 

 

                                                       

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