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Gobernanza de mujer

Miro una fotografía en la que se me ve con 10 años menos y pienso: Cómo he cambiado y cómo ha cambiado el mundo. Incluso, mis propias metas: de gestionar una guardería pasé a ser concejal en Teguise, y ahora doy el paso al frente para aspirar a ser la primera alcaldesa de la historia de Teguise. Mi propia madre, de la que he heredado su hiperactividad y curiosidad, me llegó a decir al enterarse de mis planes: “Niña, por qué no te descongelas en las listas de empleo de la Consejería de Educación y te dedicas a otra cosa más sencillita”.

No crean que no lo pensé, pero seguro que muchas mujeres que se retan a sí mismas me comprenden bien si les digo que soy de esas que cuando se nos mete un propósito en la cabeza, no paramos hasta lograrlo. Por eso, le dije a mi madre, sin cuyo apoyo no podría conciliar familia y política, que precisamente por los valores matriarcales que me ha inculcado, tenía que respetar que quisiera demostrar que no sólo sé administrar un hogar o una empresa, sino que puedo demostrar que la gobernanza de una mujer puede marcar una importante diferencia. ¿Por qué rechazar esa oportunidad?

Les aseguro que tengo tanta confianza en nuestra visión de cómo se debe organizar y priorizar una administración que por eso decidí aumentar la representación de más mujeres en mi lista. Obviamente, soy de las que trabajan en equipo, al margen de cualquier género, pero incluso mis compañeros hombres del partido han valorado positivamente esta decisión.

Ellos mismo reconocen la capacidad de trabajo de las mujeres, porque muchos lo observan a diario en sus propios hogares, al igual que reconocen su capacidad de disociar roles, de escuchar y resolver problemas con una sensibilidad diferente. Ni mejor, ni peor que la de un hombre, simplemente, diferente.

En estos días previos a la campaña, los días son maratonianos, pero cuento con la complicidad de mis dos hijas adolescentes para afrontar lo venidero con optimismo y gratitud. Me siento muy afortunada de la oportunidad que se me brinda, pero también he estado durante 12 años, trabajando intensamente para conocer a fondo la casa consistorial por dentro.

De hecho, yo concibo Teguise, y por ende su ayuntamiento, como un hogar en el que ha llegado el momento, no tanto de ampliarlo, sino de mantenerlo, sacando provecho de sus dotaciones públicas y servicios, o lo que yo llamo la rentabilidad económica y social de lo que gestionamos. Mientras unos hablan de isla saturada, yo aspiro a saturar los centros socioculturales de personas a través de su dinamización. De hecho, estoy dispuesta a descentralizar la agenda cultural, que tiende a desarrollarse en La Villa, para que todos los pagos puedan disfrutar de lo que se produce desde el Ayuntamiento.

Quiero dotar al municipio de espacios de juego para nuestras mascotas, e igualmente hacer de las playas, plazas y parques infantiles verdaderos espacios de encuentro familiar, inclusivos y accesibles. Tengo la sensibilidad, porque lo vivo con mis hijas, de ofrecer a los jóvenes (específicamente de entre 16 a 24 años) oferta de ocio acorde con sus verdaderos intereses y necesidades, y de incluir en mi agenda de trabajo la salud mental juvenil.

Desde mi punto de vista como mujer analizo ciertos problemas (como el transporte interinsular o la escasez de vivienda) desde la conciliación laboral-familiar o desde el prisma de la calidad de vida. Me interesa que mis vecinos sean administrados felices y copartícipes. En definitiva, no quiero tener un trato diferencial por ser mujer, pero sí tengo una visión estudiada, reflexiva y diferente de la política en femenino que ya se practica con éxito en otros lugares y quiero demostrárselo.

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