El verdadero desafío
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Estuvo bien el IV desafío Mamerto Cabrera Medina entre Mahamadou Dathiook (Cámara) y Fernando Rodríguez (Pollo de la Montaña), el pasado jueves, día 28 de julio, en el terrero Emilio Machín de León, en la conocida “nave de Uga”. Estuvo bien porque los luchadores fueron a derribarse, aunque quedó un poco descafeinado por la superioridad de Mahamadou, que venció a Fernando con tres luchas a su favor y una separada. No hizo falta llegar a la quinta. Es verdad que muchos esperábamos un desafío más electrizante, más igualado, a tenor de la buena campaña que ha hecho el Pollo de la Montaña en esta temporada en su club El Saladar, de Fuerteventura, que le ha llevado a subir de puntal C a puntal B. Pero el superdotado Mahamadou impuso sus galones de puntal A y el luchador del Tegueste se defendió bien de las acometidas de Fernando, ya fueran burras o levantadas, y atacó con éxito, con mucha más facilidad de la que podría esperarse. Nada que objetar a estos dos grandes luchadores, bregaron con honestidad y ganó el que demostró más eficacia.
En cambio, la organización del evento sí que me despierta ciertas dudas. Sobre todo si tenemos en cuenta la oportunidad que significa que haya una empresa de las características de Cabrera Medida detrás y que sea su creador y patriarca quién le dé nombre. Me parece bien que se oferte como plato fuerte de una final como la Superpoca, colofón de la temporada y donde se miden los dos equipos más destacados de las competiciones insulares, pero creo que hay que hacerlo de forma más organizada. En este evento, la descoordinación a la hora de salir en silla fue más que evidente. Llegando a anunciarse la salida al terrero en varias ocasiones de los puntales para luego rectificarse y seguir las agarradas de las sillas de la final. No pasa nada por estos errores, pero sería mucho mejor evitarlos, y darles a los puntales el realce que se merecen.
El desafío es un evento extraordinario, donde la afición lanzaroteña puede ver a dos grandes puntales de Canarias en acción para llevarse un bote importante. Podría ser un gran espectáculo de interés general, no solo un plato gourmet para los entendidos y aficionados habituales. Hubo una buena entrada, en línea con la buena respuesta de público que ha tenido esta temporada, después de dos años sin lucha por la pandemia. Pero el desafío da para más, es una gran oportunidad para convertir el terrero en el centro de la actividad deportiva y de ocio de la isla una vez al año. Una puerta que hay que abrir para que se hable de lucha más allá de los corrillos, pequeños y escasos, de los aficionados habituales.
Cuando se quiere conseguir un resultado, no se puede dejar el mismo al azar. No basta con que alguien pague los gastos, otro alguien venda las entradas y otro más lleve a los luchadores y los ponga a luchar. Hace falta crear unas expectativas y organizar un espectáculo. Despertar la curiosidad de la población en general para que vaya al evento y organizar el mismo como un verdadero espectáculo. Lo que no es posible es que la gran mayoría de la población ni se haya enterado de que se enfrentaban, a cinco luchas, dos de los mejores y más vistosos luchadores de Canarias y que algunos de los que fueron al evento sigan sin saber quiénes eran, que han hecho, ni cómo luchan. Hay mucho margen. Desde mejorar el sonido en los terreros, a dotarlos de medios audiovisuales para que los aficionados puedan ver en pantalla las repeticiones, in situ, las agarradas y las repeticiones. Y, por supuesto, en el caso de los desafíos es esencial contar con un comentarista que ayude a transmitir información de los contendientes y más emoción.
Un evento de estas características, no se lo puede uno encontrar de casualidad al entrar al terrero. O que los que están a tu alrededor te pregunten quiénes son esos luchadores, si van en las mismas sillas de los equipos o cuántas veces van a pegar, entre otras muchas cosas básicas. ¡Y van por el IV desafío! Lo lógico es que durante las semanas anteriores al acto, se presentara a los luchadores, que hablara el uno del otro, que se supieran sus técnicas, que se analizaran las probabilidades de unos y otros y de qué forma se podrían tirar. Exacto, como se hace en otros deportes. Se llama crear expectativas, despertar la curiosidad. Que la población, ya sea más o menos aficionada, empiece a conocer el evento, se vaya familiarizando con la lucha canaria y sienta curiosidad por saber qué puede y qué va a pasar.
Le veo tanta potencialidad a este desafío que me apena que no se aproveche. Es una oportunidad para divulgar la lucha canaria y para convertir el “Desafío Mamerto Cabrera Medina” en una cita deportiva insular de máximo nivel. Solo hace falta que alguien quiera hacerlo. Hay mimbres suficientes para conseguir algo grande. Ese es el verdadero desafío.