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Ni Pepe ni Kiko

Nos esperan batallas electorales reñidas (XIII)

 

Nos conocemos desde pequeños y tenemos ideas parecidas, aunque hayamos buscado referencias políticas en organizaciones distintas. Con solo mirarnos, ya sabemos lo que piensa el otro. Así que no se anduvo con rodeos cuando le pregunté a quién iba a votar en estas elecciones al Ayuntamiento de Tías. “Ni a PP ni a Kiko”, dijo alto y claro. Y se calló. No dijo nada más, pero le miré a los ojos y él se percató, sin necesidad de decirle nada, que mi intención era la misma.

No voy a colaborar, con mi voto, a que Pepe Juan (PSOE) esté un día más como alcalde de Tías, el pueblo que me vio nacer, crecer y apoyar a que  mi amigo desde la infancia fuera alcalde cuando ni él se creía que podría serlo por un solo día. ¡Pero ni un día más! José Juan Cruz Saavedra tuvo 8 años buenos de alcalde, sus ocho primeros, mientras creía que sin su equipo y sin su partido era imposible ser un buen alcalde. Fueron los 8 primeros, los de 1995 a 2003, cuando, precisamente por eso, en las elecciones de 1999 consiguió sacar el 72% de los votos y meter 13 de los 17 concejales en el salón de plenos de aquella época. Pero todo se viró en los 8 siguientes años y perdió, primero, la mayoría absoluta en 2007 y fue puesto de patitas en la calle en 2011, cuando ganan las elecciones los populares con Pancho Hernández a la cabeza y se mantienen ahí hasta el 2019. Lo sorprendente es que José Juan cruz estuviera boicoteando cualquier renovación del partido en Tías, poniéndole  la “pata encima” a su propio hermano cuando ejercía de secretario local para volver a presentarse él en Tías. Y volvió y no ganó, pero gobernó. Y ha dejado su peor huella de 20 años de alcalde. Nadie duda de que si Pepe Juan hubiese dejado la política en 2003, hubiera sido recordado como uno de los mejores alcaldes de Tías. Ahora, tampoco nadie duda que está más perdido que un pulpo en un garaje. Que su gestión es ninguna, y que su única intención es permanecer en el Ayuntamiento de Tías, para preservar un status que sólo le satisface a él y  su panda de amigos y que actúa como una especie de tapón de la renovación del PSOE, el gran partido del municipio en esta época democrática. De Pepe no se puede esperar nada ya. Como tampoco se puede esperar nada de un PP liderado por Kiko.

Francisco Javier Aparicio, Kiko, es un hombre experimentado, con veinte años de concejal, con experiencia en el gobierno y en la oposición, con experiencia de consejero del Cabildo, en el gobierno y en la oposición. Pero, en cambio, no tiene la madurez necesaria personal para liderar un proyecto como el que necesita Tías para remontar el vuelo y ejercer el liderazgo que se merece el municipio por su potencial económico y social. No transmite confianza, habla sin escuchar, es más frio que un tempano de hielo y no tiene solidez como para orientar al grupo humano que lleva en la lista a un buen propósito. No es creíble. Y miente políticamente más que habla, siempre en beneficio propio y con el propósito de conseguir su objetivo personal, poniéndolo por encima del colectivo y público. Con esa mentalidad, no puede ser alcalde. Y, por supuesto, no debe estar ni un día.

En el PP de Tías, muchos y muchas están esperando  a ver qué pasa en las elecciones para manifestarse. Lo mismo pasa en el PSOE, que ha ido perdiendo afiliados y entusiasmo en estos años con la vuelta de Pepe Juan. En ambos casos, si no son alcaldes, se someterán a un sumarísimo juicio en sus filas y todo apunta a que serán apartados, dando una opción a la renovación y rehabilitación de los dos principales partidos del municipio. Solo por eso ya valdría la pena que fuera un tercero o tercera el que o la que ocupara el sillón de la Alcaldía. Todo apunta a que ni uno ni otro sacaran la mayoría absoluta. Incluso, podría pasar que ambos se quedaran más lejos de ella que ahora. En ese caso, los posibles socios serían los que podrían exigir que no sean alcaldes, que el partido elegido les obligue a abandonar o proponerse ellos para que llegara un nuevo alcalde al Ayuntamiento. Será cosa de que Amado Vízcaíno (CC), Nicolás Saavedra (Podemos) y Arminda Barreto (NC) (Jemy Robayna, de San Borondón, y Nelson Pérez, de Vox, lo tienen más difícil para entrar)  en caso de llegar, los cinco partidos restantes que aspiran a tener representación en la corporación municipal, se planten y exijan que haya otra cosa más ilusionante en el Ayuntamiento.

A la larga, tanto el PSOE como el PP, sus afiliados y seguidores de bien, serían los más beneficiados con el cambio. Podrían trabajar a gusto para que sus partidos volvieran a ser lo que les llevó a militar en ellos.

Mi amigo asiente convencido cuando acabo de explicárselo. Él siempre ha estado más cerca del PP que del PSOE. Pero hace la misma lectura, entiende la necesidad y cree, como yo, que si no Tías está condenada a pasar otros cuatro años más en la cola de Lanzarote, perdida entre proyectos sin futuro y promesas mentirosas.

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