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De las montañas de Medellín a los volcanes de Lanzarote

 

 

“Es muy Bonito, es muy distinto”, es la impresión que se lleva de la Feria del Libro de Lanzarote, celebrada en el pueblo de Yaiza, el reconocido escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, autor de ‘El olvido que seremos’, novela llevada al cine por el director español Fernando Trueba.  Feria, para entendernos, porque el nombre oficial es ‘Fiera del Libro’.

Me lo dice Abad, nacido en la ciudad de Medellín, en una breve entrevista dando tanto valor a la cercanía con Lanzarote, que ahora conoce porque hasta su visita de esta semana, la Isla solo era la referencia del lugar donde vivió Saramago, como la cercanía con los lectores en un ambiente mucho más apacible y acogedor, fuera de enormes recintos de encuentros literarios en grandes capitales de Latinoamérica o Europa. La feria insular estuvo en la Plaza de Los Remedios de Yaiza y la contigua Casa de la Cultura, un entorno protegido por su valor arquitectónico y patrimonial.

Esa conexión especial con Lanzarote también me la han descrito familiares y amigos que han venido a la Isla de los Volcanes. A Héctor Abad le parece un lugar “fuera del mundo, que uno no sabe si es África o Europa o Atlántico o Caribe o qué”, en cualquier caso, para él ha sido muy placentero encontrarse lectores suyos de Lanzarote, gente de otras regiones de España y colombianos radicados aquí: “es como un milagro que uno no se imagina, maravilloso”. Y lo dice un declarado ateo que, por supuesto, no cree en milagros.

Después de la charla de presentación de su novela vital, pero vital de verdad, ‘Salvo mi corazón, todo está bien’, bromeaba con una amiga de Lanzarote, también presente en la feria, diciéndole que tenía cuatro afinidades con el escritor colombiano: problemas del corazón, afición por nadar, atea y de izquierda. Y va y se lo cuenta al autor en la firma de libros, y Abad y todos descojonaos de risa.

Escribió ‘Salvo mi corazón, todo está bien’ en parte para complacer a su madre, muy creyente, porque narra la historia de un cura “bueno” que espera por un trasplante de corazón y mientras aparece un donante se ve envuelto en una historia entrañable y familiar: “no hemos inventado otra forma de criar hijos que la familia”. Admite que le costó escribir sobre un cura y bueno, y por otra parte, la novela  es además un reflejo de su dolencia del corazón.

Sostiene que fue una apuesta arriesgada, incluso,  se pensó mucho si ilustraba o no la portada del libro con un corazón “porque el corazón está muy desprestigiado”. Haciendo gala de su fino humor, explicaba que de un soplo en el corazón y angina de pecho, los médicos luego le informaron sobre su estenosis aórtica, “grave asunto cuando ya hay palabras raras de por medio, esas procedentes del griego o el latín que es como si te describieran el camino al sepulcro”.

Abad Faciolince superó bien la cirugía y piensa seguir muy activo siempre que el corazón bombeé sangre rica en oxígeno al cerebro “para poder volver a escribir otras cosas”. La Fiera del Libro finalizó con un alto grado de satisfacción por la variedad de títulos, la visibilidad de sellos editoriales alternativos, libreros y la visita de escritores de prestigio internacional como Héctor Abad, que disfrutó como un chico dialogando con la gente de Lanzarote y firmando libros.

Estamos hablando de uno de los narradores más importantes del siglo veinte de Colombia y Latinoamérica, que escribe, traduce libros, dicta conferencias por el mundo y que tuvimos el lujo de tenerlo en Yaiza como un ciudadano de a pie, como lo siente y transmite.

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