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Injerencia versus irresponsabilidad

El Cabildo de Lanzarote dedicaba estos días una nota de prensa a Coalición Canaria, acusando a la organización política a la que pertenezco de “injerencia en las decisiones de la Mesa Insular”. Con esas acusaciones y esa forma de salir a la opinión pública, la presidenta insular y secretaria general del PSOE  ha dejado muy claro que en dicha Mesa (que, por cierto, no es ningún órgano institucional) no caben ideas ni sugerencias que no cuenten con el consentimiento y el beneplácito de Mª Dolores Corujo; y menos aún si las propuestas vienen de CC. Da igual que nuestras iniciativas vayan dirigidas a mejorar la situación, la cuestión es, simplemente, que a ella no le agrada absolutamente nada que tenga que ver con Coalición Canaria.

Triste, muy triste… Una postura lamentable, en un momento en el que hay que tener altura de miras para poder ver más allá de las siglas políticas y pensar en aunar esfuerzos para ayudar a sacar a Lanzarote y La Graciosa del pozo en el que están inmersas.

Reconozco que cuando vi anunciada por parte del Cabildo de Lanzarote  la propuesta de creación de la  “Mesa Insular” al inicio de la pandemia, me pareció una buena idea, en el contexto de la situación, la iniciativa de que todas las instituciones de la isla trabajaran en equipo, sin importar el color político. Me hizo albergar la esperanza de que quizás podríamos dejar atrás muchas cuestiones personalistas que siempre han sobrevolado la política de Lanzarote.

A mí no me importa ni me cuesta reconocer una buena propuesta sea del partido que sea, mientras aporte soluciones o mejoras para la isla. Esto que digo puede sonar a frase trillada pero siempre me he planteado la política desde el compromiso, el diálogo y el consenso.

Sin embargo, con el paso del tiempo me di cuenta de que la Mesa Insular perdió su espíritu de equipo apartidista desde el momento en que desde el punto de vista sanitario se fueron complicando las cosas y se fueron planteando diferentes cuestiones que complicaban la unanimidad inquebrantable que mostraron sus componentes en un primer momento.

La situación de la Covid-19, que creíamos que iba a ser algo pasajero, se ha alargado en el tiempo. En esta nueva realidad tocaba tomar decisiones y adaptar nuestras actividades (culturales, deportivas, de ocio, turísticas, sociales…), es decir, adecuarlas dentro de las medidas sanitarias establecidas por la pandemia.

La hoja de ruta estaba bien definida en las distintas fases; el Gobierno de Canarias publicó las medidas vigentes para la contención de la Covid-19 en función del nivel de alerta en cada isla. Así, todos entendíamos que debíamos ir adaptándonos según el nivel y las restricciones impuestas para esa fase.

Pero no fue así, Lanzarote actúo de forma distinta. Mientras otras islas buscaban, dentro de las posibilidades que les permitía el nivel de alerta, reanudar la actividad cultural y deportiva, aquí, se paralizaba todo dando exactamente igual el nivel de alerta. ¿Quién decidía esto? Todo quedaba relegado a la Mesa Insular y la presidenta del Cabildo, bajo el paraguas del consenso con el municipalismo, justificaba las decisiones.

Eso no podía ser eterno. El primero de los desacuerdos, la gran  prueba de fuego para demostrar que todos en la Mesa Insular miraban hacia el bien común, la tuvimos con los mercados agrícolas. Las desavenencias obligaron a los municipios a buscar soluciones con un respeto exquisito a la norma marcada por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias.

Mientras tanto, la presidenta, una más en una Mesa en la que están todos los alcaldes y alcaldesas de la isla, solo tenía una palabra, “NO”, cerrando los ojos ante las indicaciones marcadas desde Sanidad para no destrozar la economía insular pero velando, por supuesto, por la salud de toda la ciudadanía.

Y es que hay que tener en cuenta que a la presidenta le daba igual que se abrieran o no los mercados; al fin y al cabo, si el ciudadano necesita algo, a quien acude en primera instancia es al Ayuntamiento, no al Cabildo. Eso sí, si ella, presidenta socialista de consenso, dice “NO”, tiene que ser “NO”.

Así, el hecho de que algún municipio tuviera la osadía de abrir los mercados sin contar con el beneplácito presidencial supuso un verdadero tsunami político.

