Lázaro, “un belén hecho con el corazón”
- Juan Cruz Sepúlveda
Lázaro Martín Bermúdez nace y vive junto al Bien de Interés Cultural de la Candelaria, Tías.
Toda una vida apegado a dicha iglesia, su padre era sorchante que ayudaba y cantaba en las misas de celebración y de difuntos, acompañado del armonio y, su madre, era la cuidadora de llaves de la iglesia. Lázaro creció entre ornamentos litúrgicos, vestimentas de sacerdotes, ropas de monaguillos, campanas, sermones, olor a velas, incienso, sermones, canticos y todos los acontecimientos religiosos que se celebraban cada año. Desde pequeñito, en tiempos del reverendo don José Quintero, se hizo titular de la plaza de monaguillo, siendo testigo de importantes acontecimientos religiosos, con su inseparable amigo y maestro, don Benigno Díaz Mesa, formando un importante “tanden” del cuidado y mantenimiento del templo de la Candelaria. De él, aprendió también a tocar los instrumentos de cuerda.
Don José, el cura, había adquirido una máquina para proyectar cine, y Lázaro, en su etapa juvenil, prestaba sus servicios a la Parroquia y ejercía como operador por los diferentes pueblos donde se proyectaban las películas parroquiales, sin abandonar sus funciones en la iglesia: preparativos de las fiestas patronales de la Candelaria, los viacrucis de La pasión de Jesús en Semana Santa, las novenas de mayo a la Virgen de Fátima y el enramamiento con flores por los pueblos. Participa activamente en los actos del Centenario de la Parroquia, en el mantenimiento de la iglesia en temas de carpintería, barnizados, pinturas, tronos y, posteriormente, en los años ochenta, colaboró junto a Benigno, en el seguimiento de las obras que se acometen sobre la primera plaza de la iglesia.
Diciembre es un mes señalado para Lázaro, fecha de su nacimiento (17 de diciembre) y día de San Lázaro. La Navidad en La Candelaria le apasiona, la vive y le entretiene a Lázaro. Integrante del Rancho de Pascua desde su niñez, comenzó tocando el pandero, luego el requinto, tocaba en la Misa del Gallo por Año Nuevo y Reyes. Primero solo podían actuar en la puerta de la iglesia hasta que don José les permitía entrar en el “besapié”. De niño ayudaba a realizar el Portal de Belén desde un mes antes de la Navidad, con don Bernardo Arroyo, oficial del juzgado de paz, le ayudaba a traer las piedras (apenas tendría unos cinco años) y desde entonces disfruta haciendo el Portal, año tras año, y es que Lázaro, también, fue carpintero igual que San José. Realiza el Belén de forma autodidacta, el pesebre, las figuras, la tahona, la noria, la era y la trilla. Les habla y les da vida a las figuras y, llegando estas fechas, como dicen en su casa: LÁZARO YA NO ESTÁ, SE MUDÓ PARA LA IGLESIA DE LA CANDELARIA, VIVE EN EL CORAZÓN DEL PORTAL.