“La lucha canaria es un deporte de magos”
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
No sé a qué definición de “mago” del Diccionario Básico de la Lengua Canaria se refería cuando me soltó que “la lucha canaria es un deporte de magos”. Pero no me quedó la menor duda que lo hacía con un tono insultante y provocador para desmerecer a mis héroes y la investigación que estaba llevando a cabo en aquellos años. Por aquella época, el término “mago” me sonaba más a alguien que sacaba las cosas de la chistera que al que las extraía del trabajo de la tierra con el sudor de su frente. Pero en Tenerife sí que era de uso frecuente para referirse a la gente del campo o de los pueblos. Y también para tratar de paleto a todo aquel que te disgustara por algo.
No conocía todavía las cuatro acepciones que recoge el diccionario de canarismos sobre mago. A saber : 1) Persona que vive y trabaja en el campo. 2) Para el habitante de la capital, persona originaria de cualquier pueblo de la isla. 3) Persona tosca, sin educación. Y 4) Persona inculta pero lista. Pero sí me percate desde el primer momento de la intención de aquel enclenque engominado de una urbanización pija de Santa Cruz, con el que coincidí en la facultad, de reducir mi deporte preferido a una manifestación más propia de animales que de personas. Reconozco que mi primera intención, con 20 años recién cumplidos, fue encaderarlo y estamparlo contra la barra del “Fragata”, un sábado noche lagunero, en un ambiente universitario donde reinaba la Dorada de CCC. Pero eso era precisamente lo que intentaba, dejarme en evidencia. Se lo habría puesto muy fácil, aunque tampoco me entristecía mucho verle con su carita de asustado a juego con su camisa a cuadros.
Pero una de las enseñanzas básicas de la lucha canaria es no caer en el amago del rival, porque aprovechará nuestra respuesta precipitada para vencernos con otra técnica muy eficaz ante esa nueva posición. Así que aguanté el amago, por muy provocador que fuera, y pensé en lo mejor. Estaba la opción de hacerme el que no le había oído o lo no le había entendido. Pero opté por jugarle dialécticamente.
_ Sí, claro, es un deporte de la gente del campo. Evidentemente, es un deporte que está en Canarias antes que las ciudades. Me imagino que lo dices porque hasta hace unos años Santa Cruz era conocida como un pueblo grande, o una capital de provincias, frente a la gran ciudad canaria que era Las Palmas de Gran Canaria. Por eso, uno de los mejores equipos de lucha canaria actuales está en Santa Cruz. Y desde tiempos inmemoriales ha sido un referente.
_ ¿Cómo? Lo que te quiero decir es que es un deporte de gente inculta y burda. A qué otra gente le puede interesar tirar a alguien al suelo a base de empujones. Es una rémora de la peor imagen de las islas. Debería estar prohibida. _ Me soltó aquel gallo quíquere, alargando su cuello pero escondiendo la cresta bajo la espesa gomina.
_ Seguro que tienes una mejor idea del karate o del judo.
_ Hombre, el judo y el karate lo practican deportistas, en gimnasios y tienen técnicas para atacar y defender muy específicas. Y son deportes históricos.
_ Llevándonos por tu definición, tú podrías ser un gran luchador.
_ ¡Qué dices, yo, luchador!, _me gritó, hasta el punto que unos chicos que estaban cerca se callaron y nos miraron.
_ Sí, sí, sí, reúnes los valores que le imputas a los luchadores. Eres un soberano ignorante, un puntal de Primera en ignorancia, más burdo que un círculo cuadrado.
_ ¿Cómo?
_ Que no sabes de lucha canaria ni una mierda. Que ninguno de esos luchadores a los que insultas con tus prejuicios de lo rural e histórico te trataría a ti con tanta falta de educación y respeto como lo has hecho tú. En la lucha canaria, ni a gente como tú se tira a empujones. La lucha canaria es una de luchas del mundo más complejas y ricas en técnicas, donde luchadores con mucho menos peso pueden tirar a sus contrarios más fuertes, con simples movimientos aprendidos y ejecutados con la precisión de un reloj suizo.
_ ¡Pero qué estás diciendo!
No sé en qué deporte de los que se practican en Canarias, también en España, están todos esos intelectuales en los años 80 que vivimos. La cultura de los deportistas tiene que ver con la estructura social de la zona en la que los practican. Y te garantizo que los luchadores no son, ni muchos menos, los más tontos de sus pueblos o ciudades. En cambio, si tuviera que apostar pondría mi dinero en la otra balanza. Es cierto que como cientos de miles de canarios, la mayoría no llegan a pisar una universidad por problemas múltiples sociales y económicos, ajenos a la lucha canaria. ¿O es que crees que tienen mayor nivel cultural y de oportunidades los que viven en los barrios de las capitales?
_ Bueno, yo lo que quería decir era que en los ambientes universitarios no hay lucha canaria.
_ Yo lo que te voy a decir es que los luchadores que llegan a la universidad, siguen siendo luchadores, y están orgullosos de serlo. Todos. Y hay casos muy llamativos en Canarias. Aunque sí es cierto que no llegan muchos, pero todo se andará. Y si no llegan, no es porque practican la lucha canaria; ni practican la lucha canaria porque no llegan a la universidad. Detrás de la lucha canaria hay una historia llena de compromisos familiares, apegos vecinales y aprendizajes de respeto y nobleza que su gente lleva como una de sus principales razones de ser y entender Canarias.
El urbanita se pasó la mano por la cabeza y dejó que sus dedos sintieran la reseca gomina. Hizo un gesto raro con la boca, se acercó la Dorada y se ladeó para seguir la conversación de los otros compañeros. Era el momento oportuno para mí de volver al piso que mañana temprano teníamos entrenamiento en el gimnasio de la universidad.
Sinceramente, nadie más me había relacionado magos y lucha canaria en estos cerca de cuarenta años que han pasado desde aquella anécdota. Hasta que hace unos días, en un foro de lucha canaria, alguien dijo que no se tendría que llamar mandador al mandador sino entrenador o director deportivo. Decía algo así como que eso de mandador se le habría ocurrido a algún mago y que habría que acabar con esas cosas. En fin, como para mandarlo a Nueva York para que sepa lo que es una ciudad de verdad y lo que es una bobería de acomplejados.