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Si volvemos a los centros, ha de ser con garantías

                    

 Empezamos una semana en la que se celebrarán reuniones importantes y tardías sobre el curso escolar 2020-2021. En ellas intervendrán miembros del Gobierno central y de los gobiernos de las comunidades autónomas.

Todos deseamos que sean fructíferas estas sesiones, que se llegue a acuerdos sólidos y que vayan todos en la misma dirección por la seguridad de los miembros de la comunidad educativa de toda España.

Debe quedar claro, entre otras cuestiones, que ni los equipos directivos ni el resto de los docentes son sanitarios porque, si nos fijamos en el Protocolo de prevención y organización para el desarrollo de la actividad educativa presencial en los centros educativos no universitarios de Canarias (retórica vacía), nos da la impresión de que la Administración delega la responsabilidad de la crisis sanitaria en el profesorado de los centros, circunstancia que genera una gran inquietud en el mismo. Es una dejación de funciones alarmante. Esto es un auténtico disparate. Necesitamos en los centros de enseñanza más docentes, material y personal sanitarios.

Por otro lado, debería abordarse y decidirse en estas reuniones la disminución de la ratio en las aulas. Para garantizar la seguridad, el número de alumnos no debería llegar a 25 y siempre manteniendo la distancia de 1,5 m. mínimo. Podría darse el caso de que el número tuviera que ser inferior aún, si el aula es de reducidas dimensiones y no se puede garantizar la distancia física.

Si la Administración se empeña en empezar el curso sin la reducción de la ratio en las aulas, con grupos de 25, 30, 35 o más alumnos, estas pueden llegar a convertirse en auténticas 'bombas víricas'. La situación podría provocar contagios, aislamientos, cuarentenas y cierre de centros. No olvidemos la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que ampara a cualquier trabajador sea o no docente y que se tiene que respetar siempre, ahora más que nunca.

Si en marzo se podían buscar atenuantes, a estas alturas no cabe atenuante alguna ante el escenario en que nos encontramos, máxime cuando no se ha actuado diligentemente por parte de las Administraciones. Ahora vienen las prisas, en vísperas del comienzo del curso y las prisas son malas consejeras.

 

                                                   

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