Cuando el baño es la antesala de la cocina
Noto que me estoy haciendo mayor en que, ahora, cuando voy a un restaurante, lo primero que visito es el baño. Hasta hace poco, la urgencia era acomodarme en la mejor mesa, pedir mi vino predilecto y disfrutar de la comida y de la sobremesa. A medida que iban las botellas vaciándose, tanto las de vino como las de agua, me empezaba a interesar por descubrir cuál de los machangos pintados en las puertas de los retretes correspondía a los usuarios machos o a las usuarias hembras. Iba, meaba y me volvía a la mesa, después de enjabonarme las manos, sin fijarme mucho en los detalles. Había algunas veces que entraba al baño, de un restaurante de los calificados como bueno, y el suelo parecía sacado del barranco del Poyo en los peores momentos de la inundación valenciana. Ni tenía papel higiénico ni el anterior usuario se percató de que el que la hace la paga tirando por la cadena.
- Escrito por MANUEL GARCÍA DÉNIZ