Yo lo tengo más grande (el cartel, ¿o que se pensaban?)
- Ester Gómez Brodsky, candidata al Cabildo de Lanzarote por Drago Verdes Canarias
Como cualquier vecina, no solo de Arrecife, sino de la Isla, me gustaría recordar que esta es Reserva de la Biosfera, al ver cómo en la capital, de un momento a otro, como si fueran hongos, aparecen los carteles anunciadores de los distintos partidos políticos y sus candidatos a lo largo y ancho de nuestros paisajes. Bueno, lo que antes era paisaje, ya que de un día para otro los citados carteles no nos dejan vislumbrar ni el mar que nos envuelve.
Vemos como cada cuatro años florecen estas especies autóctonas, casi en su mayoría pretendiendo atraer a los vecinos como si fueran insectos hechizados por la explosión de colores.
Ante esta explosión me muevo entre la impresión y el susto. Impresión porque a cada esquina me encuentro con un grupo de personas uniformadas de forma velada, que me sonríen insistentemente a las que a veces, distraída, les devuelvo inconscientemente la sonrisa sin pararme ni siquiera a pensar quienes son ni lo que tratan de venderme, y el susto de no reconocer ni siquiera sus rostros ante tanta sonrisa forzada y photoshop para rectificar justo aquello que los hace humanos, sus rasgos, sus arrugas, sus tonos de piel…
Pero lo que el día 12 comenzó como un acto reivindicativo y anacrónico con la famosa pegada de carteles (mayormente de tamaño A3), se ha convertido en un desmadre de cantidades y tamaños, con el colofón del pantallazo que ha montado Coalición Canaria junto a la parte trasera del Cabildo de Lanzarote, con un doble contenedor y la cara de su candidato al Cabildo en su lado mayor y en el lateral el del Ayuntamiento capitalino… o sea, EL MÍO ES MÁS GRANDE.
A todo esto me surgen dos reflexiones: la primera es si los retirarán el día 29 con la misma rapidez con la que los han colocado, para que podamos devolver la mirada al entorno natural; y la segunda, más profunda, es cómo partidos que literalmente empapelan la isla pueden hablar luego de sostenibilidad, de reducir la huella de carbono, de Kilómetro 0, cuando estos mamotretos son plásticos. Cómo, cuando todos en sus programas llevan propuestas de desarrollo sostenible, de promoción del sector primario, cuando dicen que quieren preservar el medio ambiente…
Sé como política que este tipo de marketing es efectivo pero, ¿a qué precio y con qué coherencia? Los caminos que definimos, defendemos y en los que creemos son menos llanos, pero estamos dispuestas a recorrerlos con el esfuerzo que esto conlleva. Tengo claro cuál es mi respuesta a mis dos reflexiones. ¿Y ustedes?