NO SOY MITÓMAMO ... Pero sí que mis ídolos son Don Ginés de la Hoz y Juan de Dios Román
- Lorenzo Lemaur Santana
Después de la familia, tus primeros referentes están necesariamente en la Escuela. Así, de mis maestros guardo un entrañable recuerdo de don Juan Toledo. Ya en el instituto, de mis profesores de don Jesús María Godoy, "mal rayo parta al diablo", de don Jaime Morales, de Enrique Pérez Parrilla y de don Rafael Sastre, que aunque no me dio clases era el director del Instituto.
Después de la Escuela, mi siguiente referente lo tuve en el balonmano, en el icónico y carismático Leoncio Castellano, imprescindible baluarte del balonmano en Canarias y mi profesor en el curso de entrenador provincial.
Luego, cuando ya salí de Canarias, concretamente en 1982 a Madrid a hacer el curso de entrenador nacional, conocí a quien ha sido uno de mis dos únicos ídolos: Juan de Dios Román, de quien tengo el regocijo de saber que me consideraba su amigo. Junto a él, en mi formación como entrenador, mis grandes e imprescindibles profesores y referentes fueron Domingo Bárcenas, Carlos Álvarez del Villar y Fernando Vizcaíno, cada uno en su disciplina. También tuve la gran suerte recibir enseñanzas de dos grandísimos entrenadores como Branislav Pokrajac y Claude Onesta. Además de ellos, he tenido el gusto y honor de codearme con cinco grandes maestros del balonmano como César Argilés, Manolo Cadenas, Manolo Laguna, Valero Rivera y el buen amigo Juan Oliver.
Mi ídolo en la política y en la vida social es don Ginés de la Hoz Gil, el gran alcalde de Arrecife en 1960 y 1970 de quien a muerte en 1972 Agustín de la Hoz llamó "el Alcalde de Arrecife, eficaz y bueno, ya incorporado con letras de oro al cuadro de honor de los mejores hijos de Lanzarote"; mérito este que ni el Ayuntamiento de Arrecife ni el Cabildo de Lanzarote han tenido la generosidad de reconocerle. Después de Don Ginés, el gran servidor público de Lanzarote fue el senador Rafael Stinga, a quien tuve la ocasión de saludar con motivo de un acto en la Sociedad Torrelavega con el entonces ministro de Cultura.
Respecto a mi paso por la política insular, mi mentor y maestro fue Nicolás de Páiz, con quien tuve el privilegio de gobernar cuatro años en el Cabildo. También fue para mí un honor y un gusto gobernar en el Cabildo y compartir corporación en Arrecife con Enrique Pérez Parrilla. Dicho esto admiro también el talante, la dedicación y la valentía de María Isabel Déniz durante sus siete años de alcaldesa de Arrecife. Me parece que fue cruel y injusta la campaña que desde distintos frentes le hicieron para cargársela por indomable.
Sin abandonar la política, siempre ha tenido un especial respeto por Jerónimo Saavedra y por Fernando Fernández, de quien me considero amigo. También en política, sin salir de Canarias, creo haber conocido y tenido el suficiente trato con José Manuel Soria como para considerarlo un auténtico líder e importante referente político, que tuvo un injusto final. En el ámbito de la política deportiva, Manuel Navarro Valdivielso ha sido para mí el gran director general de deportes de Canarias.
De la vida empresarial de Lanzarote tengo en gran estima a Juan Francisco Rosa, de quien considero que ha realizado una muy importante aportación para Lanzarote. También, aunque no les conocí, considero que han sido dos lanzaroteños dignos de admiración Juan Rosa y Mamerto Cabrera.
De las personas de a pie que he conocido y tratado le tengo una especial admiración y respeto al maestro Manuel Cañado Gómez, a quien conocí de profesor en el colegio Benito Méndez, luego promotor y fundador del Colegio Internacional de Lanzarote, hoy colegio Arenas. Él me llevó al Colegio Internacional de profesor de educación física cuando lo creó en el curso 1986/87. También siento el regocijo de haber sido amigo de Mundo de la Hoz. Del mismo modo, he sentido siempre una especial consideración por Francisco Fajardo, taxista y concejal del Ayuntamiento de Arrecife en los últimos años de la etapa predemocrática. Con él compartí tareas vecinales en la Asociación de Vecinos Santa Coloma a finales de los años 70.
De personajes contemporáneos de la esfera nacional e internacional reconozco que me generan una especial atracción Adolfo Suárez, para mi gran referente de la política española, y el Ché Guevara, icono de mis años de juventud. Ello a pesar de que conocida su biografía no comparto sus hechos, si bien si su talante y su perfil revolucionario.