DOMINGO DE “RESURRECCIÓN” DE JESÚS MACHÍN

El alcalde más veterano de Lanzarote, Jesús Machín, que preside la corporación de Tinajo desde hace más de 20 años, vivió la semana pasada su particular semana de crucifixión al sufrir un accidente con su vehículo el pasado martes y dar positivo en el control de alcoholemia. A Suso, más que las magalladuras y el ego herido de piloto experimentado, lo que más le preocupaba era la incidencia que “un error que no se volverá a repetir” pudiera tener en su vida política.

No sería el primero ni el último al que un error así lo deja fuera de juego. Recordamos, sin ir más lejos, un joven concejal de Teguise que fue presionado para renunciar a su acta de concejal en la oposición por hechos parecidos ocurridos en el mismo municipio de Tinajo. Aunque tampoco olvidamos casos de positivos en controles de alcoholemia de destacados miembros de CC que se mantuvieron escondidos para salvar el pellejo del dopado político. Es cierto que no tuvieron accidentes que imputarle sino que dieron positivo en un control de alcoholemia. Pero, claro, lo penalizado no es tener un accidente sino conducir después de haber bebido.

Después de tres días de rumores y memes circulando por redes a más velocidad que Suso en sus mejores momentos en los rallyes, el alcalde ofició su misa del perdón ante la ciudadanía y la Permanente de CC, que le dio su apoyo. Jesús, para no dejar nada atrás en esta su santa semana puso su cargo a disposición del comité local de CC en Tinajo, de la que recibió, como todo esperaban, su unánime apoyo ayer , domingo, con el firme propósito de volver hoy, lunes, a la normalidad, dejando enterrado “el error” mientras él resucitaba.

 Está claro que Jesús Machín en ninguno de estos movimientos internos corrió el más mínimo riesgo de perder su alcaldía. Que todo ha sido una puesta en escena con el único fin de acortar los plazos del juicio sumarísimo público y no dejar en manos de sus rivales una escopeta cargada que ellos pudieran disparar en cualquier momento. Pero como mínimo hay que reconocerle su capacidad de anticipación, que ha dado la cara, y que acepta con humildad su pecado, aunque se pueda entender que lo hace para no perder, de mala manera, en la cuneta lo que ganó en buena lid en las urnas.