Dolores versus Oswaldo, blanco o negro
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Las fichas ya están puestas sobre el escenario. Habrá más, pero esas dos son las que marcarán la batalla al Cabildo de Lanzarote. Valdrá un voto de diferencia para que uno u otra sea proclamado/a presidente/a y, después, esperar a los posibles pactos para saber si será una presidencia efímera o se alargará en el tiempo en el mandato 2023-2027. Pongamos que les hablo de María Dolores Corujo Berriel, la actual presidenta y aspirante a renovar por el PSOE, y el candidato de CC, Oswaldo Betancort García, que dejará la Alcaldía de Teguise y Parlamento de Canarias para desarrollar su actividad política únicamente en el Cabildo de Lanzarote.
Por supuesto, habrá otras candidaturas. Incluso una, como la del Partido Popular, encabezada por Jacobo Medina, que todo apunta a que crecerá, empujada por esa ola nacional que parece que viene y por los efectos de una subida en Arrecife también previsible. Y, a eso, hay que sumarle el impacto que puede tener el proyecto de Nueva Canarias, que se ha reforzado, y la resistencia de Podemos ante la división provocada por Lanzarote en Pie y la inactividad y confusión ideológica de los consejeros electos, que se han movido a favor del viento, como una veleta imantada por el PSOE. Está claro que serán estos los mimbres que tendrán que ensamblarse en la “segunda vuelta”, en la de los pactos, pero en la “primera”, la lucha visible será dura y cruenta entre los “CCnacionalistas” y los “Psocialistas”.
La cuestión básica es que los votantes tradicionales del PSOE y CC serán leales a su siglas en su mayor parte y que no serán suficientes para decidir la victoria de uno u otra. Entonces, hay que despertar las filias y fobias. Los candidatos buscaran el apoyo de los que no son suyos pero son enemigos acérrimos del otro. Querrán que les voten no solo los que les quieren a ellos/as sino también quienes tienen una muy mala imagen del otro u otra. En ese sentido, la percepción de que en estos cuatro años apenas se ha hecho nada penalizará a la presidenta, a pesar de que en los últimos meses ha vaciado los bolsillos del Cabildo para entregarles un extra de perritas a las asociaciones de carnaval, deportes, sociales y demás, en un último intento de captar con esos recursos cabildicios una mayor cercanía con ellos. No es que sea nada nuevo en política, pero es que, a veces, se tira del viejo librito para intentar parar la hemorragia de votos en la víspera electoral.
Quien no quiera que gobierne de nuevo el PSOE con Dolores Corujo al frente, sabe que el voto más eficaz para eso es el de CC. Y, lo mismo, al revés. Quien no quiera que CC vuelva a gobernar el Cabildo, en este caso con Oswaldo de presidente, el voto más eficaz es el que acaba en la hucha socialista. Eso es así.
El éxito de una u otro, viendo que las cosas están bastante igualadas, está en ver cuál de los dos es más hábil a la hora de abrirse a la sociedad más allá de sus propias huestes. El PSOE ya ha comenzado una serie de negociaciones externas que pueden darle buenos resultados. Sus visitas a Yaiza y a Haría buscan que los dos partidos locales gobernantes acerquen sus votos a su urna cabildicia o, por lo menos, que no se dejen entretener por los CCnacionalistas. Y, eso, de una u otra manera, parece que lo tienen conseguido. En cambio, Nueva Canarias le ha comido a CC sus expectativas en otros partidos pequeños cuando estaban discutiendo cuál era su candidato de la terna presentada.
La carta definitiva para Oswaldo frente a Dolores estará en lo que sea capaz de transmitir y en el equipo que sea capaz de hacer. En este sentido, la presidenta actual va más pillada porque a ella se le va a mirar lo que ha hecho más que lo que promete y no ha sido precisamente para tirar voladores. Oswaldo tendrá que poner toda la carne en el asador, tendrá que ser capaz de mostrarse como un candidato fiable, sin promesas baldías, y despertar la curiosidad de esos que vienen desencantados de la política elección tras elección. Incluso ese montón de electores que apoyaron a Dolores con toda su ilusión y que hora reculan del proyecto socialista con la misma determinación. No será fácil combatir contra la enorme maquinaria electoral que tiene el PSOE, que tiene el Cabildo, que llega desbordante de poder a la orilla de las urnas, pero no es menos cierto que, ante tanto poder y tan pocas realizaciones, se ha dejado abierta la puerta a la sorpresa. Depende de cada uno. El relato también cuenta.