A cañonazos contra el nuevo viejo alcalde
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
El PP de Tías está enrabietado. Y con razón. Ganaron las elecciones y están en la oposición. Su partido firma un pacto en el Cabildo y en el Ayuntamiento de Arrecife y les deja fuera a ellos que tuvieron, con diferencia, los mejores resultados de todo el PP insular. Y, lo peor de todo, estaban en el gobierno municipal desde hacía ocho años y pasaron a la oposición dejándoles a “los intrusos” del tripartito, formado por el PSOE, Podemos y LAVA, un montón de obras adjudicadas, que ellos no pudieron ejecutar por retrasos en los procedimientos, que tienen a estos asfaltando medio municipio sin haber hecho absolutamente nada para ello. Y, lo peor de lo peor, Pancho se ve sustituido en la Alcaldía por el mismo Pepe Juan Cruz que derribó en 2011 y mantuvo ocho años en la diáspora política, fuera del municipio. La concatenación de todos estos elementos es más amarga que una tortilla de hieles.
El PP de Tías está enrabietado y dividido y extraviado dentro de la organización de Casado por haber perdido contacto con la cabeza del partido insular. O sea, con Astrid Pérez, que ven demasiado feliz abrazada un día sí y otro también con la socialista Dolores Corujo, la jefa de filas del “repugnante” que les echa en cara, ahora, la herencia recibida, cuando dejó el ayuntamiento hecho un erial después de 16 años de gobierno. Como si ellos no tuvieran ya bastante con ver como al “pobre” Pancho Hernández le han puesto de consejero no electo, o sea, a la altura de “la Somos que fue” Paula Corujo, que después de presentarse a presidir el Cabildo y no salir ni de consejera le dan ese mismo regalo para pagarle a ella y a Borja Rubio favores en el Ayuntamiento de Arrecife. ¿Quizás también por “el favor” de dejar la Alcaldía de Tías en manos del PSOE?
Está claro que todo no es culpa de los demás. Alguna culpa tendrán ellos también. El hecho de jugárselo todo a sacar mayoría absoluta, después de estar ocho años en el gobierno municipal en minoría, en plena ola socialista, y con su arsenal de inversiones que no llegaba a tiempo de venderlas en campaña electoral era demasiado arriesgado. Sacaron más de dos mil votos, casi los mismos que en las anteriores elecciones y todo hacía presagiar que, con esos números, en un escenario parecido a 2015, y con la subida de 17 a 21 concejales en el Ayuntamiento, todo era posible, más todavía si se contaba con Amado Vizcaíno como apoyo incondicional. Pero la concentración del voto contrario en las filas socialistas, beneficiadas con la ola Sánchez, el rechazo a Vox, la fragmentación de la derecha y el trabajo hecho por Pepe Juan engatusando a todo aquel que pudo y más, hacía necesario tirar por uno de los dos concejales que quedaban libres. Con el de Podemos no había nada que hacer y con el de LAVA, si no hubiese sido Mame Fernández, se hubiese podido arreglar la cosa.
Visto desde la perspectiva de LAVA, un pacto con CC y PP parecía lo más lógico, especialmente con las reservas que tenía la líder de este nuevo partido con el comportamiento de los socialistas en el proceso que la dejó fuera de la cita electoral. Y me consta que se le hizo saber a Mame, pero él y Segundo Rodríguez prefirieron hacer lo que les dio la gana. Como siempre, y por eso han estado rulando de un partido a otro, elecciones tras elecciones. Aunque, conociendo la experiencia del PP y Mame en estos cuatro años pasados, que, por despecho, por haberle dejado fuera del gobierno se había lanzado a criticar de forma feroz, muchas veces de forma populistas y otras de forma mentirosa, las actuaciones del PP que, ahora en el gobierno, es incapaz de revertir, porque él mismo sabe que no se pueden hacer o no se deben de hacer.
También es cierto que el PP gestionó muy mal la variable Mame Fernández, todavía peor si se ve su permanente necesidad de buscar aliados para poder gobernar. Confiaron en que acabarían con él, dejándole sin poder, y realmente cayó de forma espectacular sacando casi la mitad de los votos que tenía. Pero fue peor el remedio que la enfermedad. Los que perdió Mame se los sumó, de nuevo, Pepe Juan y se les acercó de muy mala manera, lo suficiente para que con Mame y el apoyo del podemita Nicolás Saavedra le quitaran el poder local. No se gestionó bien esa relación y fue necesaria. Y, encima, Mame apostó por darse el gustazo de ponerlos en la calle en lugar de mirar para el futuro y su partido. También es comprensible cuando se intercambian insultos y malas caras durante años.
En esa realidad, el PP de Tías, superados los 100 días de rigor, que en este municipio sobraban porque el alcalde tiene más experiencia que ninguno después de estar durante 24 años consecutivos en el gobierno, y 16 de alcalde, ha empezado a disparar con balas de verdad. Y en el caso de las obras que se están haciendo en la Avenida lo hace a cañonazos. El PP alerta del “posible incumplimiento” del pliego de condiciones de la obra de reposición del pavimento de un tramo de la Avenida de Las Playas. Denuncian que se podría estar colocando la solera directamente sobre el pavimento antiguo por lo que "el riesgo de rotura es muy alto". Temen que el Gobierno municipal “no esté haciendo seguimiento de la ejecución de la obra”. Además, el hecho de que se eche encima, en lugar de retirar el pavimento anterior significa que se están ahorrando trabajo y material sin posiblemente reducir la factura de la adjudicación. Con lo que ya sería escandaloso.
El alcalde socialista podría caer en el error de que todo sigue igual que cuando el PP le echó del Ayuntamiento, cuando hacía y deshacía sin que la oposición conociera los procedimientos ni tuviera experiencia para indagar. Ahora la cosa es muy distinta. No solo porque los procedimientos se han hecho más rigurosos y las penas más duras para “los despistes” sino porque en esas obras los pliegos y adjudicaciones no es que los conozcan en la oposición, es que los hicieron ellos mismos. Así que, como no vaya con mucho cuidado, la vuelta al Ayuntamiento le va servir a Pepe Juan para pagar “la deuda que tenía con Tías”, según él mismo decía en campaña electoral, pero, si se descuida, el pago puede ser en especie, con horitas al sol (o a la sombra) por aquellos andurriales de Tahíche. Por el momento, ya está viendo cómo le ha salido la vuelta al ruedo a su “amigo del alma”, el de las cinco viviendas mirando al Varadero, que nada más llegar se tropezó con su pasado de excesos y discrecionalidades. El tiempo dirá. Por el momento, el PP de Tías tiene claro que si no le tocó nada del botín del pacto, tampoco va a firmar un “alto el fuego” por el mismo.