A partir de aquí, con la reapertura de estos puestos agrícolas en Haría y Tinajo, se fracturó la unanimidad de la Mesa Insular porque era y es incomprensible que la idea de gobernar no sea buscar soluciones si no obstruir y paralizar cualquier idea que no tenga la aprobación del Cabildo.

Luego fueron llegando las distintas fases y niveles y las esperanzas de toda la ciudadanía se aferraron a la lógica como a un clavo ardiendo, es decir, solo esperábamos que en Lanzarote se aplicaran escrupulosamente las restricciones que marcan las medidas dictadas por el Gobierno de Canarias para cada nivel.

Pues no, no ha sido así, no se ha actuado de acuerdo con lo que se aplica en el resto de Canarias, aquí hemos sufrido y seguimos sufriendo una restricción particular dictada desde el Cabildo y enfocada en los sectores culturales y deportivos, principalmente.

 El pasado viernes, la presidenta del Cabildo tachó de entrometida a la organización política a la que represento y nos acusó de “intento de injerencia en las decisiones de la Mesa Insular”. La verdad es que aún estoy intentando comprender cómo se puede lanzar tales acusaciones sin despeinarse. Le faltó decir: ¿con qué derecho interfieren en mis asuntos?

A la presidenta se le ha olvidado que esta organización  ha formado parte de la evolución de esta isla, con aciertos y desaciertos, y que  hemos compartido gobierno durante bastante tiempo. También se le olvida que este partido, Coalición Canaria, siempre estará presente en cualquier cuestión, decisión o propuesta que afecte esta isla. Se le olvida a la presidenta que en el sistema político democrático, los partidos políticos podemos y debemos opinar y proponer aunque no estemos en tareas de Gobierno. Y, por último, se le olvida a la presidenta que, aunque no le guste, gobernamos en cuatro de las siete instituciones de la isla y que tenemos representación política en todas ellas. Este es nuestro principal aval para realizar sugerencias y aportaciones para mejorar y enriquecer la isla en cualquiera de sus ámbitos.

Para terminar, solo una anotación, en vez de centrarse en esa supuesta “injerencia” de CC, quizá sería mejor que la presidenta del Cabildo asumiera sus responsabilidades y se preocupara de cómo va a solucionar el asunto de las ayudas (que aún no han llegado) para Pymes y autónomos o el paro más alto de toda Canarias, (que lo tenemos aquí en la isla según los datos del Gobierno de Canarias-OBECAN)… Se le ha debido olvidar también que somos la isla con más ERTES, con mayor número de cierre de empresas, con unos CACT que están en su situación económica más crítica (si no llegan turistas, no hay ingresos)…

En el tema de la inmigración, a día de hoy no ha alzado la voz ni con el Gobierno de Canarias ni con Madrid. Tenemos una presidenta  sumisa que no reclama al Gobierno del Estado, pero que sí  ataca sin contemplación utilizando toda su maquinaria propagandística contra quienes intentamos aportar y sugerir por el bien común de esta isla.

¿En serio, señora presidenta?, ¿seguimos hablando de lo que usted considera intento de injerencia de CC o prefiere reconocer de una vez su incapacidad para llevar las riendas de esta crisis?

Por cierto, que lo me transmiten el alcalde de Teguise, la alcaldesa de Haría y el representante de Tinajo, sobre lo que verdaderamente se decidió en la reunión de la Mesa Insular del viernes, difiere mucho del contenido de la nota de prensa que usted nos dedicó con tanto cariño. CC simplemente lanzó una propuesta para que se abrieran las al público las instalaciones deportivas de acuerdo con las restricciones establecidas por Sanidad para la fase 2, pero como usted todo lo que viene de CC se lo toma como un ataque personal ha acabado perjudicando a toda la isla.

Viendo cómo están funcionando las cosas en ese órgano no institucional y cómo tergiversan lo que ahí se trata, no le auguro una larga vida a una Mesa Insular, que nació con un objetivo que no se está cumpliendo: el de que todos sus componentes aunaran esfuerzos y realizaran propuestas que ayudaran a solventar los problemas derivados de la crisis de la Covid-19.

Entonces, señora presidenta, ¿nos centramos en las cosas importantes y en los verdaderos problemas de la isla o prefiere seguir desviando la atención?

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